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jueves, 28 de junio de 2007

EL CAPITÁN TRUENO

En un campamento de los cruzados, frente al último bastión árabe en Palestina…

¿Qué ocurre Guy?

¡El Rey Ricardo Corazón de León quiere dirigirnos la palabra!

¡Soldados y caballeros! Os notifico que nos, Ricardo de Inglaterra, General de la Cruzada, hemos enviado emisarios a este último bastión de Palestina para que concrete su rendición. Mientras esperamos su vuelta, decretamos un torneo amistoso entre nuestros caballeros.

¡Viva Ricardo!

¡Mi rey reta a todo hombre de armas que quiera batirse con él!

¡Siempre proporciona buena diversión!

¡Pronto escudero, mis armas!

Poco tiempo después el coloso británico se enfrenta con su primer adversario, y…

¡Aaah!...

El Capitán Trueno, número 1 – Año 1953

miércoles, 27 de junio de 2007

LOS GITANOS Y LOS FIERROS MÁGICOS

Niños de Las Alpujarras, asombrados, contemplan una sesión de cine en los tiempos de la II República española (Misiones Pedagógicas)
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Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que se padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas, que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. “Las cosas tienen vida propia- pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es cuestión de despertarles el ánima.” José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos que el ingenio de la naturaleza, y aun más allá del milagro y la magia, pensó que era posible servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra. Melquíades, que era un hombre honrado, le previno: “Para eso no sirve.” Pero José Arcadio Buendía no creía en aquel tiempo en la honradez de los gitanos, así que cambió su mulo y una partida de chivos por los dos lingotes imantados. Úrsula Iguarán, su mujer, que contaba con aquellos animales para ensanchar el desmedrado patrimonio doméstico, no consiguió disuadirlo. “Muy pronto ha de sobrarnos oro para empedrar la casa”, replicó su marido. Durante varios meses se empeñó en demostrar el acierto de sus conjeturas. Exploró palmo a palmo la región, inclusive el fondo del río, arrastrando los dos lingotes de hierro y recitando en voz alta el conjuro de Melquíades. Lo único que logró desenterrar fue una armadura del siglo XV con todas sus partes soldadas por un cascote de óxido, cuyo interior tenía la resonancia hueca de un enorme calabazo lleno de piedras. Cuando José Arcadio Buendía y los cuatro hombres de su expedición lograron desarticular la armadura, encontraron dentro un esqueleto calcificado que llevaba colgado en el cuello un relicario de cobre con un rizo de mujer.

En marzo volvieron los gitanos. Esta vez llevaban un catalejo y una lupa del tamaño de un tambor, que exhibieron como el último descubrimiento de los judíos de Amsterdan. Sentaron una gitana en un extremo de la aldea e instalaron el catalejo a la entrada de la carpa. Mediante el pago de cinco reales, la gente se asomaba al catalejo y veía a la gitana al alcance de la mano. “La ciencia ha eliminado las distancias”, pregonaba Melquíades. “Dentro de poco, el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra, sin moverse de su casa.”

Gabriel García Márquez (Cien años de soledad).

martes, 26 de junio de 2007

JARDINES DE EDIMBURGO

Princes Street, Edimburgo
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Edimburgo, la capital de Escocia, se levanta sobre varias montañas volcánicas y es una de las ciudades más bonitas de Escocia. Hay pocas cosas comparables a la majestuosidad del castillo coronando esa gran mole volcánica y los jardines de Princes Street, extendiéndose a sus pies...

Cuesta trabajo pensar que estos cuidados jardines fueran en otro tiempo el Lago del Norte, las cloacas de la ciudad vieja. Los jardines se extienden a lo largo de Princes Street, calle dividida en dos por el Mound, el montón de tierra que se excavó para construir la ciudad nueva...

Lugareños y visitantes disfrutan de los jardines paseando, admirando el famoso Reloj Floral, alimentando a las ardillas o simplemente sentándose a la sombra de un sauce llorón en cualquier banco de madera...

Taylor y McCrossan (Escocia)

domingo, 24 de junio de 2007

EL COSACO VERDE

Aquella mañana de invierno de 18…, cierto jinete llegó a lo alto de un promontorio rocoso…

¡Qué enorme extensión de estepa se divisa desde aquí!

La subida es dura, pero vale la pena… Y hablando de subidas… ¡Mis amigos se han quedado muy atrás!

Volviéndose hacia la ladera por la que ha llegado hasta allí, el joven…

¡Vamos, Karakán! ¡Vamos, Sing-Li! ¡Un esfuerzo más!

Aquellas palabras parecen animar mucho a los otros dos jinetes…

¡Un esfuerzo más…! El Cosaco Velde hablal con loco optimismo de la juventud… ¡Mi yak estal agotado y el caballo de Kalakán no podel seguil!

El Cosaco Verde, número 1 – Año 1960

viernes, 22 de junio de 2007

PEGASOS, LINDOS PEGASOS...

Pegasos, lindos pegasos,
caballitos de madera.
Yo conocí siendo niño,

la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.
En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.
¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!

Antonio Machado

martes, 19 de junio de 2007

SIRVIENTES PARA EL MÁS ALLÁ

Ushebti
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Los egipcios pensaban que el espíritu del hombre, tras la muerte, habría de residir durante un tiempo indeterminado en la denominada Campiña de las Juncias, lugar de purificación en el que reinaba Osiris, antes de poder acceder si eran merecedores de ello al Reino de la Luz de Re.
En los campos de Osiris los espíritus llevaban una vida muy similar a la terrena, si bien impregnados de felicidad y carentes de todo tipo de preocupaciones. Tenían, sin embargo, algo propio de las mentalidades antiguas, que trabajar la tierra, como antes habían hecho en su vida, para producir alimentos de los que habrían de nutrirse los kas de los fallecidos.

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En el deseo de evitar ese trabajo material los hombres llegaron a pensar que gracias a la magia de la palabra se podía conseguir que pequeñas imágenes de sirvientes que se depositaban en las tumbas cobrasen vida y se dedicaran a realizar esas actividades físicas, de modo que el difunto quedase liberado de ellas y pudiese disfrutar de su vida en el Más Allá de manera plácida. Gracias a las cosechas que se producían en los Campos de Osiris los alimentos no faltarían nunca a los espíritus, incluso a aquellos que habían muerto hacía mucho tiempo y cuyas tumbas habían quedado abandonadas. Esa segura provisión de alimentos para los espíritus tenía un importante efecto tranquilizador para los vivos, que tras los acontecimientos del denominado Primer Periodo Intermedio eran conscientes de que en los momentos de revolución y enfrentamiento entre los hombres se había visto como las tumbas eran saqueadas por los alborotadores y las momias habían rodado por los suelos.

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El capítulo 6 del Libro de los Muertos contiene una curiosa fórmula que debe permitir que la representación escultórica de un sirviente (ushebti) cobre vida y pase a ejecutar los trabajos que en otro caso tendría que haber realizado el difunto:
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“Palabras dichas por N. (el difunto): Que diga:

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- “¡Oh ushebti de N.! Si soy llamado, si soy designado para hacer todos los trabajos que se hacen habitualmente en el Más Allá (en la Campiña de las Juncias), (sabe) bien que la carga te será inflingida allí. Como (se debe) alguien a su trabajo, toma tú mi lugar en todo momento para cultivar los campos, para irrigar las riberas y para transportar la arena de Oriente a Occidente”.

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- “Heme aquí” (dirás tu, figurilla).

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- “Iré a donde me mandes, Osiris N. Justificado”.

lunes, 18 de junio de 2007

ANTONIO MACHADO Y EL MAR

Antonio Machado
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El origen remoto de Machado estuvo signado por aguas y delfines; su fin, a la orilla del mar, cerca de unas barcas de pescadores. Y, entre medio, el tiempo que lo torturó. Pero dejemos la palabra a Juan de Mairena; para que valga el símbolo, el tiempo preciso no cuenta: algo así como el retablo folklórico anclado en unos años en que fueron posibles todos los prodigios:

“Otro acontecimiento, también importante, de mi vida es anterior a mi nacimiento. Y fue que unos delfines, equivocando su camino y a favor de la marea, se habían adentrado por el Guadalquivir, llegando hasta Sevilla. De toda la ciudad acudió mucha gente, atraída por el insólito espectáculo, a la orillo del río, damitas y galanes, entre ellos los que fueron mis padres, que allí se vieron por vez primera. Fue una tarde de sol, que yo he creído o he soñado recordar alguna vez”.

Y el mar vuelve a aparecer. Con el ejército republicano en retirada, el 27 de enero de 1939, van unas sombras humanas. Aún dura la de aquella muchachita que se casó en 1873, pero ahora es una pobre mujer huyendo en una ambulancia. Los fugitivos quedan abandonados en la frontera, diluvia, los papeles del hijo se dejan en el vehículo. (“La madre de don Antonio, de ochenta y cinco años, con los cabellos mojados, era una belleza trágica.”) Les dan pan blanco y queso. En un coche puede entrar el poeta enfermo; sobre sus rodillas se acomoda la madre. Los dos van hacia la morada de la eterna quietud; no sobre delfines, sino a través de funcionarios burocráticos. Cerbere. Colliure. Ya era el 28 de enero. Una sola vez salió el poeta de la pensión; viendo las barcas de pescadores, dice a su hermano Pepe: “¡Si pudiera vivir detrás de una de estas ventanas, libre de todas preocupaciones!”. El 19 de febrero empeoró y moría una semana después. Los símbolos vuelven: era un miércoles de ceniza, frente quedaba el mar. La madre, tierra, mar, soledad desde 1893, ya no hacía falta para más desamparos; era la lamparilla que se extinguía cuando falta el aceite. Dos días después, el 25 de febrero, iba en busca del hueco recién abierto para el hijo. Entre aquel jubiloso salto de delfines y este mar gris de febrero había vivido un grandísimo poeta. Eran unos años -¿muchos, pocos?- en los que el tiempo no se detuvo, pero que ahora, al contemplar una obra sin límites, se nos antojan muchísimos, o muy pocos para lo que quisiéramos tener. El último verso del poeta, solo, aislado, reza simplemente: “Estos días azules y este sol de la infancia.” Volvía el tiempo, el gran tema de Machado, pero buscando premoniciones en sus versos -¿cuántas veces se recordó el Autorretrato?-, la mañana del 24 de febrero había sido entrevista y, fatal, se había cumplido.

Manuel Alvar (Prólogo a las Poesías completas de Antonio Machado).
...
Daba el reloj las doce... y eran doce
Golpes de azada en tierra...
...¡Mi hora! –grité- ... El silencio
me respondió: -No temas;
tú no verás caer la última gota
que en la clepsidra tiembla.
Dormirás muchas horas todavía
Sobre la orilla vieja,
y encontrarás una mañana pura
amarrada tu barca a otra ribera.

Antonio Machado (Del camino).

domingo, 17 de junio de 2007

EL HOMBRE EN EL PALEOLÍTICO

Lasca de sílex
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Se suele considerar que la especie humana existe como tal desde hace unos cinco millones de años. Durante todo ese tiempo, y hasta hace tan sólo diez mil años, la forma de sobrevivir dominante era la caza y la recolección. Bandas de individuos, no más de treinta, unidas por lazos de parentesco, deambulaban, posiblemente siguiendo a las manadas de rumiantes, cazando y recolectando frutos y semillas silvestres. En realidad, el sistema no se diferenciaba mucho de la forma de vida de algunas especies de mamíferos depredadores actuales.

El sistema económico de caza y recolección ha seguido vivo en algunas comunidades hasta hace muy poco tiempo. Los habitantes de la Patagonia, en el cono sur americano, utilizaron puntas de flechas de sílex sin pulimentar hasta el siglo pasado. A lo largo de todo el siglo XX se han descubierto poblaciones que desconocían las técnicas agrícolas básicas. Pero, ciertamente, han sido casos excepcionales de grupos que han estado aislados geográficamente durante los últimos diez mil años.

Es posible que desde el principio hubiera una cierta especialización laboral por sexo y por edad, los hombres cazando, las mujeres y los niños recolectando. Puede que alguien más hábil con sus manos, dedique más tiempo que otros a la fabricación de armas o al tratamiento de las pieles. El que la caza y la recolección fueran las actividades económicas dominantes no quiere decir que fueran las únicas. Se han descubierto minas excavadas con instrumentos paleolíticos. La existencia de intercambios comerciales queda demostrada por la presencia de materiales, tales como la obsidiana o conchas marinas en enterramientos a mil o dos mil kilómetros de su origen.

La característica principal de nuestra especie, el cerebro, creció en volumen durante esos cinco millones de años. La capacidad de almacenar y transmitir información parece haber sido necesaria para la supervivencia y el rasgo que se transmitía de generación en generación. Sobrevivían los humanos de mayor cerebro, los que podían organizar grupos para cazar, informar de la existencia de peligros, diseñar estrategias de ataque o defensa. Esa capacidad de comprensión, almacenaje, tratamiento y comunicación de información ha sido el legado que hemos recibido de nuestros antepasados en forma de genes. Esa es, sigue siendo, la base de la organización de nuestra sociedad y de nuestra economía.

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Ripoll López y Muñoz Ibáñez (Economía, sociedad e ideología de los cazadores-recolectores).

LOS LIBROS DE QURTUBA

Capitel de los músicos, Museo de Córdoba
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El califa omeya al-Hakam II fue uno de los monarcas más sabios que jamas hayan reinado en España. Por las fuentes antiguas sabemos que una de sus pasiones se centraba en conseguir libros procedentes de los lugares más insospechados del mundo musulmán. Comprar manuscritos especialmente raros o preciosos era la tarea que sus agentes en El Cairo, Alejandría, Bagdad o Damasco tenían orden de realizar a cualquier precio. Los hombres del califa recorrían el mundo buscando libros que luego al-Hakam atesoraba en su descomunal biblioteca del Alcázar de Córdoba.

Noticias antiguas nos dicen que el catálogo de esa biblioteca, que detallaba solamente el título de los manuscritos, llegó a estar formado por 44 libros de registro que contaban, cada uno, con 50 hojas. Cuatrocientos mil habría sido el número de libros que al-Hakam consiguió acumular en su palacio cordobés, libros que en muchos casos habían sido leídos y anotados de la propia mano del monarca, hombre que supo disfrutar como pocos de los placeres de la lectura. Nos han transmitido sus cronistas que en cierto momento el califa conoció que un sabio del Irak actual, Abu-l-Faradj Isfahani, estaba ultimando un libro en el que recogía información acerca de los poetas y cantores del Islam, el denominado Kitab al-Agani (Libro de las Canciones). Inmediatamente, a través de uno de sus agentes, al-Hakam le hizo llegar 1.000 monedas de oro, con el ruego de que le remitiera el primer ejemplar de esa obra.

Además de su pasión por los libros, el monarca cordobés, durante su reinado, alentó los estudios de las más diversas materias. Fueron años felices en los que los sabios pudieron entregarse con pasión a su trabajo. Las enseñanzas que entonces se impartían en la Mezquita Aljama de Córdoba alcanzaban ahora renombre universal y miles de alumnos seguían los dictados de los grandes maestros. Así, Abu Becr ibn Moawia profundizaba en las tradiciones de Mahoma, en tanto que Abu Alí Khalib enseñaba lengua y poesía árabe e Ibn Alcutia hacía lo propio con la gramática.

viernes, 15 de junio de 2007

LOS LIBROS DE QURTUBA EN LA HOGUERA

Medina Azahara
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Desgraciadamente, a la muerte de al-Hakam II las cosas habrían de cambiar. Al-Mansur b. Abi Amir (el Almanzor de las fuentes cristianas), que detentó el poder de modo dictatorial en al-Andalus en tiempos de Hisham II, hijo y sucesor de al-Hakam II, fue una persona que en los primeros momentos padeció una cierta aversión por parte de los círculos de juristas malikíes. En efecto, estaba considerado un musulmán muy tibio, de ideas demasiado liberales en su juventud.

Para conseguir desarmar a sus adversarios, al-Mansur, hombre de estado donde los haya, tomó una decisión drástica. Hizo traer a los ulemas a su presencia, los llevó a la biblioteca real del Alcázar y les pidió su ayuda para expurgar de ella todos aquellos libros que tratasen de filosofía, astronomía o que, en general, estuvieran incluídos en las denominadas ciencias ilícitas; en suma, todas aquellas materias que resultasen poco gratas ante la mirada inquisitorial de los teólogos malikíes.

Con la ejecución de este acto público, con el que deseaba proclamar su más férrea ortodoxia, al-Mansur, pasaría en el futuro a ser considerado como uno de los adalides de la religión, rodeándose de ulemas y teólogos a los que colmó de favores. Una inmensa hoguera fue alimentada por miles de manuscritos en los que al-Hakam había intentado recopilar los conocimientos de las ciencias pretéritas. Todos aquellos libros que trataban de lógica, astrología y otras disciplinas de los antiguos, excepto los libros de medicina y matemáticas, encontraron su destino final en el fuego redentor de al-Mansur, quien argumentaba que esas ciencias habían sido abandonadas por sus predecesores y vituperadas por el dicho de sus autoridades. Eran libros odiados y quien los leyera era acusado de sospechoso de heterodoxia y herejía.

Acontecimientos como este y otros similares que habrían de producirse en los siglos siguientes, tanto por parte de los propios musulmanes como de los inquisidores católicos, hacen que estimemos acertadas las palabras de Ribera y Tarragó, arabista eminente que en los últimos años del siglo XIX, nos decía que: “En España se ha tenido por muchos siglos como fiesta y regocijo muy popular la quema de manuscritos árabes: pocas naciones del mundo habrán disfrutado tantas veces de ese placer, en que se han emulado todos, musulmanes y cristianos; pero no se crea que ha sido por desdeñar la ciencia o por odio a la instrucción, no; al contrario, por excesivo entusiasmo o exaltado cariño a los ideales, cosa propia de nuestro carácter nacional. En pueblos atrasados donde no se sabe apreciar debidamente el valor de los libros, ni los escriben, ni los queman; más en países como el nuestro en que fue pronto notoria la virtualidad que llevan en su seno, como instrumento o medio de difusión de las ideas, apelóse a la quema para que no se propagaran doctrinas perniciosas o heréticas, contrarias a las creencias que la generalidad tuvo por más sanas”.

Tras la quema de libros de al-Mansur, el populacho de Córdoba, enfervorecido, no dudó en aplaudir la terrible decisión. La inmensa hoguera fue la culpable de que miles y miles de libros que penosamente habían sido recuperados por al-Hakam fuesen ahora perdidos y olvidados. Muchos conocimientos conseguidos por el hombre a través de siglos de estudio se esfumaron, sin más, entre el humo de las fogatas. Se sabe que al-Mansur, con sus propias manos, fue uno de los hombres que procedió a arrojar los manuscritos ilícitos al fuego. Dozy, profundizando en el comportamiento de al-Mansur, descubrió que desde entonces este hombre, convertido ahora en un musulmán intensamente ortodoxo, se puso a copiar el Corán igualmente con sus propias manos, y tan pronto como lo tuvo ultimado siempre que se ponía en camino, en sus frecuentes viajes militares, llevaba consigo esa copia.

jueves, 14 de junio de 2007

LA BARCA DE MILLONES DE AÑOS

Barca Solar de Ra, tumba de Tutmosis III
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Los antiguos egipcios eran conscientes de que todos los días, cuando anochecía, el sol, el gran barco en que Ra y su séquito viajaban por el Nilo celeste, desaparecía de los cielos y se hundía en el reino de las Tinieblas, donde tenía que afrontar inmensos peligros.
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Afortunadamente, gracias a los poderes mágicos de Ra, el Mal era vencido noche tras noche y al día siguiente, cada mañana, se reproducía el milagro. Al amanecer, el sol volvía a brillar de nuevo en el horizonte y la creación del mundo se renovaba. Cada nuevo día era celebrado con júbilo por los hombres.
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Dice el Libro de los Muertos: "Ra surge en su horizonte: su Enéada le acompaña... Apareces renovado día tras día, porque eres una estatuilla de oro bajo el esplendor del Disco. Asimismo, el cielo está lleno de estremecimientos cuando apareces cada día completamente renovado. El horizonte se regocija por ello y en tu barca se levantan gritos de júbilo..."
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Libro de los Muertos, capítulo 133.

miércoles, 13 de junio de 2007

EL VIAJE DE RA POR LA DUAT

El Nilo
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Al principio del mundo había dos ríos: el río de Egipto y el río del cielo. Grande es el Nilo, el río de Egipto, que surge en sus dos cavernas en el sur, más allá de la catarata, que inunda la tierra de Egipto y trae alegría y buena cosecha a Ta-meri.

Grande y poderoso es el río del cielo, que corre por entre los cielos y a través de la Duat, el mundo de la Noche y de las densas Tinieblas, y flota en ese río la Barca de Ra.

Se llama Barca de Millones de Años, pero los hombres la llamas Barca Manset al amanecer, cuando Ra sale en su esplendor por el horizonte oriental del cielo; y se llama Barca Mesektet al atardecer, cuando Ra entra en gloria por entre las puertas de la Duat, donde alza sus picos el monte de Manu por el cielo occidental.

En el horizonte occidental se encuentra el monte de Manu, y en el horizonte oriental el monte de Bakhy; vastos y enormes son, levantan sus crestas por encima de la tierra, y el cielo descansa en sus cumbres. Y en lo más alto del monte de Bakhu vive una serpiente: treinta cúbitos tiene de largo, y son sus escamas de pedernal y metal brillante. Custodia el monte y las Grandes Aguas Verdes, y nadie puede pasar por ella salvo Ra en su Barca.

Al anochecer desciende Ra en majestad por el horizonte occidental del cielo, por los portales de la Duat que están en la Apertura de Abidos. Espléndida es la Barca de Mesektet, gloriosos son sus adornos, y sus colores son de amatista y esmeralda, jaspe y turquesa, lapislázuli y lustre de oro. En la Apertura de Abidos espera una compañía de dioses para preparar la Barca para el viaje a través de la Duat, la tierra de la noche y las densas tinieblas. Desnuda de su esplendor está la Barca, desnuda y sin gloria está cuando pasa por entre las puertas de la Duat, y en ella se encuentra el cuerpo de Ra, muerto y sin vida..."
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Murria, M.A. (Leyendas del antiguo Egipto).

lunes, 11 de junio de 2007

SAN JUAN DE LA CRUZ

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Un solo pensamiento vale más que el mundo.
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San Juan de la Cruz

LAS PALABRAS Y LA VIDA


Construí esta tumba en esta necrópolis, junto a los grandes espíritus que aquí están, para que se pronuncie el nombre de mi padre y el de mi hermano mayor. Un hombre es revivido cuando su nombre es pronunciado.
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(Inscripción de la tumba de Petosiris).

MIGUEL DE UNAMUNO

Sierra de Cazorla
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Y yo mismo, ¿cómo podría vivir una vida que merezca vivirse, cómo podría sentir el ritmo vital de mi pensamiento si no me escapara ásí que puedo de la ciudad, a correr por campos y lugares, a comer de lo que comen los pastores, a dormir en cama de pueblo o sobre la santa tierra si se tercia? A sacudir, en fin, el polvo de mi biblioteca. Si yo fuera el hombre de libros que me creen los que no me conocen; si yo no anduviera de un sitio a otro, hablando con todo el mundo; si el sol no me hubiera mudado muchas veces la piel de la cara, ¿creéis que podría conservar esta caudal de pasión que a las veces se vierte, dicen, en injusticia? No, no ha sido en libros, no ha sido en literatos donde he aprendido a querer a mi patria: ha sido recorriéndola, ha sido visitando devotamente sus rincones...
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Miguel de Unamuno (Por tierras de Portugal y España).

LA RELIGIÓN EN LA PREHISTORIA

Punta de sílex
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A principios del siglo XX, se planteó la cuestión de la religiosidad del hombre prehistórico, con una violenta polémica en la que los clericales y anticlericales defendieron sus argumentos en torno a la existencia de prácticas funerarias y el supuesto carácter mágico de las obras de arte paleolíticas. Desde entonces esta discusión ha ido bajando bastante de tono y desde hace bastantes años todos parecen estar de acuerdo en otorgar al Hombre paleolítico un lugar más o menos vivo en las profundidades de la metafísica. Por supuesto, no poseemos ningún documento sobre las ceremonias mágicas de los hombres del Paleolítico Superior, pero su realidad es percibida por muchos investigadores a través del arte que nos dejaron plasmado en las paredes. Las pinturas, grabados, estatuillas y bajorrelieves se suelen interpretar como objetos mágicos, como símbolos íntimamente asociados con el rito y lo sobrenatural. Se hace difícil separar religión y actividad estética en su más amplio sentido: el conjunto de manifestaciones responde a un proceso de exaltación social y de una multiplicación de los símbolos que han de tomarse como un todo. La etnografía comparada ha sido uno de los motores para la aceptación de la religión prehistórica y uno de sus triunfos ha sido el poder demostrar, a la vez, la simplicidad de ciertos esquemas de comportamiento y la extrema diversidad y complejidad de su actualización ténica.

Ripoll López y Muñoz Ibáñez (Economía, sociedad e ideología de los cazadores-recolectores).

domingo, 10 de junio de 2007

CHAMANES Y ESPÍRITUS

¿Creía el hombre prehistórico en algún dios o simplemente en “los espíritus” que se escondían en el fuego, el viento, las nubes o los truenos? No podemos saberlo y probablemente no lo sepamos nunca: el hecho de que enterrase a sus muertos puede tomarse como un indicador de unas creencias en la otra vida.

Desde hace unos años se ha resucitado el concepto demimonónico del chamanismo relacionado con la Prehistoria y más concretamente con el arte rupestre. En muchos casos parece que pudo haber unas determinadas prácticas chamánicas, pero no todo lo que no se entiende tiene que englobarse bajo este epígrafe.

Los chamanes son individuos que se preparan para el conocimiento durante la mayor parte de su vida. Son los depositarios de la sabiduría y, por tanto, los encargados del cuidado de todo orden, el cual preservan mediante el despliegue visible de su poder de intimidación y convicción basado en los mitos, en el ritual y en el uso de los símbolos. No requieren de ostentaciones materiales porque su poder surge de su conocimiento. Ellos son los dueños de la palabra y los intermediarios entre el mundo de los humanos y los otros mundos: el de los dioses y los ancestros fundadores de la sociedad, y el de los muertos. Como intermediarios pueden “viajar” a través de los diferentes mundos buscando explicaciones y soluciones para los fenómenos humanos y naturales.

Sin duda, en la Prehistoria, debieron de existir unos brujos, chamanes u Hombres sabios que actuaban como sanadores y mediadores con los espíritus, tal como vemos en algunas representaciones ubicadas en la profundidad de las cavernas.

Ripoll López y Muñoz Ibáñez (Economía, sociedad e ideología de los cazadores-recolectores).

sábado, 9 de junio de 2007

NANAS DE LA CEBOLLA

Preso en las cárceles franquistas en los momentos posteriores a la guerra civil de 1936, Miguel Hernández, compuso la más triste canción de cuna que jamás se haya escrito.

Su mujer le había hecho saber que pasaban hambre: a veces solo tenían cebollas para comer. En su poema, Miguel Hernánez nos transmite como en esos momentos tan amargos piensa en la risa de su hijo y ello le hace sentirse libre.

La risa del niño, ajeno a todo lo que ocurre, es para el poeta "la luz del mundo": "soledades me quita, cárcel me arranca":

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

"Finalmente, en la carcel compone la mayor parte del "Cancionero y romancero de ausencias" (1938-1941). Miguel Hernández depura de nuevo su expresión, inspirándose ahora en las formas más escuetas de la lírica popular. Así alcanza una nueva cima poética. Otra vez nos habla del amor: ahora del amor a la esposa y al hijo (y es de nuevo un amor frustado por la separación). Otros temas son su situación de prisionero y las consecuencias de la guerra. La desnudez y la concentración formal, unida a la índole del contenido, dan como resultado un libro conmovedor como pocos.
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De esta misma época son otros poemas entre los que destacan las estremecedoras "Nanas de la cebolla", poema al hijo en que Miguel Hernández, con gesto sobrehumano, aún encuentra fuerzas para pedir la sonrisa"
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Tusón y Lázaro (Literatura del siglo XX).

AZORÍN

Campos de Castilla
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La venta de Cidones está en la carretera
que va de Soria a Burgos. Leonarda, la ventera,
que llaman la Ruipérez, es una viejecita
que aviva el fuego donde borbolla la marmita.

Ruipérez, el ventero, un viejo diminuto
-bajo las cejas grises, dos ojos de hombre astuto-,
contempla silencioso la lumbre del hogar.
Se oye la marmita al fuego borbollar.

Sentado ante una mesa de pino, un caballero
escribe. Cuando moja la pluma en el tintero,
dos ojos tristes lucen en un semblante enjuto.
El caballero es joven, vestido va de luto.

El viento frío azota los chopos del camino.
Se ve pasar de polvo un blanco remolino.
La tarde se va haciendo sombría. El enlutado,
la mano en la mejilla, medita ensimismado.

Cuando el correo llegue, que el caballero aguarda,
la tarde habrá caído sobre la tierra parda
de Soria. Todavía los grises serrijones,
con ruina de encinares y mellas de aluviones,
las lomas azuladas, las agrias barranqueras,
picotas y colinas, ribazos y laderas
del páramo sombrío por donde cruza el Duero,
darán al sol de ocaso su resplandor de acero.

La venta se oscurece. El rojo lar humea.
La mecha de un mohoso candil arde y chispea.
El enlutado tiene clavados en el fuego
los ojos largo rato; se los enjuga luego
con un pañuelo blanco. ¿Por qué le hará llorar
el son de la marmita, el ascua del hogar?

Cerró la noche. Lejos se escucha el traqueteo
y el galopar de un coche que avanza. Es el correo.

Antonio Machado (Al maestro “Azorín” por su libro “Castilla”).

viernes, 8 de junio de 2007

NACIMIENTO DEL RÍO MUNDO

Río Mundo
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Está a una legua de Riopal,
ese de creer que dubdaría en el
mundo aver otro más hermoso.
La entrada del es un río
muy claro y muy hermoso, el
nacimiento del qval es cosa
de muy gran admiración.

Jorge Manrique
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Situado en las inmediaciones de Riópar (Albacete), el Calar del río Mundo, que corona una inmensa mole rocosa, es una descomunal plataforma caliza de forma elíptica, que alcanza los 15 kilómetros de largo y los 4 de ancho, actuando como un gran embudo que a través de las filtraciones transforma el agua y la nieve en un río subterráneo que termina aflorando de manera espectácular.

Las aguas del Mundo, en el mismo momento en que ven la luz saliendo por la boca de la cueva de Los Chorros, se despeñan al abismo en un salto bellísimo que sobrecoge el ánimo de la persona que lo contempla.

ESTOS DÍAS AZULES Y ESTE SOL DE LA INFANCIA

Cuando murió Antonio Machado, en un bolsillo se le encontró un papel arrugado. En él, escrito a lápiz y junto a otras notas, figuraba un verso destinado, sin duda, a encabezar un nuevo poema que ya no escribiría. Es pues su último verso. No se puede leer sin un escalofrío: Estos días azules y este sol de la infancia...
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Tusón y Lázaro (Literatura del siglo XX)

jueves, 7 de junio de 2007

TARTESSOS

Murallas tartésicas de Torreparedones

Tartessos, el mito de la gran civilización andaluza de la antigüedad que tanto ha inspirado a escritores, visionarios y políticos, se derrumba a la luz de los últimos datos arqueológicos y de la reinterpretación de los textos grecolatinos. Según se desprende del libro Tartessos desvelado, escrito por Álvaro Fernández Flores y Araceli Rodríguez Azogue, el legendario reino de Argantonio nunca fue tal, ni estuvo compuesto por misteriosos y sabios andaluces. Sencillamente, fue el fruto de la tarea colonizadora fenicia desarrollada entre los siglos XI y VI antes de Cristo.

"Tartessos no fue una civilización indígena, sino la realidad que conocieron los griegos cuando llegaron a la Península Ibérica en el siglo VII a. C., un conglomerado de colonias fundadas por orientales que llevaban dos siglos viviendo en ellas", afirma Fernández Flores, director de las excavaciones arqueológicas realizadas en el cerro de El Carambolo, el histórico yacimiento donde un grupo de albañiles descubrió (el año que viene hace medio siglo) el tesoro que lleva su nombre.

Inspirador de novelistas como Caballero Bonald, de arqueólogos románticos como Schulten, de poetas como Rafael Montesinos o de los padres ideológicos del nacionalismo andaluz, Tartessos pierde así toda su dimensión mítica para convertirse en una "sociedad agropastoril" que se desarrolló en paralelo con el modelo colonial fenicio durante al menos tres siglos. "El ocaso de esta cultura, fechado generalmente en el siglo VI a. C., coincide con el fin de este modelo, que pervivirá solamente en la ciudad de Gadir (Cádiz)".

Estas afirmaciones no son fruto del capricho, sino el resultado del análisis de las últimas excavaciones arqueológicas (especialmente en El Carambolo Alto) y del estudio riguroso de las fuentes escritas clásicas. "Si no pone un punto y final a los estudios sobre Tartessos, Tartessos desvelado sí pone un punto rotundo a una cuestión" que ha dado alas a algunas imaginaciones desmesuradas.

Para los arqueólogos queda demostrado que el cerro de El Carambolo (tradicionalmente considerado como el yacimiento arquetípico del periodo tartésico precolonial) sería un lugar dedicado al doble culto de Melkart y Astarté, ambos dioses que están relacionados con la navegación (hay que tener en cuenta que entonces este cerro se encontraba en la antigua desembocadura del Guadalquivir).

Tampoco se libra de la revisión el tesoro del Carambolo (que se encuentra actualmente en el Museo Arqueológico de Sevilla). El que para José de Mata Carriazo era prueba del genio indígena es para estos arqueólogos una obra oriental, al menos el collar. El resto podría ser el resultado de esos fenicios que llevaban viviendo en la Península dos siglos.

Luís Sánchez-Moliní (El mito de Tartessos se derrumba)

SIERRA DE CAZORLA

Sierra de Cazorla


Montes inmensos cuyas faldas se hunden en barrancos profundos y valles bellísimos en los que la abundancia de aguas ha hecho surgir prados dotados de un verdor especial, acompañan al Guadalquivir cuando nace en la serranía de Cazorla.

miércoles, 6 de junio de 2007

CREPÚSCULO


Crepúsculo en Andalucía


Reproducimos una bella imagen de una puesta de sol, entre naranjos, en Andalucía.

La fotografía solo recoge una pequeña muestra de lo que aconteció en el cielo durante unos breves momentos. El espectáculo, por su intensa belleza y colorido, fue realmente sobrecogedor.

TEMPLO ROMANO DE CÓRDOBA

Templo romano de Córdoba

En mayo de 2007 el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha declarado Bien de Interés Cultural el Templo Romano de Córdoba, con la categoría de monumento. El edificio, situado en la calle Claudio Marcelo, se ha fechado en el siglo I de nuestra era y es uno de los mejor conservados de esta época en España. Se piensa que estuvo consagrado al culto imperial.

Se trata de un templo próstilo, con seis columnas en la fachada, de planta rectangular. Se alza sobre un podium al que se accede por una escalinata situada en el lado oriental. Frente a esta se localiza un altar de grandes dimensiones, construido también sobre una plataforma artificial, junto al que hay indicios de la existencia de otra ara que aún no ha sido excavada. Los muros son de sillares de arenisca y algunas de las columnas se reconstruyeron a principios de la década de los 60.

El templo se alzaba sobre un promontorio, sostenido por sólidos contrafuertes, de modo que era pronto divisado por los viajeros que procedentes de la cercana Vía Augusta entraban en la Colonia Patricia Corduba. El efecto propagandístico propio del culto a los emperadores era, en ese sentido, evidente.

Las excavaciones arqueológicas realizadas en el entorno del templo nos hablan de la existencia de un conjunto arquitectónico más amplio en espacios ocupados por construcciones recientes y donde se han documentado contrafuertes del podium y restos de la plaza porticada que rodeaba el templo, junto a otros elementos como cloacas y canalizaciones superficiales de agua. Detrás de la fachada posterior del edificio se localizó un lienzo de muralla, de unos cinco metros de longitud, identificado como parte de la fortificación de la ciudad romana.

El monumento ocupa una extensión aproximada de 1.340 metros cuadrados, con un entorno de protección de 11.500 establecido teniendo en cuenta tanto los criterios de visibilidad como la presencia de restos arqueológicos pertenecientes a la plaza porticada en la que se insertaba el templo.

martes, 5 de junio de 2007

ACANTILADOS EN ESCOCIA

St Abbs
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St Abbs es un típico pueblo pesquero de la región de los Borders de Escocia. Se puede alquilar un barco y observar a los pájaros bobo, las gaviotas o las alcas que chillan, recorren los acantilados y anidan en las rocas. También se puede bucear y admirar el espectacular fondo marino de estas aguas clarísimas.

En la reserva natural de aves, cerca del pueblo, hay piscinas excavadas en las rocas; otra opción (que nosotros recomendamos) es seguir el sendero hasta el faro y apreciar el maravilloso litoral y la variedad de aves.

En St Abbs Head las onduladas colinas de los Borders se convierten en los abruptos acantilados del Mar del Norte.
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Taylor y McCrossan (Escocia).

lunes, 4 de junio de 2007

EL TEMPLO ROMANO

Templo romano de Córdoba
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La tipología del templo romano permanece prácticamente inalterada desde la era republicana hasta fines de la imperial. Es el resultado de la fusión de elementos autóctonos con otros greco-helenísticos. Los elementos clásicos se ordenan entre sí de un modo nuevo, sobre todo en el templo, pero también en todo el resto de la arquitectura romana. Se da prioridad a la vista del frontispicio, el pórtico se reduce a la parte delantera del templo y el conjunto se alza sobre un alto podio: aportación itálica. Sólo hay escalinatas de acceso por la parte delantera.

Pórtico, podio y peldaños ponen de relieve esa prioridad de una sola vista axial, idea diametralmente opuesta a la del templo griego, que alcanza su apogeo tipológico en el períptero, la forma más integrada y orgánica, que no establece diferencias entre las distintas vistas laterales.

Stefano Maggi (El foro romano).

ANTONINO Y FAUSTINA, DIOSES

Templo de Antonino y Faustina, divinizados
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El gran templo de Antonino y Faustina, situado en el foro romano, fue erigido el año 141 d.C. en honor de la emperatriz Faustina, fallecida ese año e investida de honores divinos por su esposo, Antonino Pío, unido posteriormente a ella en un culto común.

Es el mejor conservado de todos los templos del foro. Se conserva intacta la columnata, que se alza sobre un alto podio. También se conserva bien la cella en torno a la que se construyó la iglesia de San Lorenzo in Miranda, cosa muy usual en la Edad Media.

Ceñido a las paredes laterales de la cella, construida completamente de peperina y revestida después con placas de mármol, hay un friso con relieves, en el que se alternan grifos enfrentados a un candelabro y ornamentos a base de acanto.

Las 10 macizas columnas monolíticas de mármol de Cipolina presentan todavía en el extremo superior del fuste surcos ocasionados al querer derribarlas a fuerza de sogas –con el objeto de utilizarlas después en alguna otra obra-. En otras partes del foro tuvieron más éxito intentos de este mismo tipo efectuados en la Edad Media o en el Renacimiento.

Stefano Maggi (El foro romano).

TRATADO DE LOS DOS ESPÍRITUS


El “Tratado de los dos espíritus” es un texto que se integra en los denominados “Manuscritos del Mar Muerto”, obra de una comunidad esenia establecida en Qumrán. En las primeras líneas de esta obra se nos exponen las creencias en una doctrina de doble predestinación, según la cual Dios habría fijado el destino de todos los seres vivientes en el mismo momento de la Creación. En suma, de antemano estaría ya decidido quien habrá de salvarse y quién se perderá.

En el texto que vamos a reproducir destaca el intenso componente dualista de las creencias religiosas esenias. Se nos habla del enfrentamiento entre dos fuerzas opuestas, el bien y el mal, lideradas respectivamente por Miguel, Príncipe de las Luces, y Belial (Satán), Ángel de las Tinieblas. No debe causarnos extrañeza, en este contexto de creencias, que los esenios de Qumrán se autodenominaran “los Hijos de la Luz”:

“Del Dios de conocimiento proviene todo lo que es y lo que será. Antes de que existieran fijó todos sus planes y cuando existen completan sus obras de acuerdo con sus instrucciones, según su plan glorioso y sin cambiar nada. En su mano están las leyes de todas las cosas, y él las sostiene en todas sus necesidades. Él creó al hombre para dominar el mundo, y puso en él dos espíritus, para que marche por ellos hasta el tiempo de su visita: son los espíritus de la verdad y la falsedad. Del manantial de la luz provienen las generaciones de la verdad, y de la fuente de tinieblas las generaciones de falsedad. En manos del Príncipe de las Luces está el dominio sobre todos los hijos de la justicia; ellos marchan por caminos de luz. Y en mano del Ángel de las Tinieblas está todo el dominio sobre los hijos de la falsedad: ellos marchan por caminos de tinieblas.”

(1QS III, 15-21) - Versión de A. Roitman

domingo, 3 de junio de 2007

LAS MUJERES QUE AMÉ

Ysolina Gallego, Julio Romero de Torres
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Como soy muy viejo, he visto morir a todas las mujeres por quienes en otro tiempo suspiré de amor: De una cerré los ojos, de otra tuve una triste carta de despedida, y las demás murieron siendo abuelas, cuando ya me tenían en olvido. Hoy, después de haber despertado amores muy grandes, vivo en la más triste y más adusta soledad del alma, y mis ojos se llenan de lágrimas cuando peino la nieve de mis cabellos. ¡Ay, suspiro recordando que otras veces los halagaron manos principescas! Fue mi paso por la vida como potente florecimiento de todas las pasiones: Uno a uno, mis días se caldeaban en la gran hoguera del amor: Las almas más blandas me dieron entonces su ternura y lloraron mis crueldades y mis desvíos, mientras los dedos pálidos y ardientes deshojaban las margaritas que guardan el secreto de los corazones. Por guardar eternamente un secreto, que yo temblaba de adivinar, buscó la muerte aquella niña a quien lloraré todos los días de mi vejez. ¡Ya habían blanqueado mis cabellos cuando inspiré amor tan funesto!

Ramón del Valle-Inclán (Sonata de invierno. Memorias del Marqués de Bradomín).

LA MUERTE


¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es vil materia,
podredumbre y cieno?
¡No sé; pero hay algo
que explicar no puedo,
que al par nos infunde
repugnancia y duelo
al dejar tan tristes,
tan sólos, los muertos!

Rima LXXIII – Gustavo Adolfo Bécquer

NO ME CONFORMO


No me conformo, no: me desespero
como si fuera un huracán de lava
en el presidio de una almendra esclava
o en el penal colgante de un jilguero.

Besarte fue besar un avispero
que me clava al tormento y me desclava
y cava un hoyo fúnebre y lo cava
dentro del corazón donde me muero.

No me conformo, no: ya es tanto y tanto
idolatrar la imagen de tu beso
y perseguir el curso de tu aroma.

Un enterrado vivo por el llanto,
una revolución dentro de un hueso,
un rayo soy sujeto a una redoma.

Miguel Hernández (El rayo que no cesa)

TRISTEZA, MUERTE

Vagabundo
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La pasada Semana Santa nos encontramos un pobre animal abandonado. Nos sobrecogía su tristeza. Nos preguntábamos: ¿Cómo serán sus sueños?... ¿Recordará tiempos pasados más felices?...



Desde entonces han pasado varias semanas y hoy, mientras escribo estas líneas, el animal se está muriendo.

La tristeza tenía, al menos, una causa: estaba muy enfermo.

Quizás esa enfermedad fue el motivo de que lo abandonaran.

Tumbado en la sombra no admite siquiera el agua que le ofrecemos.

Ojalá también a él le estén aguardando las hadas silenciosas de la vida que habrán de llevarle hacia un jardín de eterna primavera.

Esta mañana, antes de escribir estas líneas, he estado cavando un hoyo en la huerta, donde su polvo habrá de volver al polvo.

¡Ojalá entonces su espíritu pueda también volar al cielo¡