Gradiva (copia romana de una escultura neoática). El modo en que la muchacha camina sigue produciendo ensoñación.
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En Pompeya, en las inmediaciones del Templo de Apolo,se manifestará al arqueólogo el espíritu de Gradiva.Imagen: Antiqva
Las personas propensas a las ensoñaciones, antes de visitar Pompeya, deberían leer “Gradiva”, de Jensen.
“Gradiva” es el título de una novela de Wilhelm Jensen cuyo protagonista es un arqueólogo que en cierto momento, ante un relieve que representa a una muchacha que camina de una manera especialmente sugerente, a la que él llamará Gradiva, se ve arrastrado a un estado de profunda ensoñación. En el sueño, el hombre se encontrará con el espíritu de la propia muchacha en Pompeya en un caluroso día de agosto del año 79 de nuestra era. Más adelante, el protagonista llegará a tomar conciencia de que Gradiva no es sino la encarnación de una amiga de su infancia, Zoe, a la que nunca había prestado especial atención.
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En su obra “El delirio y los sueños en la Gradiva de Jensen”, publicada en 1906, Freud habría de aplicar el Psicoanálisis a la novela que cuatro años antes había publicado Jensen.
El bajo relieve que provocó la ensoñación del arqueólogo se puede hoy contemplar en los Museos del Vaticano, en donde Freud lo descubrió en una de sus visitas a Roma. Parece, incluso, que hizo colocar una réplica del mismo en su propio consultorio.
Freud, al estudiar la obra de Jensen, trazó un paralelismo entre lo que suponía el ocultamiento del bajo relieve bajo las capas de ceniza y piedra pómez, tras la explosión del Vesubio, y la propia represión por parte del protagonista de sus recuerdos infantiles, que habrían de llevarlo a desarrollar el estado de delirio.
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