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martes, 31 de mayo de 2011

UN MUNDO DE TINIEBLAS




Habrían de saber pronto los hombres que el peligro que el oráculo de Hathor había vaticinado habría de materializarse en las cercanas aguas del Egeo cuando entró en erupción el volcán Thera, que causó la inmediata destrucción de la cultura cretense. La colosal explosión hizo que un inmenso hongo de cenizas cubriera el cielo. Dejó de ser de día y las tinieblas reinaron en el mundo. Los campos de cultivo, como devastados por una plaga de langosta, se consumieron. Muchas personas, sobre todo niños y ancianos, murieron asfixiados. En Egipto, una lluvia inusual que vomitó un mar de agua y ceniza sobre la Tierra Roja del desierto hizo que el Nilo se convirtiera en un río de sangre. El faraón, atemorizado ante lo que estaba sucediendo, quiso congraciarse con la divinidad y permitió que todos los esclavos fueran liberados. A cambio, ellos deberían dirigir sus plegarias a sus dioses para que el Sol volviera a brillar. Todos debían orar para que las desgracias cesaran.

Mucho tiempo después, los griegos habrían de afirmar que aquella colosal explosión que había destruido los palacios cretenses había sido producida por Vulcano, el dios del fuego, que habría recibido de Zeus la orden de fabricar en su fragua del inframundo los rayos más poderosos que nunca nadie hubiera podido contemplar. El gran dios deseaba poseer esos rayos para atemorizar a los hombres.

Los fortísimos golpes de Vulcano en su fragua habrían terminado ocasionando, según narrarían los poetas helenos, el derrumbe del techo del inframundo, que se habría desplomado siendo sus escombros consumidos por el fuego. La explosión que produjeron las llamas al llegar a la superficie de la tierra habría de sacudir las aguas del Egeo, aniquilando la vida en sus islas y causando un inmenso pavor a las gentes que poblaban sus riberas. Habrían sido, en suma, los terribles golpes de Vulcano, si creemos a los griegos, los que hicieron que el volcán Thera reventara.

Gracias a esa explosión descomunal, cuyas cenizas cubrieron de tinieblas todo el mundo conocido, causando en Egipto la muerte y el dolor, un pueblo de esclavos, los hebreos, acaudillado por Moisés, habría de arribar a la tierra que desde la noche de los tiempos su dios les tenía prometida.


NOTAS

Este cuento es una fabulación en la que hemos mezclado momentos históricos o míticos no coincidentes en el tiempo. Hemos de dejar constancia, no obstante, de que en 1948 el arqueólogo Claude Schaeffer descubrió entre los escombros del palacio real de Ugarit una tablilla de arcilla, que fue catalogada como KTU 1.78. En ella, en signos cuneiformes, alguien había escrito una inscripción en la que se hablaba de cierto suceso astronómico. Decía: “En el sexto segmento del día de la luna nueva del mes iyya, el Sol se escondió. Su portero es Resheph. Se examinaron dos hígados. ¡Peligro!”. En nuestro relato hemos reproducido ese texto, si bien adaptando su contenido al mundo egipcio. Citada tablilla fue fechada en el año 1192 a.C. Eran los tiempos terribles de las invasiones de los Pueblos del Mar. La explosión del volcán Thera (isla de Santorini) habría sucedido en torno al 1600 a.C.

La Profetisa de Hathor, la reverenciada Set-Net-Inheret, Único Ornato Real, fue también un personaje real. Según una estela fechada en el Primer Periodo Intermedio que fue hallada en Naga-Ed-Deir, esta mujer habría sido la esposa de Ibu, que fue un “Noble Hereditario, Príncipe, Canciller del Rey del Bajo Egipto, Compañero Único del Rey del Bajo Egipto, Sacerdote Lector, reverenciado ante el gran dios, Señor del Cielo, que hace lo que su señor desea cada día”. Cuando Ibu murió, Inheret le dedicó esa estela funeraria.


Imagen: Antiqva Photo

jueves, 26 de mayo de 2011

EL ORÁCULO DE HATHOR



Set-Net-Inheret, Único Ornato Real, reverenciada Profetisa de Hathor, había dejado escrita en una tablilla de arcilla su honda preocupación:

-En el sexto día de la luna nueva del mes de la Inundación, el Sol se ocultó. Su portero es Anubis. Se examinaron dos hígados. ¡Peligro!

Los hombres del valle del Nilo estaban poseídos por el miedo. En la Tierra de los Dioses se había producido un eclipse total de Sol. Parecía que había llegado el fin de todas las cosas. El Sumo Sacerdote de Amón había hablado:

-Anubis, el díos que cada anochecer abre al Sol el acceso al inframundo ha decidido que esta mañana el astro dios quede oculto a los ojos de los hombres. Nuestro rey ha ordenado que se sacrifiquen dos ovejas y que sus hígados sean estudiados por los augures. Estos, temblorosos, me han hecho saber que un inmenso peligro amenaza a nuestro país.

-Han afirmado –prosiguió el Sumo Sacerdote- que Amón, el gran dios, está ahora preso en el inframundo. Desprovistos de su luz, los hombres veremos como las plantas pierden el aliento de la vida. La Tierra Negra debe saber que está amenazada por el infortunio. Momentos de escasez y de hambre nos acechan.

-He podido contemplar –dijo la Profetisa Inheret, arrodillada ante su rey- que han de venir tiempos en que en los ríos correrá la sangre en lugar del agua. La langosta aniquilará las cosechas de los campos. Nuestros hijos morirán. Antes habremos de ver como la oscuridad lo ensombrece todo. Los días pasarán a ser noches. Apresado el Sol en el infierno, las tinieblas cubrirán la tierra.

Habrían de saber pronto los hombres que el peligro que el oráculo de Hathor había vaticinado habría de materializarse en las cercanas aguas del Egeo cuando entró en erupción el volcán Thera, que causó la inmediata destrucción de la cultura cretense…


(Continuará en una segunda parte…)


Imagen: Frente a la caldera del volcán Thera, en la isla de Santorini – Antiqva Photo

domingo, 22 de mayo de 2011

DE LA UTILIDAD DE LOS ABRAZOS







La señorita C. siempre dormía abrazada a un espejo. Pensaba que así, reflejándolos en el cristal, podría rechazar los sueños inoportunos.


Imagen: Venecia en azul - Antiqva Photo

viernes, 6 de mayo de 2011

VIAJE AL MAR...







Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.

Viajaron al sur.

Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.

Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:

-¡Ayudame a mirar!


Eduardo Galeano, El libro de los abrazos.


Imagen: Antiqva Photo

jueves, 5 de mayo de 2011

ENSOÑACIONES




“Leímos todo cuanto había sido escrito sobre el amor. Pero cuando nos amamos descubrimos que nada había sido escrito sobre nuestro amor.” (Marco Deveni, Tú y yo).

A veces, unas simples palabras que alguien había colocado en un orden apropiado conseguían que la señorita C., de inmediato, se derrumbara en la ensoñación...


Imagen: Antiqva Photo

martes, 3 de mayo de 2011

EL CRISTO DEL CIELO




El Cristo de piedra,
cuando amanece,
se siente más cerca del Cristo del cielo.


Con cierta frecuencia, cuando está amaneciendo, uno suele pasear por algunos rincones de Córdoba por los que su espíritu siente una predilección especial. Uno de esos espacios es la Plaza de los Dolores, donde se alza la imagen del “Cristo de los faroles”.

En esta plaza y en su entorno más inmediato (la cuesta del Bailío) se concentran, al menos así piensa uno, algunas de las esencias de la Córdoba de siglos pasados. Se trata de una plaza pequeña, rectangular, empedrada a la antigua usanza, que se muestra cercada por las fachadas y tapias de diversos edificios religiosos. Allí, cuando amanece, a la tenue luz de los faroles, este espacio se manifiesta rodeado de una soledad inmensa. Entonces, cuando “no pasa ni un alma”, absorto en sus pensamientos y contemplando la imagen, quisiera uno creer que la soledad del momento y la magia que se desprende de las paredes de los conventos quizás podrían hacer que cada amanecer el Cristo de piedra durante unos segundos pudiera tener algo de vida. Quizás la piedra fuese capaz, durante unos instantes, de captar alguna desconocida energía del amanecer y el Cristo pudiera, realmente, estar latiendo.

Esa sensación tan bella como extraña tiene, por motivos obvios, una duración efímera. El misterio solo se mantiene durante unos pocos segundos, que son los que uno ocupa en atravesar la plaza. Al momento, cuando me voy alejando, todo sugiere que la piedra vuelve a ser piedra. Posiblemente el ruido producido por mis pasos sea el culpable de que el milagro se desvanezca.


Imagen: Antiqva Photo

domingo, 1 de mayo de 2011

FIESTA MÚLTIPLE



Hoy, en Córdoba, estamos viviendo varias celebraciones. De un lado, el Día del Trabajo, con una manifestación que ha recorrido algunos de los paseos más importantes de la ciudad; de otro, la "Batalla de las Flores", primicia del mayo festivo cordobés, y finalmente la Feria del Libro, en el Paseo del Gran Capitán. En mi otro blog, ANTIQVA PHOTO, cuyo enlace está en la parte superior de este cuaderno, podéis apreciar algunas imágenes de esa "Batalla de las Flores". Dicen que las mujeres de Córdoba son muy guapas. Algunas, además, tiran flores a los fotógrafos...