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jueves, 28 de junio de 2012

Viaje con nosotros...


Apertura f/9
Tiempo de exposición 1/2 s
Velocidad ISO – 1.000
Distancia focal 18 mm
Compensación de la exposición  0,00
Tomada a mano alzada
  
Somos andarines de órbitas. No podemos llegar a fin alguno...

Juan Ramón Jiménez, Cuadernos.




lunes, 25 de junio de 2012

El día que se hizo verano





Apertura f/5,6
Tiempo de exposición 1/200 s
Velocidad ISO – 200
Distancia focal 105 mm
Compensación de la exposición  0,00
  
Un minuto antes era invierno en Ohio; las puertas y las ventanas estaban cerradas, la escarcha empañaba los vidrios, los carámbanos bordeaban los techos, los niños esquiaban en las pendientes; las mujeres envueltas en abrigos de piel caminaban pesadamente por las calles heladas como grandes osos negros.

Y de pronto, una larga ola de calor atravesó el pueblo; una marea de aire cálido, como si alguien hubiera dejado abierta la puerta de un horno. El calor latió entre las casas y los arbustos y los niños. Los carámbanos cayeron, se quebraron y se fundieron. Las puertas se abrieron de par en par; las ventanas se levantaron; los niños se quitaron las ropas de lana; las mujeres guardaron en los armarios los disfraces de oso; la nieve se derritió, descubriendo los prados verdes y antiguos del último verano.

El verano del cohete. Las palabras corrieron de boca en boca por las casas abiertas y ventiladas. El verano del cohete. El caluroso aire desértico cambió los dibujos de la escarcha en los vidrios, borrando la obra de arte. Los esquís y los trineos fueron de pronto inútiles. La nieve, que caía sobre el pueblo desde los cielos helados, llegaba al suelo transformada en una lluvia tórrida.

El verano del cohete. La gente se asomaba a los porches goteantes y observaba el cielo, cada vez más rojo.

El cohete, instalado en la plataforma de lanzamiento, soplaba rosadas nubes de fuego y calor de horno. El cohete se alzaba en la fría mañana de invierno, creaba verano con cada aliento de los poderosos escapes. El cohete transformaba los climas, y durante unos instantes fue verano en la Tierra…


Ray Bradbury, El verano del cohete

miércoles, 20 de junio de 2012

La mujer y la luz

Apertura f/9
Tiempo de exposición 1/3 s
Velocidad ISO – 1.000
Distancia focal 18 mm
Compensación de la exposición  -0,30
  
La imagen la hice esta misma mañana en el Mihrab de la Mezquita de Córdoba, que es el espacio mas sagrado del templo islámico. Está tomada a mano alzada y en pobres condiciones de luz, lo que hace que diversas personas aparezcan movidas.


domingo, 17 de junio de 2012

La señorita C. y el amor

Apertura f/14
Tiempo de exposición 1/160 s
Velocidad ISO – 200
Distancia focal 105 mm
Compensación de la exposición  -0,70
  
La señorita C. y el negro Raulito se querían mucho, sobre todo cuando recordaban lo mucho que se habían querido.


 

lunes, 11 de junio de 2012

Tiempo de silencios

Apertura f/22
Tiempo de exposición 1/6 s
Velocidad ISO – 200
Distancia focal 40 mm
Compensación de la exposición  -1,70
No usé trípode
 

Habían atravesado la avenida de las Platerías y al llegar al cruce de la avenida del Perú con el Gran Vial fue cuando todo reventó. Un semáforo cerrado y un tropel de coches parados obligaron a Dani a pisar el freno. Los calabreses, detrás de ellos, se bajaron del coche y comenzaron a disparar. Ellos, desde sus asientos, respondieron al ataque. Blanca, con su proverbial puntería, reventó los dos neumáticos delanteros del otro coche. “El Legal”, mientras tanto, apenas fue capaz de disparar un par de veces. Al momento, con el trajín de los balazos, los coches que les precedían empezaron a moverse, todos querían alejarse de aquel infierno. Dani, aprovechó el momento, dejó de disparar y aceleró a fondo. Mientras los traficantes, con las ruedas de su coche reventadas se hacían con otro vehículo a punta de pistola, ellos lograron huir encaminándose por la avenida del Mediterráneo a la sierra cercana. Los calabreses no tuvieron tiempo de ver como se desviaban por uno de los carriles de tierra que la circundan, por el que pronto se perdieron. Fue entonces cuando Dani, su ánimo más sosegado, pudo contemplar que Blanca, enloquecida, chillaba y lloraba. “El Legal”, mientras tanto, no decía nada, sencillamente porque estaba muerto. Una bala certera había atravesado su pecho. Dani siguió conduciendo durante horas por aquellos recónditos senderos de tierra. Cuando llegaron al embalse del Río Cortado ya tenían decidido que sus aguas servirían de lecho funerario para “el Legal”. Lo arrojaron aquella misma noche, con una piedra inmensa atada a sus pies.

Desde entonces han pasado dos años y el dolor de Blanca por la muerte de “el Legal” se ha ido difuminando. Sin duda lo había amado, pero el tiempo hace que el amor se olvide. De hecho, tras el atraco, ella y Dani ya nunca se separaron. Ella habría de reconocerle que no hubiera sabido a donde ir y que tenía miedo de los mafiosos. Ahora, incluso, pasado el tiempo, uno diría que Dani siente que el cariño de Blanca lo va envolviendo y es que, ya se sabe, hay una ley que proclama que con el roce termina surgiendo el cariño, y con el tiempo quizás hasta el amor. Lo cierto es que para Dani había sido una bendición que “el Legal” muriera en el tiroteo. Las matemáticas del padre Bonilla indicaban que el reparto del botín, con uno menos a contar, se iba a incrementar más que proporcionalmente ya que ellos ni siquiera sabían quien era el soplón que había informado del posible golpe. Era algo que “el Legal” se había tenido bien reservado. En lugar de repartir las ganancias entre cuatro lo iban a hacer entre dos, Blanca y él.

Del mismo modo, sin el estorbo de “el Legal”, la posibilidad de que Blanca terminara cayendo en sus brazos iba a mejorar de modo más que proporcional. Antes, esa relación con la mujer y “el Legal” era triangular, causando hondo dolor en Dani, atrapado desde su juventud por Blanca; ahora, el triángulo había desaparecido y se había transformado en dos vidas que si bien hasta entonces habían evolucionado en paralelo, era posible que al fin las matemáticas fallaran y esas líneas paralelas lograran juntarse. De momento, Dani cada día está más esperanzado en ese amor.

Lo que Blanca nunca llegará a saber es que la bala que atravesó el corazón de “el Legal” no había salido del revolver de ningún calabrés. Había sido Dani quien a sangre fría lo había ejecutado. Parece que el tipo lo tenía todo matemáticamente calculado. 



martes, 5 de junio de 2012

El clan de los calabreses

Apertura f/5,6
Tiempo de exposición 1/800 s
Velocidad ISO – 200
Distancia focal 105 mm
Compensación de la exposición  -1,00
 

Pronto, sin embargo, Dani supo que algo estaba saliendo mal. Cuando habían transcurrido siete minutos fue cuando se escuchó el disparo. Dani, sintiendo la presión de la sangre en las venas de su frente, decidió que debía largarse, pero justo en ese momento “el Legal” y Blanca atravesaron la puerta de la oficina y se dirigieron corriendo al coche. En circunstancias normales deberían haber salido caminando, para no llamar la atención, pero el trueno del disparo era la señal de que, sin duda, los acontecimientos se habían precipitado. Cuando los dos subieron, Dani, con la misma precisión matemática con que en otro tiempo había estudiado los logaritmos neperianos, fue soltando el embrague y pisando simultáneamente el acelerador. El vehículo salió disparado.

-Maldita sea –chilló “el Legal”- pero de donde ha salido ese tipo con la pistola… Por qué demonios se le ha ocurrido meterse donde nadie lo había llamado…

En ese momento, mientras Dani conducía, ninguno de los tres podía sospechar que el tipo que había sacado el arma y al que Blanca había descerrajado un tiro en la cabeza, no estaba en la oficina postal por casualidad. Era un sicario contratado por los mafiosos, otra vez los calabreses, para vigilar que la recogida del dinero por los vendedores de la droga se desarrollara sin incidentes.

-Habéis cogido el sobre con la pasta –preguntó Dani.

-Claro –respondió Blanca-. Aquí deben estar los 500.000 euros. Ya sabes, una cuarta parte para cada uno y la otra para quién nos dio el soplo. Tenemos para vivir tranquilamente unos cuantos años, sin ostentaciones, sin sobresaltos, sin levantar sospechas.

Fue entonces cuando Dani, por el retrovisor,  se dio cuenta de que otro coche se esforzaba por alcanzarlos: “Creo que ese BMW –dijo- nos está siguiendo".

-Hijos de puta – gritó “el Legal”, tienen que ser los malditos calabreses…

-Cómo que los calabreses –el rostro de Dani había cambiado de color-, pero es que se os ha ocurrido robar a los calabreses… Estáis locos… Los hijos de puta sois vosotros… Estamos perdidos…

Habían atravesado la avenida de las Platerías y al llegar al cruce de la avenida del Perú con el Gran Vial fue cuando todo reventó. Un semáforo cerrado y un tropel de coches parados…



viernes, 1 de junio de 2012

Dani y las matemáticas

Apertura f/6,3
Tiempo de exposición 1/200 s
Velocidad ISO – 200
Distancia focal 105 mm
Compensación de la exposición  -0,70




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La única realidad sorprendente es la que no ha sido antes soñada.
Juan Ramón Jiménez, Cuadernos.


Las matemáticas son una ciencia exacta. Dani, desde que el padre Bonilla le explicó su teoría de los libros y del mundo, lo sabía bien. También tenía claro que el atraco que estaban ejecutando, si todo se desarrollaba bien, no debía durar más de tres minutos y cuarenta segundos, y es que Dani sabía que el tiempo no es sino una variante, algo poética eso sí, de las matemáticas. En los años pasados en la cárcel había aprendido que el tiempo y su irracionalidad son cosas tan propias del universo de las ciencias exactas como el cálculo o la geometría. Por eso, cuando pasó el tiempo que habían establecido y vio que ellos seguían en el interior del edificio empezó a pensar que algo estaba saliendo mal. A los seis minutos de espera, Dani se dijo que si en un par de minutos más no salían él se largaría de allí.

Unos días antes, cuando se había visto por última vez con Blanca, la mujer le había dicho que “el Legal”, su novio, cuyo nombre nunca había querido pronunciar, había llegado a saber -¿quién sabe como?- que en cierto apartado de correos, en concreto en el número 71 de la agencia postal del barrio de las Victorias alguien iba a depositar un sobre acolchado en cuyo interior habría 500.000 euros en billetes de quinientos. Ese alguien iba a dejar el sobre a las 10 en punto de la mañana y media hora mas tarde otra persona lo recogería. Al parecer –le había dicho Blanca- era un asunto de cocaína y los traficantes habían pactado esa inusual manera de ejecutar el pago.

El golpe iba a ser sencillo. Ellos llegarían a las diez y cinco a la tranquila oficina de correos y mientras Blanca encañonaba a los dos funcionarios que la atendían y al escaso público que pudiera estar allí, “el Legal” se encargaría del apartado de correos, reventando su puerta con un golpe de maza certero. Después se darían a la fuga y aquí no ha pasado nada. Un golpe sencillo y limpio. Dani, lo único que tenía que hacer era mantener el coche arrancado y esperar a que ellos salieran para acelerarlo y escapar. Todo lo harían, como máximo, en tres minutos y cuarenta segundos, de acuerdo con los movimientos concretos a realizar que tenían bien estudiados.

Pronto, sin embargo, Dani supo que algo estaba saliendo mal. Cuando habían transcurrido siete minutos fue cuando se escuchó el disparo…