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viernes, 28 de enero de 2011

ANTIQVA MEDIEVAL

Imagen: Antiqva



Estos días se celebra la fiesta del "Mercado Medieval" en Córdoba, en la plaza de la Corredera, un espacio público en el que en otros tiempos "se corrían" toros y se llevaban a cabo los temidos Autos de Fe de la Inquisición. Uno, ante tal acontecimiento, ha echado mano de la cámara y se ha ido con los amigos a tomar fotografías, y alguna que otra cerveza... Es posible que estos días me sintáis un poco ausente. No preocuparos. Ya mismo estaré recuperado de tanta emoción. No olvidéis, eso sí, visitar ANTIQVA PHOTOBLOG, en donde he colocado ya algunas imágenes... Prometo portarme bien...

martes, 25 de enero de 2011

CUENTO DE AMOR

Imagen: Antiqva


Fue en ese momento cuando ella se dio cuenta de que se había enamorado de él. A partir de entonces todo cambió. Alguien diría que los planetas se habían confabulado para que ellos fueran felices.

El amor, sin embargo, resultó ser más breve que la vida y tras el eclipse de la Luna del 3 de enero de 2006 los dos sintieron que las olas del desamor lo estaban inundando todo.

jueves, 20 de enero de 2011

CUENTOS DE LA VIEJA CASTILLA





Dedicado a mi hermana, lectora desde la sombra


Hubo un tiempo en que en los hogares modestos no había televisores. Los niños, entonces, sin nada que los atara a las casas, pasaban la tarde jugando en la calle.

En aquellos tiempos, cuando llegaba la época de la recolección, la chiquillería del barrio solía sentarse, acechante, en las cunetas del Paseo de Farnesio. Si tenían suerte, era posible que algún camión cargado de remolacha pasara ante ellos encaminándose a la cercana fábrica azucarera de la Farola. Antes, los niños habían colocado piedras en la carretera, confiando en que alguno de los camiones, al topar sus ruedas con ellas, se desnivelase lo suficiente para permitir que alguna remolacha cayera al suelo.

Cuando eso sucedía, una vez que el camión se alejaba, los niños, envueltos en el jolgorio, recogían el botín y se dirigían al cercano manantial de Labradores, donde lo lavaban. Después, con golpes de piedras afiladas, partían trozos que chupaban con deleite, extrayendo su delicioso sabor azucarado. Dicen que una remolacha cruda es pesada de digerir y parece que una sola pieza bastaba para satisfacer el ansía de dulzor, y de juego, de una legión de chiquillos.

De algún modo, en aquella vieja Castilla del trigo y la remolacha, los penosos traqueteos de los solitarios camiones que atravesaban el barrio permitían que los niños de las Delicias vivieran cada tarde una comunión de dulcísimo sabor. Las niñas, mientras tanto, jugaban a la raya o se pasaban las horas saltando a la cuerda. Acostumbradas al jolgorio remolachero no manifestaban extrañeza cuando escuchaban el ruido que se producía cuando los camiones embestían las piedras. Solo alguna de ellas se acercaba a los niños y pedía un trocito de remolacha para chupar.

Eran unos tiempos en que los niños, para desesperación de don Manuel, el director del colegio, solían fumar alguna que otra vez cigarrillos de anís. Fue también en aquellos años cuando más de uno se enamoró de Lucía, una niña rubia a la que nunca pudieron acercarse ya que sus padres no la dejaban salir a la calle. Sólo la veían de lejos, cuando ella jugaba con alguna amiga en el patio de su casa y los niños las espiaban desde el portalón. El Barbas, un perro de probada fiereza, estaba bien instruido por don Marciano, el padre de Lucía, para que ningún extraño se acercara a la niña, de modo que las carreras de los más atrevidos, perseguidos por el perro, eran frecuentes en las tardes de verano.

Por aquel entonces, la vida sentimental de Lolita, que años antes había decidido hacerse artista, era la principal materia de conversación de las madres y abuelas en aquel barrio en el que todos se conocían. Hablar de cómo le iban las cosas a Lolita y comentar los sucesos de El Caso eran las cuestiones prioritarias a las que las mujeres de las Delicias, en aquellos tiempos, dedicaban sus ratos libres.

Cierto día, para sorpresa de las gentes, el dueño de El Portillano compró un televisor y lo hizo instalar en el bar. A los pocos días, las tardes de los domingos, mientras los hombres jugaban al dominó, tomando café y fumando, una multitud enloquecida de niños y niñas, sentados en el suelo del local, habría de comenzar a seguir las aventuras de Rin-tin-tin. Fue entonces cuando el interés por el tránsito de los camiones de remolacha comenzó a perder intensidad.

Un nuevo modo de vida estaba llegando al barrio.


ACLARACIÓN
La familia de Lolita (Lola Herrera) seguía viviendo en el barrio de las Delicias en aquellos tiempos en que el perro Barbas, endemoniado, corría ladrando detrás de los chiquillos.


miércoles, 12 de enero de 2011

EL SUR





“Envidio a quien aún no la haya visto, porque va a descubrir algo maravilloso.”

Hace unos días, en TV, repusieron “El sur”.

Se trata de una película que fue dirigida por Víctor Erice y que nos sumerge en un mundo poblado de soledades, tristezas y nostalgias. Toda en ella es sensación y sentimiento. Basada en la novela de Adelaida García Morales, que fue pareja sentimental de Erice, “El sur” nos acerca a la poesía de los mundos perdidos y soñados. No hemos podido sino reproducir el comentario que hace unos días vimos en You Tube.

“El sur”, poesía en estado puro, gira en torno a la infancia y la adolescencia de Estrella, hija de Agustín, un médico que tuvo que huir de Andalucía, y de Julia, una maestra represaliada en los tiempos que siguieron a la Guerra Civil. Para el personaje de Estrella adolescente, cuyo papel de niña interpreta Sonsales Aranguren, Victor Erice eligió a una jovencita entonces desconocida, Iciar Bollaín.

Contemplando, de nuevo, “El sur”, veremos que, al fin, Estrella habrá de descubrir que su padre sigue enamorado, en la pura nostalgia, de una mujer desconocida, Irene Ríos, que nunca ha podido olvidar. Llevado de la mano por Estrella, uno habrá de sentir que algunas veces el cine todavía conserva su capacidad de emocionar.

De Iciar Bollaín, hoy directora de cine, se estrena estos días “También la lluvia”. Habrá que ir a verla un día de estos…

viernes, 7 de enero de 2011

LUNA DE MIEL

Plaza de España, Madrid - Imagen: Antiqva




“La gran calle de Alcalá
cómo reluce
cuando suben y bajan
los andaluces…”

Caracoles flamencos



El 1 de mayo de 1965 los ochenta y dos habitantes de Navas del Guadalquivir, un poblado de colonización levantado por el régimen de Franco para alojar a algunas de las familias que habían resultado damnificadas por la construcción del embalse del Tranco, estaban alborotados. Aurora, la hija de Donato y Feliciana, se casaba.

Esa misma tarde, los novios subieron al ferrobús que unía las ciudades de Sevilla y Córdoba y viajaron a la ciudad de los califas. La noche de bodas la pasaron en el hostal Mezquita, situado frente al edificio de la estación de ferrocarril, y a la mañana siguiente el expreso de Andalucía los llevó a Madrid, en donde tenían previsto disfrutar de los cuatro días de su luna de miel, alojados ahora en un hotelito de la calle de Alcalá.

Aurora, con diecisiete años, no conocía mucho mundo. Hasta ese momento su existencia había transcurrido entre la aldea que las aguas del embalse habían dejado sumergida y Navas del Guadalquivir, donde aparte de la iglesia y veintiocho humildes casitas sólo había un comercio de ultramarinos en el que doña Matilda, además, servía vino y cerveza a los hombres y también vendía ropa y zapatos a las mujeres.

La niña, sin embargo, había tenido suerte. Todos decían que se había casado con un hombre bien situado. El novio, Miguelito Expósito, era el funcionario de correos que cada semana se acercaba al poblado con su motocicleta para llevar la correspondencia. El joven tenía un sueldo fijo. Eso había permitido que viajaran a Madrid, algo que en aquellos tiempos era un lujo.

Cuando regresaron de la capital, las gentes del poblado, excitadas por la curiosidad, les preguntaban… Aurora hablaba poco, pero Miguel se mostraba entusiasmado…

-Madrid es única –afirmó ante el corrillo de curiosos mientras saboreaba con delectación el humo de un Celtas emboquillado-. Ni siquiera podéis imaginárosla… Allí hemos estado divinamente. Por la mañana, paseábamos, y por la tarde, sacábamos entrada en alguno de los cines de la Gran Vía… Allí, las películas, las ponen en color…

-Una tarde –murmuró Aurora- fuimos al teatro…

-Ah, sí –confirmó el novio-. Fuimos al Gran Teatro… Aquello resultó magnífico… Verdaderamente maravilloso… Además, en esos sitios, la gente es muy educada… Nos llamó muchísimo la atención lo educada que es la gente allí…

Con los ojos abiertos como platos, todos escuchaban las explicaciones del cartero…

-Fijaros –prosiguió- que la tarde que fuimos al teatro, Aurora, al poco de comenzar la función, se quedó dormida en el asiento… ¡Ay, la niña roncaba dulcemente, como un ángel…!

Y sucedió entonces –siguió hablando Miguelito- que fueron tan amables los bailarines que para no despertarla durante casi dos horas estuvieron bailando de puntillitas…

miércoles, 5 de enero de 2011

A LOS REYES MAGOS...

Pues sí, uno, como es muy tradicional, no ha dudado en pedir a sus orientales testas coronadas "salud, dinero y amor..." Y que me dejen tomar una cerveza, de vez en cuando, con los amigos...

Y seguro que me lo traen, porque he sido bueno...

lunes, 3 de enero de 2011

LA MAGIA DEL AMOR

Flor de Bastet - Imagen: Antiqva




-Vamos a leer –le dijo la señorita Minerva- este conjuro lentamente. Con mucho rigor. No puede equivocarse en las letras. La magia de la palabra escrita y leída no admite errores. Solamente así podrá librarse del influjo de la niña Chole.

La sabia fijó su mirada en la pantalla del ordenador y se dispuso a leer. El negro Raulito, extasiado ante la belleza de la mujer, la miraba sin parpadear. Tenía en su mano el papel del conjuro.

La señorita Minerva comenzó la lectura:


“Salud a ti, oh Amón-Ra, dios primigenio.
Salud a vosotras, las Siete Hathor, que adornáis el cielo con franjas de hilo rojo.
Salud a vosotros, dioses y señores de los cielos y de la tierra.

Quiero que hagáis que LA NIÑA CHOLE me siga
como el buey busca la hierba,
como la sirvienta busca a sus hijos,
como el pastor busca su rebaño.

Y si no hacéis que ella me siga
yo prenderé fuego a todos los templos de los dioses”


-Este es el conjuro –prosiguió la mujer- que debe usted leer cada amanecer durante siete días. Ahora bien, y esto es muy importante, esta es una fórmula para que alguien se enamore de usted. Como lo que usted desea es olvidar a la niña Chole deberá leer el hechizo de modo inverso, comenzando por el final. De ese modo, conseguirá romper el conjuro original que Cholita utilizó contra usted.

-Es decir, deberá leer: “dioses los de templos los todos a fuego…”, y así hasta llegar al inicio de la fórmula. Y deberá hacerlo durante siete días, cada amanecer. ¿Me ha entendido?

El negro, pensativo, asintió con la cabeza.

-Bien –prosiguió Minerva- además de esto, debe usted, cada uno de esos siete días, rellenar un cuenco mezclando con agua flores machacadas de hibiscos, lirios y rosas. Estas son, respectivamente, las flores consagradas a las poderosas diosas Bastet, Isis y Hathor. Cuando termine de recitar el conjuro, cada mañana, se beberá el brebaje. Las diosas, agradecidas, velarán para que sus deseos se transformen en realidad.

Cuando la sabia terminó de hablar, hizo un gesto que indicaba que la consulta había terminado. El negro –sin dejar de mirarla- pagó a la mujer y abandonó el cuarto.

Al poco, ya en la calle, mientras se alejaba, el hombre había tomado una decisión.

Ocho días después, terminados los rituales, el negro volvió a la consulta de la señorita Minerva. No tuvo tiempo de decir nada. La mujer, tan pronto como lo había visto, se había echado en sus brazos. Se sentía enloquecidamente enamorada de él. Tenía la certeza de que durante toda su vida habría de seguir a ese hombre “como el buey busca la hierba, como la sirvienta busca a sus hijos, como el pastor busca su rebaño…”

sábado, 1 de enero de 2011

ANTIQVA EN EL CINE








Uno de estas tardes de Navidad nuestra hija mayor nos invitó al cine. Ese fue su regalo familiar para estos días festivos. Fue así como guiados por un séquito de papanoeles que abrían el cortejo nos dirigimos al Centro Comercial El Arcángel con la intención de ver “Balada triste de trompeta”, de Alex de la Iglesia, que creo que ha ganado algo en el festival de Venecia.

Tras contemplar la película, abandoné la sala con una sensación extraña… Pensaba que ahora las películas las producen pensando en gente que disfruta contemplando actos gratuitos de violencia.

El film nos muestra dos historias diferentes. De un lado, se suceden escenas ambientadas en momentos históricos llamativos. Sobresale la escena del feroz combate entre milicianos y franquistas en el Madrid de 1937, la recreación del atentado contra Carrero Franco, la construcción del santuario del Valle de los Caídos o las imágenes de un Franco bondadoso que es mordido por un “perro” en el transcurso de una de sus cacerías. De otro lado, se nos presenta la terrible historia de dos payasos que están enamorados, de modo muy distinto, de una bella mujer del mundo de la farándula. Se trata de una sugerente trapecista de circo de la que uno mismo, de inmediato, también quedó enamorado.

Todo ello se nos brinda enmarcado en unas dosis de violencia que no entendemos del todo. Quizás si la “cosa” se hubiera contado de un modo mas calmado, todo habría resultado más creíble, más razonable. Pero está claro que Alex de la Iglesia no quería hacer algo creíble o razonable sino algo que resultase disparatadamente violento. En fin, me parece que los autores intentan satisfacer los deseos de personas que desde la infancia se han criado jugando con dosis desmesuradas de violencia.

En fin, que de la película, si se me deja, uno se queda contemplando de nuevo esa escena en la que unos “angelitos” revolotean bailando “Corazón contento…”:

“Tu eres lo más lindo de mi vida…” –cantaba Marisol en otros tiempos olvidados…



NOTA MARGINAL (Por cierto, el negro Raulito –con la traca festiva- se me ha escapado… Ayer, el ciego Coronel, que vende loterías en el cruce de Miralbaida, me dijo que lo había visto comprando flores en la floristería de doña Marta…)


LA GRAN RUEDA SIGUE GIRANDO...