De repente Lori no aguantó más y llamó por teléfono a Ulises:
-Qué hago, es de noche y estoy viva. Estar viva me está matando poco a poco, y estoy toda alerta en la oscuridad.
Hubo una pausa, llegó a pensar que Ulises no había oído. Entonces él dijo con voz calmada y apaciguante:
-Aguanta.
Cuando colgó el auricular, la noche estaba húmeda y la oscuridad suave, y vivir era tener un velo cubriendo el pelo. Entonces con ternura aceptó estar en el misterio de ser viva.
Antes de acostarse fue a la terraza: una luna llena estaba siniestra en el cielo. Entonces se bañó toda ella en los rayos lunares y se sintió profundamente tranquila.
Poco a poco fue adormeciéndose de dulzura, y la noche estaba bien adentrada. Cuando la noche madurase vendría el velo más lleno de brisa de madrugada. Mientras tanto, estaba delicadamente viva, durmiendo.
Clarice Lispector – Aprendizaje o El Libro de los Placeres