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martes, 31 de julio de 2007

LOS NIÑOS DE "CUARTO BIS"

El colegio Miguel de Cervantes en 1934.
En primer plano, el comedor; al fondo, el propio colegio (dos plantas).
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El Colegio "Miguel de Cervantes" es el más antiguo de la ciudad. Fue inaugurado el 10 de enero de 1931. La escuela Graduada constaba de dos secciones de seis unidades cada una. Una sección para niños (en la planta alta del edificio) y otra para niñas (en la planta baja).

El centro se construyó al aumentar la población del barrio de las Delicias, gracias al desarrollo que había supuesto la construcción del ferrocarril. Este incremento poblacional amparado en la actividad ferroviaria, conllevó un considerable aumento del número de niños.

Recuerdo que en el colegio, en los primeros años sesenta, había dos clases de alumnos; de un lado, los normales, en los que yo me incluia; de otro, un reducido número de niños problemáticos (unos veinte), que estaban "recluidos" en la clase que conocíamos como "cuarto bis". Nunca llegué a conocer, realmente, los motivos por los que esos niños eran considerados problemáticos. Alguna vez, alguien comentó que era porque sus familias eran pobres (más pobres que las de los alumnos normales, diría yo) y no podían pagar "las permanencias", que era una pequeña cantidad de dinero que se pagaba mensualmente para que los profesores impartieran alguna hora adicional de clase a los niños.

Los niños "normales", cada cierto tiempo, íbamos progresando, desde primero hasta sexto. Los alumnos de "cuarto bis", sin embargo, no avanzaban, sino que estaban allí hasta que abandonaban el colegio. Eran, sin duda, unos marginados. Lo cierto es que los niños "normales" teníamos un sentimiento de miedo cuando nos cruzábamos con ellos en los pasillos o en el patio. Destacaba por sus diabluras, en mis tiempos, entre los alumnos de "cuarto bis" uno al que llamábamos Pizzias, con el que llegué a trabar amistad cuando tenía seis o siete años.

Estuve en el "Miguel de Cervantes" hasta que a punto de cumplir los diez años, alcanzado el grado cuarto, ingresé en el instituto de la ciudad, para iniciar estudios de bachillerato.

Los niños normales, los que no estudiaban el bachiller, que eran los más, seguían en el colegio otros dos grados más (quinto y sexto) para abandonar luego la escuela camino del mundo del trabajo.

En general, mi recuerdo de los maestros es muy bueno. Parece que estoy viendo ahora mismo a don Manuel y a don Martín. Las lecturas del primero, hombre tan severo como cariñoso, cada cosa en su momento, hicieron nacer en mí la afición por la historia. En aquellos tiempos en que por las mañanas, formados todos en el patio, cantábamos el Cara al Sol, el nos leía, por las tardes, narraciones de leyenda sobre, por ejemplo, los tartesios, esos antiguos pobladores de Andalucía.

GRUPO DELLA FLAGELLATA


L´azione liturgica si conclude dramáticamente nel grupo della flagellata e della compagna che la conforta e con il tripudio della danza di una donna nuda, già baccante.

Il viso della flagellata, seminmascosto tra i capelli madidi di sudore, ha un´intensa espressione di umano dolore...

Domenico Rea (Pompei e la sua pittura)

LOCO POR LOS LIBROS

Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso (que eran los más del año), se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aún la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y de todos, ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva; porque la claridad de su prosa y aquellas entricadas razones suyas le parecían de perlas, y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafíos, donde en muchas partes hallaba escrito: “La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura.” Y también cuando leía: “... los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza”.

Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara para sólo ello.

Miguel de Cervantes (El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha – Capítulo I)

domingo, 29 de julio de 2007

CUANDO NO CONOCÍAMOS EL MAR

“Imágenes y palabras”, nuestro blog, ha alcanzado la entrada número cien. Teníamos que celebrarlo adecuadamente, así que hemos seleccionado como imagen para esta entrada la reproducción de la portada de una publicación infantil que para nosotros tiene un significado especial. Se trata del “Extra de vacaciones” del año 1964 del legendario “El Capitán Trueno”.

Todavía recordamos la emoción contenida con que en el verano de ese año nos acercábamos al kiosco de nuestro barrio para comprar, con las seis pesetas que a regañadientes nuestra madre había accedido a darnos, ese número especial con el que la editorial pretendía amenizar las vacaciones de los niños.

Eran unos tiempos alejados en que ni siquiera existía la televisión y los “veraneos” en la playa estaban reservados a las familias pudientes. Los niños “del interior”, en aquellos años, desconocíamos como era el mar.

Recordamos también la emoción que habríamos de sentir, muchos años después, cuando en una feria del libro de ocasión tuvimos oportunidad de localizar entre un montón de tebeos ese mismo ejemplar de “El Capitán Trueno” que un milagroso prodigio parecía haber rescatado de nuestro infancia. Se trataba de una edición facsímil pero para nosotros conservaba todo su mágico poder de evocación.

Hoy ese “mágico” ejemplar, adecuadamente enmarcado, adorna las paredes de nuestra modesta biblioteca.

¿Qué imagen podría simbolizar más adecuadamente el ensueño nostálgico de nuestra infancia…?

¡Bienvenido, Capitán Trueno, a este lugar de privilegio de nuestro blog. Los “niños de la posguerra” creíamos en ti y seguíamos tus aventuras con ilusión. Confiamos en que sigas fiel, todavía, a tus ideas y continúes luchando contra todo lo que de injusto existe en el mundo…

viernes, 27 de julio de 2007

SANTUARIOS EN LA PREHISTORIA

Lasca de sílex
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Para unirse de verdad al terruño el hombre necesita tener lugares sagrados; eso es lo que hemos aprendido de los pueblos que hemos ido conociendo desde que, siguiendo el vuelo de las grullas en el otoño, decidimos emigrar a estos parajes del mediodía. Esta tierra no nos habla, o más bien nosotros no oímos sus voces. Un santuario, Suelas de Viento, eso es lo que necesitamos para que nuestros hijos se sientan también hijos de la tierra que pisan. Esta cueva ha sido nuestro principal refugio y tiene una sala en la que podrías, si quisieras hacernos ese inmenso servicio, pintar figuras de animales para que podamos invocar sus espíritus...

Juan Luis Arsuaga (Al otro lado de la niebla - Los soñadores)

ALTAMIRA

Cuón se adelantó con una antorcha que le pasaron y penetró en la oscuridad. Suelas de Viento y Gata lo siguieron. Detrás iban los demás. Enseguida entraron en un anchurón de techo bajo. Suelas de Viento tomó la antorcha de la mano de Cuón y se fue al centro de la sala. Recorrió con la vista las paredes, despacio, y su cara no se inmutó. Todas las miradas se dirigían a él, expectantes, acechando una palabra o por lo menos un gesto de aprobación. Pero Suelas de Viento no tenía nada que decir. Se lo temía. Ya había pasado antes por esa frustrante experiencia. Pero esta vez era peor. ¡Sentía tanto decepcionar a sus amigos! Pero ¡qué podía hacer! ¿Pintar de cualquier manera, sin ton ni son? Inaccesible e indiferente, el mundo de las figuras a las que él invocaba desesperadamente también parecía estar, como el de los sueños, el de los espíritus y el de los muertos, al otro lado de la niebla.

Entonces, mecánicamente, levantó la vista para completar la inspección y marcharse, derrotado como siempre. La antorcha proyectaba luces y sombras en los relieves del techo. De pronto Suelas de Viento se quedó esculpido, con los músculos del cuello en tensión y el semblante mudado: envueltos en gasas de niebla, al galope, poderosos, venían hacia él. Graves ellos, serenas y tiernas ellas.

Todos notaron el cambio y se interrogaron unos a otros con la mirada en la penumbra de la caverna.

Suelas de Viento se paseaba ahora por la sala y exploraba los bultos del techo con la luz de la antorcha. Luego extendió su mano izquierda para acariciarlos. Se cambió la antorcha de mano y dibujó largos trazos imaginarios con la derecha. Había una, dos, tres, cuatro, cinco, seis... muchas formas en aquel techo.

Se encontraba como fuera de sí, pintando en el aire. De pronto se detuvo y volvió a la realidad, sonriente y en paz. La obra ya estaba terminada en su cabeza. Se giró hacia Gata, que lo miraba con los ojos llenos de lágrimas y de orgullo.

Nadie decía nasa, hasta que Cuón se decidió finalmente a romper el silencio:

-¿Ves algo, Suelas de Viento?

Él asintió sin despegar los labios, moviendo arriba y abajo la cabeza varias veces.

-¿Qué espíritus habitan la cueva, Suelas de Viento?

Con los ojos húmedos y la voz quebrada, Suelas de Viento respondió:

-Veo bisontes.

Juan Luis Arsuaga (Al otro lado de la niebla - Los soñadores)

miércoles, 25 de julio de 2007

SANTA MARÍA DE LEBEÑA

Santa María de Lebeña es una interesante iglesia mozárabe que destaca por el atractivo de la torre exenta que en otros tiempos la protegía y, sobre todo, por la intensa belleza del paraje natural en el que está enclavada, rodeada por los picos inmensos de la cordillera cantábrica. Se puede acceder a ella comodamente en automovil, ya que está situada en las inmediaciones de la carretera que desde el desfiladero de La Hermida se encamina al Monasterio de Santo Toribio de Liébana. No dude el viajero en desviarse unos minutos de su camino para contemplar el bellísimo entorno natural en el que se sitúa esta tan sencilla como bella construcción mozárabe.

martes, 24 de julio de 2007

ENSUEÑOS Y PRESENTIMIENTOS

Ese presentimiento de haber vivido ya lo que nos ocurre ahora mismo y de no saber cuándo ni dónde, de soñar algo que hemos soñado otras veces...
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Antonio Muñoz Molina (Beltenebros)

AMOR Y MUERTE

Nadie muere del todo hasta que no muere la última de las personas que lo han amado a uno, había dicho el chamán...
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Juan Luis Arsuaga (Al otro lado de la niebla - El Desierto de los Demonios Danzantes)

lunes, 23 de julio de 2007

DEMÓFILO

Don Antonio Machado padre, Demófilo, había sido folklorista insigne: ahí siguen sus Cantes Flamencos... Esos Cantes que habían de inspirar alguna obra teatral de los dos hijos poetas:

A Sebiya ba la Lola,
Consolación se ba ar Puerto,
La Nena la ejan sola.

En la colección de Demófilo está la tendencia popularista que luego cultivarán Antonio y Manuel y Fernando Villalón. Pero no ignoremos algo fundamental: el abuelo paterno, don Antonio Machado Núñez, catedrático, político, alcalde de Sevilla, etc., había sido trasladado a Madrid en 1883; siguiendo sus pasos marchó toda la familia. Las cosas no rodaron bien y Demófilo fue a parar a Puerto Rico como registrador de la propiedad. Regresó en 1893 con el tiempo justo para morir en Sevilla, donde había ido a recogerlo su mujer: contaba cuarenta y cinco años.

El recuerdo paterno dejó un emocionante testimonio en la obra de su hijo Antonio... en un soneto admirable (Nuevas canciones): el recuerdo de Sevilla, la casa donde nació y, ya, la presencia del padre, “aún joven”, que lee, escribe, hojea sus libros y, desde su tiempo intemporal, contempla el hijo envejecido.

Manuel Alvar (Prólogo a las Poesías completas de Antonio Machado)

ENSUEÑO POÉTICO DEL PADRE MUERTO

Antonio Machado y Álvarez, Demófilo

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Esta luz de Sevilla... Es el palacio
donde nací, con su rumor de fuente.
Mi padre, en su despacho. –La alta frente,
la breve mosca, y el bigote lacio-,
mi padre, aún joven. Lee, escribe, hojea
sus libros y medita. Se levanta:
Va hacia la puerta del jardín. Pasea.
A veces habla solo, a veces canta.

Sus grandes ojos de mirar inquieto
ahora vagar parecen, sin objeto
donde puedan posar, en el vacío.

Ya escapan de su ayer a su mañana;
ya miran en el tiempo, ¡padre mío!,
piadosamente mi cabeza cana.

Antonio Machado (Nuevas canciones)

domingo, 22 de julio de 2007

ASTRONOMÍA EN LA PREHISTORIA

Sílex
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... Sin embargo yo creo que además la naturaleza obedece a una ley más profunda e invisible que es aún más potente que las fuerzas de esos antepasados del Tiempo de los Sueños. No sé aún cuáles son las costumbres que gobiernan el mundo, pero percibo que existen. Son normas a las que nada ni nadie puede oponerse y que están en el fondo de todas las cosas. Esas cuerdas que tiran de cuanto existe deben de ser la creación de unos pocos grandes dioses, o tal vez de uno solo.

“Aunque a lo mejor”, añadió para sí, “ni siquiera hay dioses y las cosas son simplemente así desde el principio del mundo”.

-He pensado mucho sobre el tema –prosiguió- y durante un tiempo creí que el sol era el dios jefe. Pero luego me di cuenta de que sigue siempre el mismo camino y por lo tanto también obedece una ley. ¿De quién?

-Pero el sol no siempre sale por el mismo punto, ni se mete por el mismo lugar, ni sube en el cielo tanto en la invernia como en el tiempo de las sombras cortas –contestó Gata, que aunque nunca había reflexionado a fondo sobre ello tenía muy buena cabeza para razonar.

-Es verdad, Gata –se atrevió a llamarla por su nombre, aunque nadie se la había presentado y ella no se lo había dado, y le gustó escuchar el nombre en sus propios labios-. Ya se me había ocurrido, por eso precisamente pensaba que el sol tenía voluntad propia y era libre para decidir su camino, pero luego supe que no era así.

-¿Cómo lo descubriste? –preguntó una Gata, más que interesada, fascinada por la conversación.

-En una ocasión nos cruzamos, me cruce –Piojo se corrigió-, con un viejo hechicero que llevaba tres soles meditando en lo alto de una colina. Los que pasaban cerca le dejaban comida y leña porque todo el mundo sabía que sus visiones eran muy importantes. Pude hablar con él y le pregunté qué estaba mirando. Me contestó que quería conocer cómo giraban los cielos, tanto el diurno como el nocturno, y con ellos las estrellas y el sol. Aquel hombre había seguido sus movimientos, y me contó que cuando nace un sol nuevo en el invierno, sale por un punto y que ese nacedero se va moviendo al alargarse los días, y que se corre hacia la parte del cielo donde están la estrella fija y sus compañeras las estrellas permanentes, las que nunca desaparecen del cielo por la noche. Y que luego, cuando los días empiezan a acortarse, el sol se mueve en dirección contraria, hasta que llega un sol nuevo, que sale por el mismo punto en el que nació el sol anterior, y la historia vuelve a empezar.

-¡Asombroso! Nunca lo hubiera imaginado. ¿Así que, según tú, tampoco el sol es libre?

-No, y ésa es la gran diferencia con nosotros. Yo no creo que nada de lo que nos sucede sea irremediable. Lo que acontece se puede explicar cuando ha ocurrido, pero no hay forma de saber lo que va a pasar porque el mañana no existe; sólo hay ayer y hoy...

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Juan Luis Arsuaga (Al otro lado de la niebla - Entrambasaguas)

EL DIOS UNO EN EGIPTO

Ojo de Horus

El Dios Primigenio de los antiguos egipcios tenía como símbolo el sol, el astro que recorre todos los días el cielo brindando luz y energía al mundo, de modo que en el momento del alba sería el dios Khepri; a lo largo de la jornada sería Re, y al atardecer sería Atum, el sol vespertino.

Osiris, la más importante divinidad funeraria egipcia, no sería sino una manifestación de Re, el sol, durante su presencia a lo largo de la noche en el mundo subterráneo del más allá, lo que nos es confirmado por el capítulo 180 del Libro de los Muertos:

“¡Oh Re, que te manifiestas como Osiris a través de las gloriosas apariciones de los bienaventurados y de los dioses del Occidente. Forma única, misterio de la Duat, alma santa que preside el Occidente, Unnefer, que vivirá para siempre!”

En el capítulo 181 de ese mismo libro funerario, el difunto, tras saludar a la divinidad primordial, nos indica claramente como esta se manifiesta simbólicamente como el sol:

“¡Salve, oh tú que presides en el Occidente, Unnefer, Señor del País sagrado! Has aparecido en gloria como Re. En verdad, he venido para contemplarte, para regocijarme al ver tu hermosura, pues el Disco de Re es tu disco solar; sus rayos son tus rayos; sus coronas son tus coronas; su grandeza es tu grandeza; sus apariciones (al alba) son tus apariciones...”

Unos capítulos después, en 102, el difunto rogará al dios solar que le permita incorporarse a su barca (los egipcios pensaban que el sol era un inmenso navío que navegaba por las aguas celestes) a la que se incorporará desde ese mundo subterráneo en el que reina Osiris. Allí, cada noche, los difuntos bendecidos esperan la llegada de Re y su séquito de divinidades que en un viaje que se prolonga durante las doce horas nocturnas atravesarán el Inframundo para aparecer, cada nueva mañana, con el alba, por el horizonte de la tierra:

“¡Oh Grande, (que navegas) en tu barca, llévame a tu barca; he avanzado hasta tus gradas; déjame que dirija tu navegación y que esté con tus compañeros, que son las Estrellas Infatigables!”.

Pensaban los antiguos egipcios que las divinidades, los compañeros de Re, la manifestación solar del Dios Primigenio, se manifestaban como las que denominaban Estrellas Infatigables o Imperecederas, es decir, las Circumpolares, que nunca desaparecen de la vista del hombre y por tanto eran consideradas como manifestaciones eternas de las divinidades.

Ya en el capítulo 133 del Libro de los Muertos el difunto manifestará su ansia de fundirse con el Dios Uno, del que todo procede. Se ha incorporado ya a la comitiva de Re, con el que está ascendiendo a los cielos y espera ahora alcanzar la fusión, una vez convertido en divinidad tras su paso por el reino de ultratumba de Osiris, con el Dios Uno y Único que vemos que va emanando de los textos egipcios:

“Cuando los dioses que habitan el cielo ven al Osiris N. (el difunto ya glorificado y convertido en divinidad) le glorifican los mismo que (a) Re... El Osiris N. es el único Uno, perfecto en esencia en el cuerpo supremo de los que son adelantados de Re.

Ahora, integrado ya en el Dios Uno, el difunto, al fín, comprenderá todo lo que de misterioso encierra la creación:

“¡Que hermoso es ver con los ojos (a Maat, la noción del Orden y el Equilibrio del mundo) y oir con las orejas a Maat... El Osiris N. no dirá lo que ha presenciado; no repetirá lo que ha oído (acerca de las) cosas misteriosas”.

jueves, 19 de julio de 2007

PLAYA DE BERELLÍN

La playa de Berellín, perteneciente al municipio de Val de San Vicente, está situada en la costa occidental de Cantabria, cerca de Prellezo. Debido a las formaciones kársticas en las que está encajada, a la finura de su arena y al manto verde que cubre las zonas más altas de las rocas, ofrece unas perspectivas impresionantes (especialmente llamativos son los bosques de helechos).

Cuando baja la marea el viajero puede pasear por las pequeñas calas que conforman la playa, que cuando sube la marea se convierte en una gran piscina de aguas cristalinas.

miércoles, 18 de julio de 2007

MINIATURAS MOZÁRABES

Monasterio de Santo Toribio, Liébana (Cantabria)
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Llama la atención el intenso impresionismo que emana de las imágenes de las miniaturas mozárabes. Apenas cuatro trazos sirven para proyectar el rostro de un hombre dominado por las angustias y temores de los tiempos apocalípticos del Alto Medievo.

EL SUEÑO DE SAN JOSÉ

Monasterio de San Juan de la Peña
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Esta magnífica talla románica, trabajada en uno de los capiteles del claustro del Monasterio de San Juan de la Peña, próximo al Pirineo aragonés, evoca el sueño de San José, que es advertido por un ángel de las intenciones de Herodes de masacrar a los niños judíos. Para evitar la muerte de Jesús, la Sagrada Familia huirá a Egipto.

CREPÚSCULO EN CANTABRIA

Imagen de una bella puesta de sol, en Mogro (Cantabria), en la desembocadura del río Pas, en las inmediaciones de las Dunas de Liencres.

miércoles, 11 de julio de 2007

EL ALMA Y DIOS

San Juan de la Cruz decidirá recurrir a las imágenes del amor carnal, del encuentro entre la esposa y el esposo, porque no existen palabras adecuadas para poder comunicar la experiencia de la unión mística entre el alma y la divinidad. No es posible expresar en palabras todo lo que el acercamiento místico a la Luz supone. Cuando la madre Ana de Jesús y doña Ana de Peñalosa pidieron a Juan que les comentara el Cántico espiritual y la Llama de amor viva, “en lo uno y en lo otro se procuró excusar, diciendo que estas canciones se avían hecho estando el espíritu levantado sobre si mismo, en participación de aquello que en ellas significaba, y, que aunque después de vuelto de aquella contemplación sublime le quedaba una como memoria confusa de lo que allí le avían comunicado, no era con tanta distinción como avía menester para escribirlo hasta que el Señor le volviera a dar las mismas elevaciones de espíritu”.

A través de la elevación mística, Juan llegó a acceder a un conocimiento que trasciende a todo aquello a lo que el hombre puede llegar con sus sentidos. El místico, en el éxtasis, siente unas vivencias que no es capaz de expresar en palabras. Esa Luz inmensa, que es inmenso Amor, superaría la capacidad de entendimiento del hombre. Solamente gracias a la clemencia de la divinidad el místico alcanza ese conocimiento de la Realidad última que luego ni siquiera será capaz de recordar en plenitud y mucho menos de expresar en palabras.

martes, 10 de julio de 2007

ANTONIO MACHADO Y LEONOR

En una austera autobiografía Antonio Machado nos dice que: “En 1907 obtuve cátedra de Lengua francesa, que profesé durante cinco años en Soria. Allí me casé; allí murió mi esposa, cuyo recuerdo me acompaña siempre. Me trasladé a Baeza, donde hoy resido...”

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En algunos poemas de Campos de Castilla (1907-1917) Machado llora la muerte de su amada Leonor:

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Una noche de verano

-estaba abierto el balcón

y la puerta de mi casa-

la muerte en mi casa entró.

Se fue acercando a su lecho

-ni siquiera me miró-,

con unos dedos muy finos

algo muy tenue rompió.

Silenciosa y sin mirarme,

la muerte otra vez pasó

delante de mí. ¿Qué has hecho?

La muerte no respondió.

Mi niña quedó tranquila,

dolido mi corazón.

¡Ay, lo que la muerte ha roto

era un hilo entre los dos!

...

Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.

Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.

Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.

Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.

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Antonio Machado (Campos de Castilla)

lunes, 2 de julio de 2007

CANCIONES PARA NIÑOS

El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.

El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.

Han perdido sin querer
su anillo de desposados.

¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!

Un cielo grande y sin gente

monta en su globo a los pájaros.

El sol, capitán redondo,

lleva un chaleco de raso.

¡Miradlos qué viejos son!

¡Qué viejos son los lagartos!

¡Ay, cómo lloran y lloran,

¡ay! ¡ay! cómo están llorando!

Federico García Lorca (Canciones para niños)

LOS ROMANOS

Terra sigillata
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Labrarán otros con más gracia bronces animados
(no lo dudo), sacarán rostros vivos del mármol,
dirán mejor sus discursos, y los caminos del cielo
trazarán con su compás y describirán el orto de los astros:
tú, romano, piensa en gobernar bajo tu poder a los pueblos
(éstas serán tus artes), y a la paz ponerle normas,
perdonar a los sometidos y abatir a los soberbios.

Virgilio (Eneida)

EL NEOLÍTICO

Molino de mano.
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Uno de los aspectos más interesantes del proceso de transición de una economía depredadora a una productora es intentar averiguar porqué se realizó dicho cambio. Tras años de investigación, hoy día sabemos que la vida de los pueblos cazadores y recolectores del Paleolítico no fue tan penosa como popularmente se concebía, antes por el contrario, aquellos grupos llegaron a establecer un buen equilibrio con el medio, que les proporcionaba un nivel de vida aceptable hasta el punto de que algunos autores, como Shalins, han llegado a hablar de sociedades “opulentas”.

Los estudios sobre sociedades cazadoras contemporáneas han demostrado que con pocas horas de trabajo al día pueden conseguirse los alimentos necesarios para mantener una dieta rica en proteinas y ello contrasta con las numerosas horas que debe emplear en las tareas del campo un agricultor o un ganadero. La conclusión parece ser que la agricultura no se adoptó porque proporcionase una mejor y más cómoda alimentación, sino porque permite alimentar a mayor número de personas en la misma unidad de espacio.

Buscar explicaciones al porqué del cambio operado en un periodo de tiempo relativamente breve por la mayoría de los grupos humanos ha sido objeto de numerosas investigaciones y han sido muchas las hipótesis que se han formulado al respecto. Resumiremos ahora las más significativas, pensando que indudablemente se trató de un proceso con causas múltiples.

Una de las interpretaciones más aceptadas durante décadas ha sido la denominada “teoría del oasis”, mantenida y popularizada por Gordon Childe, quién defendió las causas ambientales como las impulsoras del cambio. La supuesta desecación progresiva que sufrieron algunas zonas del planeta tras la retirada de los últimos hielos obligó a hombres, animales y plantas a agruparse en torno a los puntos de agua, donde la estrecha confluencia permitiría a los grupos humanos tener un profundo conocimiento de las posibilidades alimenticias que éstos le brindaban.

Esta teoría fue desmentida por los posteriores estudios paleoclimáticos realizados en los yacimientos del Próximo Oriente, que no demostraban que la mencionada desecación se hubiera producido en los momentos que Childe apuntaba.

Fue el profesor Braidwood quien en los años cincuenta del siglo pasado aportó nuevas evidencias al problema tras la gran expedición organizada a la zona de los montes Zagros, al norte de Iraq; pudo demostrar que los primeros asentamientos neolíticos no se encontraban junto a los puntos de agua sino, precisamente, en laderas de mediana altura, en lugares favorecidos naturalmente, a los que denominó “zonas nucleares”, donde crecían en estado silvestre numerosas especies vegetales que poco a poco fueron siendo objeto de una recogida intensiva.

Otros autores como Binford, Flannery o Cohen consideraron insuficientes las propuestas de Braidwoord e intentaron explicar de forma más satisfactoria porqué se abandonó el viejo sistema, precisamente en las zonas más favorecidas donde presumiblemente no faltarían los alimentos, aunque parece claro que el perfecto equilibrio que mantenían los grupos cazadores-recolectores con su medio se rompió y fue necesario buscar medidas alternativas.

Estos autores creen que la causa de la ruptura fue la presión demográfica, es decir, el crecimiento progresivo e imparable de la población que obligó a modificar sus costumbres para aumentar los recursos per capita mediante la producción controlada de determinadas plantas y especies animales. Constatamos que muchas comunidades mesolíticas del Viejo Mundo comenzaron a hacerse sedentarias, lo que favoreció que la población empezase a crecer, dado que en un asentamiento permanente o casi permanente no existen las mismas limitaciones poblacionales que entre los grupos nómadas que deben velar permanentemente para que su población no crezca.

María Luisa Cendeño (El Neolítico: las primeras sociedades agrarias)

domingo, 1 de julio de 2007

GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

A finales de 1936 o principios de 1937 mi madre, entonces una niña, fue evacuada del Madrid republicano, junto a sus dos hermanos. Un tren lentísimo los condujo al Levante, donde terminaron recalando finalmente en Villarreal de los Infantes. Allí fueron acogidos por tres familias distintas. Eduardo, el mayor de los hermanos, había recibido de mi abuela una orden clara: no debía consentir que los separaran. Los tres debían ser acogidos en la misma población.

En Villarreal, mi madre quedó bajo la custodia de una familia que en aquellos tiempos regentaba un hotelito. Tenían también una pequeña huerta de naranjos, donde ella jugaba con los hijos de esas personas que la habían acogido.

En el hotelito, frecuentado por militares republicanos, mi madre, a fin de cuentas una niña que simbolizaba la resistencia madrileña, fue tratada siempre por todos con un cariño especial, conscientes de la tragedia que en esos momentos se estaba viviendo en Madrid.

Mi madre nos habló muchas veces de la emoción que sentía al recordar aquellos tiempos en que ella fue feliz, entre las buenas gentes que la habían acogido en Villarreal, a pesar de estar alejada de sus padres, que siguieron viviendo en el Madrid sitiado.

En esos tiempos, el que habría de ser mi padre, entonces un “chaval”, había sido alistado en el ejército nacional. Se había criado en Valladolid y allí el alzamiento militar había triunfado desde el primer momento. Consciente de la inmensa tragedia que supuso la guerra civil prácticamente nunca nos habló de sus propias experiencias en esos años terribles.

Tiempo después, en un momento más avanzado de la guerra, mis abuelos fueron también evacuados de Madrid y terminaron arribando, igualmente, a Villarreal de los Infantes, buscando recuperar a sus hijos.

Siempre me ha causado sorpresa saber que cuando los franquistas entraron en Villarreal venía con ellos un sargento de la Guardia Civil que era, ni más ni menos, que cuñado de mi abuelo. Este hombre, “que mandaba mucho”, se hizo cargo de toda la familia, ya que mi abuelo –sindicalista de UGT- había muerto unos días antes.

Mi madre nunca olvidó la imagen de las carreteras levantinas, llenas de muertos en las cunetas, cuando los nacionales los evacuaron de Villarreal. Viajaban en un camión del ejército, tapados con colchonetas, y debieron de atravesar alguna zona de lucha, ya que las balas silbaban a ambos lados del camino. El conductor –nos habría de contar mi madre muchas veces- no cesaba de repetir mientras conducía frenéticamente: “¡Por Dios, recen para que ninguna bala me alcance... Si me matan a mí, morirán todos...”

Cuando las tropas nacionales entraron, finalmente, en Madrid, llegando así a su fin la guerra fratricida, mi padre fue uno de los soldados que integraban las fuerzas de ocupación. La noche anterior su grupo había pernoctado en Torrelodones. Fue uno de los hombres que desfilaron en el “Desfile de la Victoria”.

LOS FOROS DE ROMA

El foro romano constituye algo único, no sólo debido a su aspecto arquitectónico general –o no sólo por ese motivo-, sino porque el significado para la historia de la cultura se ha desarrollado y ha crecido y transformado, primero como símbolo de la libertad y la democracia en la república y después como símbolo del imperio y de la dinastía dominante.

Este grandioso conjunto de construcciones en cuya génesis tomaron parte bastantes generaciones no se puede definir en pocas palabras por constituir el resultado de una serie de componentes y aportaciones individuales que se suceden en el tiempo. Hemos de considerar también desde este enfoque visual los foros de diferentes emperadores que van surgiendo uno tras otro: también ellos, como el foro romano, son unas construcciones impresionantes, unos monumentos que hablan destinados a los ciudadanos de Roma y el imperio, e incluso –aún en su forma truncada actual- a la gente de nuestro tiempo cuya cultura ha surgido del mundo de la antigüedad clásica.

Stefano Maggi (El foro romano)