
No sabe la flor
que su presencia dulce
cura mi alma.
María, autora de “Mi pluma de cristal” y “Algo mas que palabras”, publicó hace unos días en el segundo de esos blogs un bello poema y en un comentario posterior preguntó a sus lectores acerca de qué cosa era un “haiku”… Fue así como supimos que un “haiku” es un poema breve japonés, de tres versos, el primero de los cuales tiene cinco sílabas, el segundo siete y el tercero nuevamente cinco…
Tras esta consulta de María, quedé un poco inquieto de modo que, al fin, me animé a escribir uno de esos “haikus”. Es el que he publicado más arriba. Luego, tuve que tomar alguna fotografía que sirviera para acompañar ese sencillo poema.
La conjunción de la imagen y de las palabras, finalmente, resultó tal y como podéis ver en esta entrada. Espero que seáis benevolentes en vuestras críticas; a fin de cuentas no deja de ser una osadía que uno, a estas alturas, pretenda iniciarse en esta “cosa” de los “haikus”…
Con respecto a la imagen, tratada al modo de una “ensoñación”, quise reflejar en ella a una florecilla silvestre que había crecido sobre una costra de musgo en el tejado de una nave agrícola. Con las lluvias, el conjunto se había desprendido y arrastrado por el agua había caído al suelo. Se me ocurrió colocarlo dentro de una espuerta de plástico negro, de esas que se usan en las labores del campo… En la imagen, la florecilla está enmarcada por un halo circular… No es un efecto de retoque fotográfico… Ese halo de tinte mistérico es, simplemente, el reflejo producido por la base de la espuerta…