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martes, 3 de mayo de 2011
EL CRISTO DEL CIELO
El Cristo de piedra,
cuando amanece,
se siente más cerca del Cristo del cielo.
Con cierta frecuencia, cuando está amaneciendo, uno suele pasear por algunos rincones de Córdoba por los que su espíritu siente una predilección especial. Uno de esos espacios es la Plaza de los Dolores, donde se alza la imagen del “Cristo de los faroles”.
En esta plaza y en su entorno más inmediato (la cuesta del Bailío) se concentran, al menos así piensa uno, algunas de las esencias de la Córdoba de siglos pasados. Se trata de una plaza pequeña, rectangular, empedrada a la antigua usanza, que se muestra cercada por las fachadas y tapias de diversos edificios religiosos. Allí, cuando amanece, a la tenue luz de los faroles, este espacio se manifiesta rodeado de una soledad inmensa. Entonces, cuando “no pasa ni un alma”, absorto en sus pensamientos y contemplando la imagen, quisiera uno creer que la soledad del momento y la magia que se desprende de las paredes de los conventos quizás podrían hacer que cada amanecer el Cristo de piedra durante unos segundos pudiera tener algo de vida. Quizás la piedra fuese capaz, durante unos instantes, de captar alguna desconocida energía del amanecer y el Cristo pudiera, realmente, estar latiendo.
Esa sensación tan bella como extraña tiene, por motivos obvios, una duración efímera. El misterio solo se mantiene durante unos pocos segundos, que son los que uno ocupa en atravesar la plaza. Al momento, cuando me voy alejando, todo sugiere que la piedra vuelve a ser piedra. Posiblemente el ruido producido por mis pasos sea el culpable de que el milagro se desvanezca.
Imagen: Antiqva Photo
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Es maravilloso ese Cristo de los faroles... alguna vez iré a conocerlo... y luego te cuento si siento lo mismo... ;)
ResponderEliminarMe haces soñar....
ResponderEliminarQue bella foto, silenciosa y entrañable y que tranquilidad tu relato.. lo siento en esta mañana de trabajo con cierta envidia de no poder pasear por lugares tan magicos y relajantes.. para el espíritu.
ResponderEliminarUn beso...
Fíjate, siempre me pareció mágico ese Cristo, no sé por qué.
ResponderEliminarConectamos con esa impresión.
Besos.
Me encantan tus fotos..
ResponderEliminarsiempre me llegan de alguna forma.
Me gusta tu perspectiva.
Saludos.
Cuando se está frente a una imagen, y se la mira con fe, aunque sea de piedra, es seguro que estará latiendo. Pero lo más hermoso es que seguirá haciéndolo en tu corazón...
ResponderEliminarMuy bonita la foto!
Un beso
La magia de los rincones y plazas de Córdoba, maravilla a la vuelta de una esquina, conventos, faroles y el Cristo pétreo que en la madrugada parece estremecerse como el del madero que hay que desclavar. Y en el cielo, golondrinas y en el suelo de tus pasos. Todo es posible en Córdoba, hasta violines en el puente romano. !Salve! Antiqva, me enamoran tus letras y tus imagenes captando lo fugaz del instante, ese latido. Besito.
ResponderEliminarMe encanta todo lo que he visto, gracias por compartirlo.Te sigo porque esto promete mucho!
ResponderEliminarMe enamoran tus fotografías y los textos que las acompañan... Córdoba ya me robó el corazón hace mucho tiempo :)
ResponderEliminardos abrazos, amigo poeta de la imagen
Que hermosas fotografías tienes, me gusta tu forma de explicar y escribir los lugares, volveré y te pongo en mi lista para seguirte, besos
ResponderEliminarCon estas fotos siento que me llevás de la mano a recorrer Córdoba. ¡Qué belleza!
ResponderEliminarAmigo cuan entrañable me ha resultado esa fotografía,agradecida por traer a mi memoria esa preciosa imagen con un texto que solo se escribe cuando te has parado frente a él.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Llevo mucho rato perdiendome por tu blog, mirando y admirando los instantes captados por tu alma que esta justo detras del objetivo. Que belleza.
ResponderEliminarUn beso
Me parece impresionante la fotografía y el texto. Te seguiré visitando.
ResponderEliminarUn abrazo
Felicidades por las hermosas fotos que has captado de mi ciudad, en especial por la de Capuchinos, que me resulta especial y fantástica, pues has logrado captar el alma de uno de los rincones más místicos del planeta.
ResponderEliminarGracias por compartirlas.