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sábado, 20 de septiembre de 2014

El Minotauro





El niño sentía una mezcla extraña de fascinación y de miedo. Estaba escuchando los rugidos que surgían de las entrañas de aquel espacio de terror y sabía que en cualquier momento el Minotauro se manifestaría. La culpa de todo la tenía aquel libro en el que se hablaba de historias antiguas en los que unos héroes olvidados luchaban con hombres-toros. Ahora, en aquel agobiante pasadizo, el niño podía oler el hedor que el monstruo había impregnado en las paredes y cuando escuchó su rugido supo que se acababa el tiempo. Tenía que actuar con rapidez. Antes, no obstante, decidió enfocar con su linterna y alumbrar lo desconocido. Pudo ver así como el débil rayo de luz, antes de perderse en la obscuridad, iluminaba los ojos ensangrentados de furia del Minotauro. El animal se le estaba acercando, avanzando a un trote lento, calculando el golpe que iba a asestarle con su cornamenta. El niño palideció. Sintió que le flaqueaban las piernas. Era consciente de que con su espada de madera no podía enfrentarse al monstruo. Decidió que tenía que escapar del Laberinto y retornar al mar. Sabía que solo allí estaría a salvo pero el miedo le impedía moverse. Fue en el último instante, cuando todo estaba a punto de terminar, cuando el niño pulsó el interruptor y su pequeña linterna se apagó. Mientras el último rayo de luz se desvanecía se tiró al suelo y se tapó la cabeza con las manos. Unos instantes después, pudo sentir que el Minotauro, mugiendo enloquecido, pasaba trotando a su lado, desorientado en la obscuridad y golpeando en su confusión con sus cuernos el aire y las paredes de aquel espacio de tinieblas.

Antes de que el monstruo volviera sobre sus pasos, el niño supo lo que tenía que hacer. Abrió la puerta del armario y dando un salto abandonó ese reino de terror. Después, jadeando, apoyó su cuerpo contra la puerta para que el monstruo no pudiera salir y dio dos vueltas de llave a la cerradura. Ya solo le faltaba para estar a salvo dar un par de zancadas y alcanzar su cama. Se introdujo en ella sin vacilar y tapó todo su cuerpo, cabeza incluida, con esa manta azul que en la noche, como el mar cuando Teseo huía, le protegía de los monstruos.





16 comentarios:

  1. the waves the waves ! always an amazing
    spectacle !
    love the story !
    happy weekend to you

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  2. Genial el ambiente creado de luces, colores y sobre todo el mar con el cielo. Saludos.

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  3. Precioso relato y estupenda foto, me gusta mucho el encuadre que has hecho con el reflejo del sol en la orilla, la posición del horizonte y los tonos de la foto.
    Saludos!

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  4. Hermoso relato,...me llevo hasta el mismísimo lugar donde se encontraba el niño y el monstruo de los cuernos jejjeje,...admiraba tu arte, la fotografía que nos muestras, ese anchuroso mar que la vista no alcanza para ver donde termina,..una gran manta azul, llena de vida y de misterio...

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  5. Me han impresionado estas dos últimas entradas tuyas!!!...tanto por la fotografías como, sobre todo, por los textos que las acompañan!!!

    Enhorabuena y muchas gracias por compartir tanto y tan bueno!!!

    Un fuerte abrazo, amigo!!! ;)

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  6. Muy bonita composicion marina....relajante, tansmite paz y tranquilidad, saludos.

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  7. Me encanta esta fotografía por el color tan real que tiene. Es como si estuviera asomado a la ventana. Hasta casi puedo oler el salitre.
    Me gusta el relato buscando cobijo en su propia cama :)
    Un fuerte abrazo Antiqvua :)

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  8. Que tiene el mar, que tanto nos consume a los de tierra adentro.

    Saludos.

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  9. ¿Sabes? Hay momentos en el cuento en que parece escrito en primera persona, entre la primera y la tercera hay muchas coincidencias de lenguaje, y eso lo hace todavía más exquisito.

    Abrazo y cafelito. Gracias.

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  10. Precioso relato, con final feliz al menos por una noche.
    La fotografía preciosa y non una profundidad de campo fantástica
    SAludos.

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  11. Me gustó , un beso.
    También te gusta escribir¡¡¡

    Me alegra¡

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  12. De nuevo me traes el mar ante mi ventana, ahora que hace muchos días que dejé atrás.

    Me gusta esa imagén del mar y esa hermosa historia de tu relato.

    Besos

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  13. Mmmmm ¡Qué bien huele esta foto!

    Los monstruos, en realidad, son unos cagones, con perdón, oyen de lejos los pasos de mamá y desaparecen. Los niños, sin embargo, son valientes, enfrentan a los monstruos y a las mamás ;)

    Un abrazo grande, amigo

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  14. Bien captadas la fuerza y la inmensidad de la mar. El relato es de los que se leen de un tirón.

    Un abrazo,

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  15. La fotografía es impresionante...¿Y qué decirte del relato? Pues que yo cuando era pequeña dormía tapada de arriba a abajo; solamente un huequito abierto en la nariz para respirar ...
    Besos,

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  16. Es impresionante esta toma,basta cerrar los ojos y puedo sentir el sonido del mar...El relato muy bien seleccionado.
    Abrazos.

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