Páginas

domingo, 4 de octubre de 2009

EL ESTIGMA DEL DIABLO

“Stigma Diaboli” de una bruja fosilizado en piedra.


Cuando corría el año 1695, Ricardo Monzón, agricultor de Montilla, presentó una denuncia ante el Santo Oficio. Acusaba a su vecina Margarita Cuevas de que esta, con magias de brujería, malograba todos los huevos que ponían sus gallinas. Todos ellos, inexplicablemente, cuando se abrían, estaban impregnados de sal. “Excelencia –había dicho Ricardo Monzón al Inquisidor-, por culpa de los hechizos de esa mujer hay en los huevos más sal que en las propias aguas del mar.” Además, habría argumentado nuestro hombre, Margarita mostraba en su pecho uno de esos estigmas con los que el Maligno marca a sus fieles más distinguidos. En efecto, aclaró Ricardo, su vecina tenía tres pezones en el pecho, en lugar de los dos que resultan habituales en las mujeres.

Se dice que los inquisidores admitieron la denuncia, de modo que pronto dieron comienzo los interrogatorios y las torturas que se prolongaron durante casi dos años. Margarita, al cabo, reconocería que todo aquello de lo que era acusada era cierto. Se declaró culpable, por tanto, de que los huevos de las gallinas de su vecino resultaran insoportablemente salados, así como de tener en su pecho, además de los dos habituales pezones, una tercera “tetilla” con la que, sin duda, la había marcado Satanás en el mismo momento de su nacimiento. En aquellos tiempos, el conocimiento científico estaba algo atrasado de modo que a los inquisidores ni siquiera se les pasó por la mente comprobar si los huevos que ponían las embrujadas gallinas estaban realmente salados o no. La bruja, apaleada, había confesado su crimen y eso les bastaba.

Mucho antes de que se hiciera desfilar a Margarita por las calles de Córdoba, camino de la plaza de la Corredera, en el Auto de Fe que se celebró en esta ciudad el 7 de agosto de 1699, las gentes de Montilla supieron que la misma noche en que Ricardo Monzón interpuso la denuncia, su esposa había abandonado el hogar familiar. Parece que su marido nunca supo aclarar porqué sabía que la vecina tenía tres pezones…



Escena familiar de los felinos en reposo.

Señales malignas
-------------------

Pronto, en el pueblo, corrió la voz de que el Inquisidor de Córdoba, don Iñigo de Meléndez, tras la confesión de Margarita Cuevas y el mágico suceso de los huevos embrujados, se había desplazado a Montilla guiado por el ánimo de investigar la posible presencia allí de otras brujas. Las gentes lo habían visto acompañado de cierta muchacha de Écija de la que decían que sabía reconocer en el cuerpo de las hechiceras el “Stigma Diaboli”, esa señal que el demonio marca en las gentes descarriadas cuando sus almas entran a su servicio… Pronto un miedo intenso sacudió a las mujeres montillanas.

Poco después, sin embargo, todas ellas pudieron suspirar con alivio contemplando como con ciertas urgencias los hombres del Santo Oficio regresaban a Córdoba. Parece que la noche de antes de la partida, en ausencia de la Luna, cuatro gatos asilvestrados, tres de ellos blancos y el cuarto negro, habían atacado a la muchacha que don Iñigo de Meléndez había contratado, que mostraba ahora en sus delicados pechos, tras los envites gatunos, las marcas de trece de esos diabólicos estigmas.
.

14 comentarios:

  1. Ya sabes que en Comansi me encantó, y que reitero que gracias a dios que las cosas han cambiado, y que magia ya no se identifica con brujería.

    Aunque mi magia es la palabra... sin ningún otro artificio.

    Un abrazo, amigo mío.

    ResponderEliminar
  2. Antiqva, qué miedoooo. Me ha encantado tu cuento. Hasta me lo he creído!!! Menos mal que pusiste la foto de los gatitos, jaja, me recordaron a lo míos que siguen tumbados, ya que la calor no se va.
    Te felicito por tu relato.
    Un abrazo
    Conchi

    ResponderEliminar
  3. Jaja... yo también me pregunté cómo sabía lo de los 3 pezones.
    Me encantan tus grandes historias a partir de cosas sencillas.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Buena la historia de las brujas perseguidas en la inquisicion, que cosa terrible fue aquello, las pobres mujeres auto pensantes y dadas a las artes magicas estaban perseguidas y masacradas.
    Besitos siempre
    Janeth

    ResponderEliminar
  5. Fascinante como siempre tus relatos.

    Abrazos, amigo

    ResponderEliminar
  6. Me gusta mucho el relato Antiqva, cuanta libinosidad encierra…jajaja….

    Te contare una cosa, yo tenia una compañera de trabajo que tenia tres pechos, hasta que un limpio bisturí la dejo como a las demás, con dos…jajaja…afortunadamente nació en esta época…además, es un angel...

    Un beso

    ResponderEliminar
  7. Los gatos, afortunadamente descansan ajenos a la historia.
    Un abrazo, amigo.

    ResponderEliminar
  8. Si supiera cómo me pones cuando te leo...Me enciendes, me quemas, me derrites, me pones a cien.
    Sabes lo que tengo que hacer yo sola en la intimidad de mi habitación después de leerte? ¿Te lo imaginas?.
    Lástima no tenerte cerca para comerte la boca en esos momentos.
    Uff!. Luego vuelvo. Voy a la intimidad...

    ResponderEliminar
  9. Este ricardo Monzón ... una de dos, o era un voyeur o era un cotilla, mira que pararse a contar los pezones de su vecina...
    qué maravilla de gatos, los de la fotografía de antiqva..., creo que yalos tienes civilizados o sea domesticados...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. bueno, aclaro, que me ha tocado detrás del comentario anónimo pero yo no soy, eh?

    ResponderEliminar
  11. Fíjate q estoy segura de q, de haber nacido en ese tiempo, me hubieran quemado por bruja...
    Tienes un regalito en mi casa para tí, pásate cuando puedas.
    Un besico.

    ResponderEliminar
  12. Amigo....

    No hay duda de que vemos lo que queremos. Y se debe tener cuidado de que nuestros prejuicios no deformen la realidad... Ya ves las consencuencias ;)

    Esos adorables gatunos le dan el toque perfecto a tu relato.. no podían faltar los hermanos gatos de nuestro querido Antiqva en uno de sus cuentos de magia...

    Aplausos amigo!!! ;)

    recibe me cariño de siempre querido Antiqva ;)

    ResponderEliminar
  13. Entre brujas te veas...
    Me ha gustado muchísimo este cuento; pobres mujeres aquellas...lo que sería de varias de las que aquí comentamos si en esta época todavía se persiguiera a las mujeres por fantaseosas, creativas o sensibles... ¡bendita era digital!

    un abrazo querido Amigo!

    ResponderEliminar
  14. Me encantó...! casi tanto como "Caponata Inqvisitio"
    Muy bueno...!!!

    ResponderEliminar

Gracias, siempre, por tus palabras...