Imagen: Antiqva
Se desprendió mi sangre para formar tu cuerpo.
Se repartió mi alma para formar tu alma.
Y fueron nueve lunas y fue toda una angustia
de días sin reposo y noches desveladas.
Y fue en la hora de verte que te perdí sin verte.
¿De que color tus ojos, tu cabello, tu sombra?
Mi corazón que es cuna que en secreto te guarda,
porque sabe que fuiste y te llevó en la vida,
te seguirá meciendo hasta el fin de mis horas.
Concha Méndez Cuesta (Niño y sombras)
.
Quizás ninguna mujer ha reflejado como lo hizo Concha Méndez la terrible angustia producida por la pérdida de su primer hijo.
.
Se desprendió mi sangre para formar tu cuerpo.
Se repartió mi alma para formar tu alma.
Y fueron nueve lunas y fue toda una angustia
de días sin reposo y noches desveladas.
Y fue en la hora de verte que te perdí sin verte.
¿De que color tus ojos, tu cabello, tu sombra?
Mi corazón que es cuna que en secreto te guarda,
porque sabe que fuiste y te llevó en la vida,
te seguirá meciendo hasta el fin de mis horas.
Concha Méndez Cuesta (Niño y sombras)
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Quizás ninguna mujer ha reflejado como lo hizo Concha Méndez la terrible angustia producida por la pérdida de su primer hijo.
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Para dejar constancia de que el color de la imagen no está retocado...
ResponderEliminarImpactante, amigo lo que has posteado.
ResponderEliminarComo madre me siento estremecida.
abrazos
Tristes... pero preciosos versos, Antiqva. Gracias por compartirlos.
ResponderEliminarUn beso.
Q preciosidad, Antiqva, me ha impresionado y emocionado...
ResponderEliminarPásate por mi blog, porfa.
Besicos.
Muy bien reflejado amigo Antiqva, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn beso.
COMO SIEMPRE...Imagen y texto perfectos para comunicarnos un mensaje de alto impacto,nadie lee estas lineas sin conmoverse.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Ay amigo..
ResponderEliminarqué triste...
me estremece el sentir que me roza la fuerza cósmica de ese amor de madre..
un abrazo inmenso
Es verdad, ese dolor debe de ser terrible, algo que no se puede olvidar, la perdida de un hijo es irreparable
ResponderEliminarNo hay mayor dolor.
ResponderEliminarUn abrazo.
(la imagen es bellísima)
Que dolor.
ResponderEliminarAmigo, muchas gracias por tus palabras en mi blog. Siempre, siempre es una alegría recibirte.
Un abrazo!
No imagino un dolor mayor que ese ...
ResponderEliminarAcabo de hacerme una pregunta para ti ... ¿latidos de soledad?
Un abrazo, mi amigo.
Toda pérdida es dolorosa.
ResponderEliminarGracias por tus palabras.
Un abrazo
Una y mil veces gracias por estos vesos. Me han llegado al alma y los he hecho míos.
ResponderEliminarTenía yo 22 años y casi nueve meses guardando reposo en la cama cuando nació mi primer hijo.
Las primeras palabras que me dijeron fue que me pusiera en lo peor. Luego pasaron casi dos meses separada de él,viéndolo tan sólo a través de un cristal, en una cunita en la que él se debatía entre la vida y la muerte.
Las palabras "muy grave" y "no depende de nosotros sino de él" me eran dichas diariamente por el equipo médico. En alguna ocasión nos avisaron de madrugada "para lo peor..."
Afortunadamente su fuerza, la mía a través del invisible cordón, y la de Aquello que no se ve, hizo que un día lo pusieran en mis brazos. Hasta hoy, convertido en un hombre maravilloso.
A lo largo de todos estos años siempre he pensado que terrible hubiera sido tener un final como el de tu poema, y te aseguro que la piel se me eriza.
Un abrazo
Inmenso.
ResponderEliminarEl dolor vertido en estos versos confunde el alma.
La trasiega mezclándola con el color sanguinolento de esas aguas,que tras leer este párrafo,se identifican con las lágrimas de esa madre compungida...
Hermoso, una vez más.
Más besos.
...Es que hacía mucho que no te visitaba, y ahora me he perdido placenteramente en tus escritos e imágenes...
¿Me perdonas la pesadez?
Más besos.