Recinto fortificado ibérico
Soñó en la noche
y sintió que vivía
un dulce sueño.
Estos días pasados, guiados por un viejo amigo, hemos recorrido nuevamente las sierras subbéticas en el entorno de Doña Mencía.
Estos campos mencianos, cargados de Historia, son los que cantó el poeta y arqueólogo Juan Bernier. Allí, recorriéndolos, le vienen a la mente a uno aquellas palabras del poeta en las que evocaba a los viejos dioses paganos, a los dioses amables de la luz y la alegría:
Estos campos mencianos, cargados de Historia, son los que cantó el poeta y arqueólogo Juan Bernier. Allí, recorriéndolos, le vienen a la mente a uno aquellas palabras del poeta en las que evocaba a los viejos dioses paganos, a los dioses amables de la luz y la alegría:
¡Oh siglos, volved!
¡Volved, pues os esperan los dioses,
los dioses del amor y la alegría
del sol, la luz, las fuentes y los prados,
los dioses vivos de la carne y los deseos!
¡Volved, pues os esperan los dioses,
los dioses del amor y la alegría
del sol, la luz, las fuentes y los prados,
los dioses vivos de la carne y los deseos!
En las imágenes, tomadas donde la tierra y el cielo se unen, mostramos algunas perspectivas de lo que fue un antiguo recinto fortificado ibérico que tiene más de dos mil años de antigüedad. Sus olvidados muros siguen vigilando todavía desde lo más alto del pico de “La Oreja de la Mula” los viejos caminos de la sierra…
hermosas fotografías, y buen texto.
ResponderEliminardejo saludos.
kais kenneth
Bellas tierras con historia larga en el tiempo,una entrada preciosa que me hace viajar hasta esos confines a través de tus letras,la de otros y las preciosas fotografías,cuan lejos llegan las imagenes y cuanto alcanzan las palabras.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Preciosas imagenes Antiqva, la vastedad de la tierra y el cielo tal como lo dices se unen en esa lejania misteriosa, las fotografias preciosas nos muestran la gran belleza de esa hermosa sierra lejana.
ResponderEliminarsoñar los siglos...qué maravilla!
ResponderEliminarmil besos*
(el de la foto sos vos?)
¡Qué bonito ver que el cielo y la tierra se unen! me parecen unas imágenes cargadas de naturaleza, con ellas nuestros ojos puede contemplar aire puro de vida.
ResponderEliminarUn beso, amigo.
Hermosos paisajes querido amigo... Es hermoso ir ''donde el cielo y la tierra se unen'' y sentir cómo se unen el pasado con el presente...
ResponderEliminarun abrazo inmenso!!!! como ese cielo de por allí ;)
Reseguiste las huellas de los siglos, cuando los dioses amenos cantaban a la vida, a la natura, a la luz en aquel entorno mágico. Nos pertenecen y nos explican esas huellas.
ResponderEliminarGracias por recordarlas y por evocarlas en imagenes.
vuelvo para corroborar nuestra existencia...existimos,amigo!
ResponderEliminarbesos*
Qué a gusto se está en medio de la naturaleza ¿verdad?
ResponderEliminarHermosas fotografías!!
Has quedado fenomenal ehhh!!
besitos
Bellísimos paisajes... respirar el aire de montaña es encantador...
ResponderEliminarEsas enormes piedras son los restos de los muros...? qué tamaño...
Y el cuidador de los muros... es el arqueólogo o el escritor....?
Un beso
Es un paisaje triste...
ResponderEliminarBesicos.
Qué buenas fotos!!!!
ResponderEliminarUn paisaje agreste acompañado de las letrasd del poeta Juan Bernier y de tus propias palabras.
Un lujo.
Abrazo querido amigo
pd: tengo nuevo post y un regalito en el blog por si gustas retirarlo.
¡Me encanta la imagen que has puesto arriba del gato!
ResponderEliminarUn beso.
Hay que ver cómo devoramos todavía las cosas estas generaciones nuestras. Hasta del viento gozamos...
ResponderEliminar¿Qué pasará con estos niños que vienen respirando el único viento que sale en forma de nubecita en sus pantallas? Porque viven rodeados de pantallas: tele, ordenador, IPOD, consolas, Wiis...
¿Qué respeto y cariño van a tener por algo que no existe en su mente?
Mira, yo también me fui por los cerros...
Un abrazo, compañero.
Preciosas imágenes, una maravilla estar ahí arriba donde se unen el cielo y la tierra.
ResponderEliminarQue vuelvan los dioses del amor y la alegría... que falta hace.
¡Qué burra soy!, estaba buscando la mula,jajaja, pero sólo unos segundos, enseguida caí, no sabía que existía un cerro ocn ese nombre.
Un beso, Antiqva.
Ay, Antiqva, al leer "la oreja la mula" me dio un vuelco el corazón. Yo estuve viviendo dos años en Doña Mencía y más de una vez fuimos a la oreja la mula, con amigos y con los alumnos. Una estaba joven y podía subir aquellos cerros, jaja. Mi marido encontró muchas cosas interesantes por allí. A ver si un día nos encontramos en las tendillas y os contáis esas aventuras, pues a él le encanta la arqueología también.
ResponderEliminarUfff, en aquellos años no teníamos niños aún, qué jóvenes éramos! jaja.
Perdona la extensión pero tus fotos me trasladaron muchos años atrás.
Un abrazo
Conchi