Algunas veces las fotografías, al igual que los sueños o los espejos, no reflejan la realidad de las cosas sino otros mundos extraños que nunca conoceremos.
¡Lo que me queda por aprender!, no creo que tenga tiempo para tanto. Mientras lo sueños, las fotografías y los espejos, sean mejores que la realidad, dejémoslo estar, y soñemos. Un abrazo, Antiqva.
Imagen: Antiqva
Me has tentado amigo, te dejo comentario en tu blog foto...
ResponderEliminarUnos valen para poner letras, tú también, las espero, otros para captar imagenes, tú también, me seducen.
Bueno pero que no podamos ver esas cosas extrañas no significa que no sean reales. Que escondera ese cielo de tus fotografias...
ResponderEliminarUn abrazote.
PD: Es una receta secreta jaja
Son unas fotografías realmente fascinantes, Antiqva.
ResponderEliminarCada una de ellas trasmite sensaciones diferentes, siendo el fondo el mismo.
Este niño de la bicicleta me ha cautivado.
Un abrazo.
Se pueden crear cielos diferentes, son mágicas.
ResponderEliminarTienen alma.
Besos.
... O esos mundos hacia los que el fotógrafo nos abre la puerta ;)
ResponderEliminar.. Y esos cielos... hermosos cielos..
besos"!!
o será que los conocemos y no queremos reconocerlo?...
ResponderEliminarqué cielos, amigo!
besos*
Las he visto en tu otro blog, amigo, me parecen unas fotos mágicas, son preciosas, te felicito, por ellas.
ResponderEliminarUn beso.
Ya tienes mi Pulitzer de fotografía, a la sensibilidad.
ResponderEliminarFelicidades !!!!!!!
A través del ojo de la cámara se abre un mundo paralelo, sin duda.
ResponderEliminarSolo algunos ojos humanos pueden captarlo.
Los tuyos, por ejemplo.
Fascinates...las palabras son unas leves sombras.
ResponderEliminarSaludos desde mi velero
Quiero conocer mundos extraños.... qizás sean meor que éste.... ;)
ResponderEliminarMuy bueno el montaje. Saludos.
ResponderEliminarRamón
¡Lo que me queda por aprender!, no creo que tenga tiempo para tanto.
ResponderEliminarMientras lo sueños, las fotografías y los espejos, sean mejores que la realidad, dejémoslo estar, y soñemos.
Un abrazo, Antiqva.