Cierto día, de súbito, mientras acariciaba a su gato, la mujer sintió el deseo de acceder a la Luz de Buda, de modo que se puso en camino. Necesitaba encontrar a un maestro que quisiera iniciarla en los misterios del Zen.
Cuando, tras una búsqueda ardua, alguien le presentó al maestro, este le dijo:
-Si deseas recibir la Luz de Buda, si deseas ser una “iluminada”, debes limitarte, simplemente, a vivir el tiempo presente. Entonces serás capaz de olvidar el pasado. Dejarás, también, de temer al futuro. Sentirás, en ese momento, que para quien busca a Buda solo existe el ahora. Sabrás que nada del pasado y del futuro es real y a nada temerás. Será entonces, cuando solo vivas el tiempo presente, cuando gracias a la meditación, si Buda te concede ese don, habrá de llegarte la Luz.
-Sin duda –prosiguió el maestro- esta será una tarea difícil. Debes ser consciente desde ahora de que en una sola vida quizás no seas capaz de alcanzar la iluminación… Si así sucede, cuando te llegue la muerte y tu alma tenga que volver a encarnarse en la materia, debes recordar lo que te estoy diciendo. Solo recordando podrás, algún día, acceder a la Luz. Cuando eso suceda, a partir de entonces, tu espíritu habrá vencido a la materia y lograrás, al fin, eludir la rueda de las reencarnaciones. Entonces, sentirás que Buda está cerca de tu alma.
-Lo dejó escrito Bodhidharma –habría de decir finalmente el maestro-:
“El Zen consiste en no pensar en nada.
Una vez lo comprendes, estar de pie, sentarse o estar tumbado,
todo lo que haces es Zen.
Comprender que la mente está vacía es ver a Buda.”
Una vez lo comprendes, estar de pie, sentarse o estar tumbado,
todo lo que haces es Zen.
Comprender que la mente está vacía es ver a Buda.”
Durante toda su vida, la mujer se esforzó por hacer lo que el maestro le había explicado, pero siempre sintió que no era capaz de acceder a la Luz. Para ella, el pasado y el futuro seguían existiendo. Siempre fue consciente de que a pesar de su empeño jamás había conseguido vivir solamente el tiempo presente. Nunca se sintió libre de preocupaciones.
Dicen los que saben de estas cosas que cuando murió, la mujer quiso reencarnarse en un gato. No había olvidado, sin duda, las palabras del maestro.
Algún tiempo después, las gentes de la aldea, sorprendidas, supieron que alguien se había topado en las calles con un gato cuyo cuello estaba circundado por una correa. Sujeto a ella, alguien había colocado una lámina de cobre en la que se podía leer una inscripción enigmática:
“¡Palabras!
El camino va más allá del lenguaje,
ya que en él no hay
ayer
ni mañana
ni hoy.”
El camino va más allá del lenguaje,
ya que en él no hay
ayer
ni mañana
ni hoy.”
Todos sabían que en los últimos años de su vida la mujer había llevado esa lámina de cobre sobre su pecho, colgando del cuello. Decía, cuando alguien le preguntaba, que no quería que su corazón olvidara esas palabras. Así fue, según dicen, como todos supieron que su espíritu había retornado a la aldea.
Imagen: Antiqva Photo
Looovely!
ResponderEliminarCARPE DIEM, dicho en otras palabras, vivir el momento presente.
ResponderEliminarCreo que si se esforzó sin llegar a conseguirlo, ya hizo algo en esa dirección. Difícil perfección, complicada "luz". Sabiduría la del gato, basta con observarles, que sea feliz como gata, un camino hacía la nada, la absoluta paz.
Hay tantos caminos, senderos, atajos...
Otro cuento fascinante que nos regalas amigo, !salve! Bastet durminete, un besito Antiqva.
Perdón...quise decir durmiente.
ResponderEliminarAyyy esa tecla, esa velocidad.
Eso sucede por querer ser una iluminada, si en el universo solo somos opacidad.
ResponderEliminarEl cuento es precioso.
Gracias por este maravilloso cuento, me hace pensar...y esto es bueno...
ResponderEliminarTu fotografía es una delicia, tierna como el pan.
Un abrazo amigo.
Hermoso cuento!
ResponderEliminarQué difícil vivir sólo en el ahora y vaciarse de pensamientos!
La mente, la loca de la casa al decir de Santa Teresa de Jesús, va y viene, del pasado al futuro como una especie de limpiaparabrisas...
Qué bonita tu gata!
Besos
Muy bien logrado el cuento querido amigo,tiene todos los elementos para atrapar nuestro interés,tiene su punto de reflexión sobre esa perfección que buscamos aun cuando la respuesta ya la tenemos,la luz muchas veces es la sabiduría que nos la experiencia,vivir día tras día.
ResponderEliminarLa fotografía es absolutamente descriptiva y ese pie que se asoma muy enigmático.
Un abrazo !
Un placer haber llegado hasta aquí, Antiqva. Encontré un confortable lugar donde la reflexión me dio la bienvenida. Bellísimo cuento donde la filosofía oriental se pone de manifiestro mostrándonos un camino; difícil camino, por cierto, ya que para comenzar a transitarlo hay que romper con estructuras MUY arraigadas; pero no es imposible. Quizás así podremos liberarnos de tantos pensares que cargan nuestra diaria mochila. Un beso grande y me quedaré por aquí...
ResponderEliminarqué buen relato, tan lleno de positivismo y amor por la vida. Ese gatico me gusta :)
ResponderEliminarun abrazo
A great post and a very beautiful picture. Wonderful work.
ResponderEliminarUn cuento muy bonito. Y un gato pa comérselo (o gata)
ResponderEliminarUn besico.
Aquí, en esa foto, el que no duerme, es porque no quiere...
ResponderEliminarSaludos!
Supongo que en la última reencarnación que te lleva definitivamente a la luz, ni siquiera tienes deseos de reencarnarte en nada concreto. Es probablemente entonces, cuando la cabeza se ha vaciado completamente de ataduras terrenales.
ResponderEliminarMe ha encantado, Antiqva.
Un beso,
Que lindo gato, la foto est´muy buena.
ResponderEliminarSaludos.
Sill
Fantástico Antiqva,fantástico.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Natàlia en lo de Carpe Diem,que es la mejor y más olvidada filosofía.
Me ha encantado.
Un beso.
Finalmente, había comprendido ...
ResponderEliminarah.. los gatos.... maestros del Zen =)
ResponderEliminarbesos!!
Ummm que bonito amigo.. y es verdad que la filosofia Zen.. se ve en el gato que es maestro Zen seguro y esos pies descansando y relajados..
ResponderEliminardespues del camino recorrido, botas de senderista...
feliz..
Bueno luz... la de tu relato y la de tus fotos como siempre...
Un beso con mucho cariño.
Muy chulo el cuento y la reencarnación perfecta, es que yo creo que los gatos siempre están en Zen..., por lo menos el que tenía yo practicaba mucho esa técnica.
ResponderEliminarPreciosa fotografía (¿Montaje?) el de la cabecera.
A wonderful post and a great picture. Beautiful work.
ResponderEliminarQuerido amigo, que rico baño me he pegado en tu mar, tan dorado y tan lleno de pasión y sensualidad..
ResponderEliminarme ha encantado, ya con este refresco y bikini en mano me dirijo a iniciar la mañana de trabajo, libre de malos pensamientos y malas ideas..
Tan bella tu imagén..... que quiero que sea mia..
Un beso solo para ti
Encantador relato. A mí me ocurriría - o me ocurrirá - como a la mujer de tu relato: que si es a base de negar el pasado y el futuro y dejar la mente en blanco, no alcanzaré la luz y volveré a mi aldea (o a mi blog). Besos, querido amigo.
ResponderEliminarNo..no...
ResponderEliminarno he venido a verte a ti, o a tu gato..
he venido a ver tu amanecer nuevamente ..
besos
Me ha gustado tanto la foto, que ni te leí. Volveré con más tranquilidad. Es que ese gato y la bota...súper!!!
ResponderEliminarBesos, Antiqua.
La foto me encanto, ese gato que tienes es una belleza, aun de dormido, jejeje, y seguramente ese es tu zapato mi amigo que salio muy bonito en la foto...el cuento es maravilloso, que razon tenia la buena mujer al escribir palabras tan sabias en aquella lamina de cobre...
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