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jueves, 12 de enero de 2012
Junia y el gladiador
Las matronas de la gens Junia se rasgaron las túnicas cuando Lucio Junio Paulino las hizo saber que su hija Junia Minor, que tenía quince años, había huido de la casa familiar buscando los brazos de Actius, un hombre sin honor que vendía su cuerpo en los espectáculos de gladiadores.
-Ese hombre debe morir –sentenció el padre-. Solo de ese modo Junia quedará libre del arrebato que ha hecho que entregue su cuerpo a un criminal. Publio, hijo mío, debes ocuparte de que así suceda. No podemos permitir que el honor de tu hermana y de nuestra familia sea motivo de chanzas entre las gentes de la Colonia Patricia Corduba.
Publio, por toda respuesta, asintió con la cabeza.
Todo había comenzado unos meses antes. Había sido entonces cuando Junia Minor, contemplando las luchas de gladiadores en el anfiteatro, se había sentido atraída por uno de los vencedores de aquel éxtasis de sangre. Se trataba de Actius, un hombre libre que para su abominación había firmado un contrato con uno de los tratantes de gladiadores de la colonia. En ese acuerdo, él se prestaba a luchar en todos los combates en los que el lanista intermediase. Actius, un joven pleno de valor, quería disfrutar de los éxitos que las luchas habrían de brindarle. Quería obtener elevados ingresos a cambio de poner en juego su propia vida.
Cuando Junia le conoció, el gladiador, que tenía veintiún años, había saboreado en seis ocasiones la palma de la victoria y su cuerpo atlético era tan ensalzado por los poetas como codiciado por las mujeres. Las gentes decían que en los últimos juegos había obtenido tras degollar a un tracio de corpulencia descomunal unas ganancias que había superado las 1.000 piezas de oro.
Junia Minor, enloquecida de deseo por el luchador, no había dudado, como tantas otras mujeres, en entregarse a sus brazos, pero al poco a la pasión se aunó el amor y la extraña pareja se desposó, para descrédito de Lucio Junio Paulino, que ostentaba el cargo de flamen del culto al Emperador en la ciudad y que precisamente en esos días había sido también designado flamen de la provincia Hispania Ulterior Bética.
Lucio Junio y su hijo Publio no tardaron en trazar sus planes. Para festejar su nombramiento como flamen provincial, el padre organizaría unos espléndidos juegos de gladiadores en los que todo habría de confluir para que Actius encontrara la muerte. Con esa pretensión buscarían un contrincante apropiado y además, por si la valentía de este fallaba, se apoyarían también en los poderes inmensos de la magia negra. Para ello, el hijo habría de contratar los servicios de Amonio, un profeta del que se sabía que era un experto en el dominio de los démones. Todo ello debía asegurar que Actius perdiera la vida en esos juegos gladiatorios.
NOTAS
-Colonia Patricia Corduba era el nombre de Córdoba en los tiempos de Roma.
-El lanista era quien suministraba los gladiadores a los responsables de organizar los juegos.
-El flamen, alto cargo sacerdotal, era el responsable del culto al Emperador en la respectiva ciudad o provincia.
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Iniciamos el relato de JUNIA Y EL GLADIADOR que pretendemos desarrollar en un total de cuatro entregas.
ResponderEliminarLa fotografía de esta primera entrega me la envío mi amiga Natalia Tarraco, a cuyo blog he enlazado debajo de la imagen.
Un abrazo, amig@s
Desde tiempos inmemoriales, la clase social,casta o lo que sea, ha primado sobre los sentimientos.
ResponderEliminarFascina la vida de los romanos-a mí siempre me llamó la atención-por su nivel cultural y a la vez, su pasión por la crueldad.
Veremos cómo continúa esta trama tan usual en aquellos tiempos.
Besos.
Ah, la juventud, liebre capaz de saltar las trampas de la deteriorada prudencia... (Es de Shakespeare, pero viene al caso) ¡Espero que termine bien!
ResponderEliminarUn beso,
Ayyy Antiqva amigo, me tienes enganchada de lleno.
ResponderEliminarSabida es la atracción que despertaban en las féminas los bellos gladiadores, consta en grafittis en Pompeya, menudos piropos, y después de la erupción fatal, cuando las excavaciones, se encontraron enlazados en abrazo amoroso los cuerpos desnudos de un gladiador y una dama con sus pulseras valiosas. La realidad demuestra que tu relato es posible, sucedió, me lo creo y me fascinas.
¿La foto que te regalé, con un gladiador, será la imagen de Actius? es un placer figurar en tu relato ni que sea modestamente.
Espero más !salve!
Los démones, criaturas entre los dioses y los héroes que tienen una vida indeterminada, que le pregunten a Hesíodo.
ResponderEliminarDémones buenos y démones malos, ambos con cara de conciencia que te susurran al oído, que le pregunten a Sócrates.
Novela por entregas, fabuloso. Leeremos las cuartillas y luego, de nuevo, el lote completo.
Gracias.
Veamos que les tienes preparado a Junia y a su gladiador; casi se huele la sangre.
ResponderEliminarMe corroe la espera, que lo sepa usted
Abrazos, Antiqva
Ío
¡¡Me gusta mucho tu estilo claro, liso, intenso!!
ResponderEliminarUn beso y espero al continuación, qué suspenso, qué suspenso...
Por cierto, la foto de Natalé ¡¡es magnífica!!
ResponderEliminarOh ..
ResponderEliminarUn sino adverso para la pareja... Nunca este tipo de amor (tal vez el más grande) dejará de ser contado...
Me ha fascinado querido amigo... Tus cuentos son un tremendo vuelo para la imaginación...
besos miles ! =)
MAGNÍFICA FOTO..
ResponderEliminar¡Ave Antiqva! ya estoy enganchada a la historia de estos enamorados :) y la fotografía muy sugestiva, en 'comunión' perfecta con tu relato; felicades a ambos
ResponderEliminary abrazos
Mi querido Antiqva tu cuento promete ser un viaje a las epocas de gladiadores y amores complicados, de magia negra e intrigas ademas de muerte y suspenso,...adoro tus cuentos espero con ansias la segunda parte...
ResponderEliminarVaya querido amigo esta historia promete ser entretenida.. Junia y el gladiador.... y la foto preciosa.. y impactante... muy bella.
ResponderEliminary espero impaciente.. que ese amor... logre vivir aventuras... inmensas...
si .. sí..
Un besazo
novela en entregas sobre el tema mayor de toda historia: el amor y sus enemigos.
ResponderEliminarespero el segundo capítulo!
abrazo*
Y así, entre novela histórica me pregunto si llegará novela negra, por la intriga...
ResponderEliminarUn abrazo.
En todos los tiempos y épocas los padres nunca están conformes con los amores de sus hijas, ¡que vida! Y no lo entiendo porque yo al gladiador no le veo nada malo, es independiente económicamente y además ama a Junea, eso debería bastar.
ResponderEliminarAh, y en la foto Natalia salió muy bien.
Besitos.
Me chifla Roma. Y espero que sigas.
ResponderEliminarUn besito, Antiqua.
Muy bueno, me gusta
ResponderEliminarSaludos
Suena muy interesante....quien no se iba a enamorar de un Gladiador? enamora su valentía y su cuerpo atlético.. mm. bueno así me lo imagino...Creo que esta historia de amor tendrá que derribar muchos obstáculos, se nota desde el inicio.. buena batalla le espera al Gladiador
ResponderEliminarBuen inicio de semana amigo ANTIQVA
Besos.
La foto de la entrada.. es espectacular... que bonita... amigo.. estas hecho un maestro.. fotográfo..
ResponderEliminarUn besazo
Ummm quien no se enamoraría de un gladiador de veintiún añitos y con un cuerpazo de muerte jejeje...
ResponderEliminar¡Me encantó! y esto de que los padres estén en desacuerdo con los amores de los hij@s,por desgracia aún ocurre...
Una fotografía preciosa que nos transporta al relato perfectamente.
Un abrazo.
Un abrazo
Hasta yo me he enamorado de Actius y hasta siento celos de Junia.
ResponderEliminarEspero que falle el plan para eliminarlo. Voy a por la segunda parte, tus letras enganchan.
Un abrazo
Qué duro castigo tiene el amor, parece que una enfermedad para quien lo padece.
ResponderEliminarY no cambian las cosas, no cambian.
Besos.
Acabo de regresar de mis vacaciones y mientras mi familia mira el partido de futbol yo me deleitaré con tu historia... :)
ResponderEliminarLo bueno de llegar tarde es poder leerla de un tirón...
Ya me enganchó... :)