
He tenido el honor de que se me invite a hablaros, nada menos, que del Guadalquivir, a su paso por Córdoba, y de un edificio que fue el asombro del mundo en los tiempos en que Andalucía, y buena parte de España y Portugal, eran conocidas con el nombre de al-Andalus, quizás “La Tierra de los Vándalos”, uno de los pueblos bárbaros que invadieron Hispania y Mauritania en los momentos finales del Imperio Romano.
Ese edificio que os voy a invitar a conocer, que mantiene todavía intacta su capacidad de misterio y embrujo, es la Mezquita Aljama de Córdoba.
EN EL PUENTE VIEJO
Cuando Gerald Brenan, el gran hispanista inglés, visitó esta ciudad y paseó por la ribera del Guadalquivir no pudo sino rememorar la denominación de “gran rey de Andalucía” que Luis de Góngora (cordobés) había otorgado a nuestro río en un soneto inmortal. En el poema, Luis de Góngora evocaba las murallas y las torres de Córdoba, que estaba contemplando, posiblemente, desde las inmediaciones de la Torre de la Calahorra, al otro lado del río, cruzando el Puente Viejo, frente a la Mezquita. Al fondo, más allá de la ciudad, que se desparrama en el llano, el poeta evocaba las sierras encumbradas, cuya silueta, en el horizonte, otorga a la ciudad de Córdoba su imagen distintiva. Córdoba, regada por el Guadalquivir, el “Río Grande” de los musulmanes, está enclavada en ese fértil valle del que nos habla el genial poeta barroco, entre el propio río y las estribaciones de Sierra Morena:
¡Oh, excelso muro, oh torres coronadas
de honor, de majestad, de gallardía!
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
de arenas nobles, ya que no doradas!
¡Oh, fértil llano, oh sierras encumbradas,
que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre gloriosa patria mía,
tanto por plumas cuanto por espadas!
Si entre aquellas ruinas y despojos
que enriquecen Genil y Darro baña
tu memoria no fue alimento mío,
nunca merezcan mis ausentes ojos
ver tus muros, tus torres y tu río,
tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!
Un viejo sello de la ciudad, fechado en 1360, ya nos ofrecía una imagen idealizada y simbólica de este bello conjunto que gira en torno a la Mezquita, el Puente y el Molino de la Albolafia. Desde entonces esta imagen se ha utilizado una y otra vez, en diversas interpretaciones, en la decoración de cordobanes y guadamecíes, típicos productos de la artesanía de calidad cordobesa.
También, desde tiempos remotos, estos parajes, hoy idílicos e impregnados de nostalgia, han estado vinculados a la muerte y al sufrimiento. Desde los siglos del dominio islámico aquí se colocaban para exposición y escarnio público los cadáveres de los ajusticiados, muchas veces crucificados. Después, en los tiempos de la Inquisición, se sabe que en estas pequeñas islas próximas al puente era donde como culminación de los autos de fe ardían los cuerpos de los herejes condenados a la pena de hoguera.
Amig@s, desde el Puente Viejo, restaurado en fechas recientes y que luce de manera bellísima, nos vamos a desplazar ahora, no sin dejar de admirar antes la Puerta del Puente, que se remonta a los tiempos de Felipe II, al edificio colosal de la Mezquita, cuyos lienzos amurallados estamos ya vislumbrando.
Llegados al templo, a medida que nos vayamos internando en su interior no nos será difícil percibir cierto sentimiento de estremecimiento: nuestras mentes están siendo invadidas por una creciente sensación de prodigio... Pocas veces puede el hombre, como sucede en este misterioso edificio, tomar conciencia de que ha llegado al reino de la pura extensión vacía, y es que la Mezquita de Córdoba, desprovista de todo lo que no sea espiritualidad y cálculo matemático en su construcción, nos brinda un itinerario de estremecimiento y penumbra. El inmenso “bosque de columnas”, que nadie sabe como ha logrado sobrevivir al paso del tiempo, se nos brinda –en su inmenso silencio- como un claro ejemplo de lo que pueda ser la casualidad o el milagro. Córdoba contó con unas 300 mezquitas en su momento de máximo esplendor. Solamente esta, la Aljama, se ha conservado.
“El espacio cuadrado que dibujan las columnas se convierte en octógono en la base de la cúpula y luego en un hemisferio cubierto de mosaicos dorados, señalando las fases de la ascensión simbólica, el viaje del alma desde lo visible y lo audible hacia lo invisible y hacia el silencio que trasciende todo sonido: el cuadrado es el mundo material, y por eso su forma se dibuja en el suelo, el octógono es el trono de Dios sostenido por las jerarquías de los ángeles, la cúpula es la concavidad del cielo y de la presencia divina.”
Vamos ahora, amig@s, tras haber contemplado ese bello prodigio que constituye el espacio que construyó al-Hakam II, a desplazarnos a los laterales del inmenso templo. Tendremos así ocasión, ahora, de recrearnos admirando multitud de piezas artísticas y arqueológicas (la Mezquita es un museo riquísimo) que nos permitirán evocar las diversas culturas que en esta ciudad de Andalucía han estado asentadas a lo largo de los siglos: veremos así que antiguos sarcófagos romanos conviven con ladrillos visigodos o epigrafías islámicas. Si reparáis en los suelos, pronto observaréis sugerentes inscripciones que nos hablan de que en tal o cual lugar está enterrado alguien que, en siglos pasados, fue “Familiar” de la Inquisición o Escribano Público… La Historia, el Arte y la Arqueología asoman por cada uno de los rincones del edificio que estamos visitando.
Todos esos vestigios nos hablan de un tiempo que ya pasó, y es que –en palabras nuevamente de Muñoz Molina-: “la visita a la Mezquita nos permite evocar lo que no fue sino un gran naufragio olvidado, el de Córdoba, el de sus calles y sus alcázares…”
Pero, amig@s, no tenemos tiempo para entristecernos, invadidos como estamos ahora por la Historia y el Misterio… Tenemos que abandonar –no sin cierta sensación de pesar- la inmensa sala de oración califal. Afuera, en el bellísimo Patio de los Naranjos, nos están esperando unos amigos que nos van a llevar a conocer la Judería, el barrio que arropa a la Mezquita, y las tabernas, siempre tan queridas por todo lo que representan, de Córdoba… Vayamos a su encuentro…
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(Publicado en COMPARTIENDO EXPERIENCIAS)
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