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sábado, 31 de enero de 2009

CÓRDOBA:LA MEZQUITA Y EL GUADALQUIVIR




Puente Viejo de Córdoba



Voy a intentar, amig@s, enseñaros dos de las joyas más destacadas con que cuenta Córdoba, la ciudad que me conquistó hace ya muchos años.

He tenido el honor de que se me invite a hablaros, nada menos, que del Guadalquivir, a su paso por Córdoba, y de un edificio que fue el asombro del mundo en los tiempos en que Andalucía, y buena parte de España y Portugal, eran conocidas con el nombre de al-Andalus, quizás “La Tierra de los Vándalos”, uno de los pueblos bárbaros que invadieron Hispania y Mauritania en los momentos finales del Imperio Romano.

Ese edificio que os voy a invitar a conocer, que mantiene todavía intacta su capacidad de misterio y embrujo, es la Mezquita Aljama de Córdoba.


EN EL PUENTE VIEJO

Cuando Gerald Brenan, el gran hispanista inglés, visitó esta ciudad y paseó por la ribera del Guadalquivir no pudo sino rememorar la denominación de “gran rey de Andalucía” que Luis de Góngora (cordobés) había otorgado a nuestro río en un soneto inmortal. En el poema, Luis de Góngora evocaba las murallas y las torres de Córdoba, que estaba contemplando, posiblemente, desde las inmediaciones de la Torre de la Calahorra, al otro lado del río, cruzando el Puente Viejo, frente a la Mezquita. Al fondo, más allá de la ciudad, que se desparrama en el llano, el poeta evocaba las sierras encumbradas, cuya silueta, en el horizonte, otorga a la ciudad de Córdoba su imagen distintiva. Córdoba, regada por el Guadalquivir, el “Río Grande” de los musulmanes, está enclavada en ese fértil valle del que nos habla el genial poeta barroco, entre el propio río y las estribaciones de Sierra Morena:



¡Oh, excelso muro, oh torres coronadas
de honor, de majestad, de gallardía!
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
de arenas nobles, ya que no doradas!

¡Oh, fértil llano, oh sierras encumbradas,
que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre gloriosa patria mía,
tanto por plumas cuanto por espadas!

Si entre aquellas ruinas y despojos
que enriquecen Genil y Darro baña
tu memoria no fue alimento mío,
nunca merezcan mis ausentes ojos
ver tus muros, tus torres y tu río,
tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!




Molino de la Albolafia




Luis de Góngora contemplaba Córdoba desde las inmediaciones de la Calahorra, en el Campo de la Verdad. Desde esa torre, “Balcón de Luz” en palabras de Luis Jiménez Martos, las perspectivas sobre el Puente Viejo, la Puerta del Puente y la Mezquita son magníficas. A la izquierda del observador se sitúan, también, los restos de varios molinos, mientras que en la ribera de más allá sobresale la abundante vegetación y sobre ella las murallas del Alcázar, sede de la Inquisición en siglos pasados.

Un viejo sello de la ciudad, fechado en 1360, ya nos ofrecía una imagen idealizada y simbólica de este bello conjunto que gira en torno a la Mezquita, el Puente y el Molino de la Albolafia. Desde entonces esta imagen se ha utilizado una y otra vez, en diversas interpretaciones, en la decoración de cordobanes y guadamecíes, típicos productos de la artesanía de calidad cordobesa.

También, desde tiempos remotos, estos parajes, hoy idílicos e impregnados de nostalgia, han estado vinculados a la muerte y al sufrimiento. Desde los siglos del dominio islámico aquí se colocaban para exposición y escarnio público los cadáveres de los ajusticiados, muchas veces crucificados. Después, en los tiempos de la Inquisición, se sabe que en estas pequeñas islas próximas al puente era donde como culminación de los autos de fe ardían los cuerpos de los herejes condenados a la pena de hoguera.




Mezquita de Córdoba



LA MEZQUITA ALJAMA

Amig@s, desde el Puente Viejo, restaurado en fechas recientes y que luce de manera bellísima, nos vamos a desplazar ahora, no sin dejar de admirar antes la Puerta del Puente, que se remonta a los tiempos de Felipe II, al edificio colosal de la Mezquita, cuyos lienzos amurallados estamos ya vislumbrando.

Llegados al templo, a medida que nos vayamos internando en su interior no nos será difícil percibir cierto sentimiento de estremecimiento: nuestras mentes están siendo invadidas por una creciente sensación de prodigio... Pocas veces puede el hombre, como sucede en este misterioso edificio, tomar conciencia de que ha llegado al reino de la pura extensión vacía, y es que la Mezquita de Córdoba, desprovista de todo lo que no sea espiritualidad y cálculo matemático en su construcción, nos brinda un itinerario de estremecimiento y penumbra. El inmenso “bosque de columnas”, que nadie sabe como ha logrado sobrevivir al paso del tiempo, se nos brinda –en su inmenso silencio- como un claro ejemplo de lo que pueda ser la casualidad o el milagro. Córdoba contó con unas 300 mezquitas en su momento de máximo esplendor. Solamente esta, la Aljama, se ha conservado.



Bosque columnas



Las columnas y los arcos de la Mezquita de Córdoba, que se inspiran en el modelo clásico de los acueductos romanos, nos recuerdan un bosque inmenso de palmeras a cuya sombra acudirían los hombres del Islam para sentir el gran Misterio. Se dice que los arquitectos habían querido reproducir la estructura que según la tradición había tenido la Casa del Profeta en Medina: una gran sala de oración sostenida por troncos de palmera y techada con barro y palmas; junto a ella había un patio rectangular, y el edificio entero estaba rodeado por una cerca protectora.


Cúpula octogonal


Sigamos ahora, amig@s, a Antonio Muñoz Molina y caminando con él, hacia el sur, por la nave central que lleva directamente al mihrab de al-Hakam II vamos a internarnos en la espesura del bosque de los símbolos. Pronto veremos que el techo plano de la inmensa sala de oración, de súbito, se levanta a los cielos para transformarse en una bellísima cúpula octogonal de nervios entrecruzados:

“El espacio cuadrado que dibujan las columnas se convierte en octógono en la base de la cúpula y luego en un hemisferio cubierto de mosaicos dorados, señalando las fases de la ascensión simbólica, el viaje del alma desde lo visible y lo audible hacia lo invisible y hacia el silencio que trasciende todo sonido: el cuadrado es el mundo material, y por eso su forma se dibuja en el suelo, el octógono es el trono de Dios sostenido por las jerarquías de los ángeles, la cúpula es la concavidad del cielo y de la presencia divina.”

Vamos ahora, amig@s, tras haber contemplado ese bello prodigio que constituye el espacio que construyó al-Hakam II, a desplazarnos a los laterales del inmenso templo. Tendremos así ocasión, ahora, de recrearnos admirando multitud de piezas artísticas y arqueológicas (la Mezquita es un museo riquísimo) que nos permitirán evocar las diversas culturas que en esta ciudad de Andalucía han estado asentadas a lo largo de los siglos: veremos así que antiguos sarcófagos romanos conviven con ladrillos visigodos o epigrafías islámicas. Si reparáis en los suelos, pronto observaréis sugerentes inscripciones que nos hablan de que en tal o cual lugar está enterrado alguien que, en siglos pasados, fue “Familiar” de la Inquisición o Escribano Público… La Historia, el Arte y la Arqueología asoman por cada uno de los rincones del edificio que estamos visitando.




Patio de los Naranjos


Todos esos vestigios nos hablan de un tiempo que ya pasó, y es que –en palabras nuevamente de Muñoz Molina-: “la visita a la Mezquita nos permite evocar lo que no fue sino un gran naufragio olvidado, el de Córdoba, el de sus calles y sus alcázares…”

Pero, amig@s, no tenemos tiempo para entristecernos, invadidos como estamos ahora por la Historia y el Misterio… Tenemos que abandonar –no sin cierta sensación de pesar- la inmensa sala de oración califal. Afuera, en el bellísimo Patio de los Naranjos, nos están esperando unos amigos que nos van a llevar a conocer la Judería, el barrio que arropa a la Mezquita, y las tabernas, siempre tan queridas por todo lo que representan, de Córdoba… Vayamos a su encuentro…

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(Publicado en COMPARTIENDO EXPERIENCIAS)

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10 comentarios:

  1. Buen paseo por la historia,la poesía y el paisaje cordobés.
    La mezquita palmeril con su majestuosidad,esos patios, esa poesía...
    Todo precioso,Antiqva, y muy bien narrado y expuesto.
    Pareces un guía cultivado y atento.
    Apenas la recuerdo bien,pero si algún día vuelvo...te avisaré para que me hagas una ruta de las tuyas.
    Besos.

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  2. Aniqva,
    Qué preciosidad de entrada por lo que nos explicas, por como lo cuentas, por los textos y por las imágenes que acompañas; me han gustado micho la de las columnas y la de la cúpula. He encontrado hermosísima la explicación del oasis de palmeras y la cúpula de Dios.
    En este tramo "..tomar conciencia de que ha llegado al reino de la pura extensión vacía..." he recordado el zen y el mundo de lo absolutamente esencial y tu relatar se va adentrando hasta parecerme íntimo.
    Que me gustó un montón Antiqva y que Inuit va a ir a Córdoba, vamos si va a ir, casi que esta semana santa.
    Inuits

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  3. Tus palabras e imágenes me han transportado mágicamente por la historia y sus lugares.. me encantó el recorrido..

    y me he quedado contemplando la cúpula, como si estuviese ahí mismo, debajo de ella, sintiendo la caricia de esos rayos de sol..

    un beso

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  4. No puedo creerme que exista ese molino tal y como está en la fotografía..., aquí son mucho más pequeños, los pocos que yo he visto y que ya no sé si existirán...
    Entrada muy ...buena.
    Un abrazo.

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  5. Es una ciudad bellísima, q aún late con el mismo corazón de esa herencia q la hizo hermosa e intemporal.
    Un besico.

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  6. Me uno a los elogios tan bien merecidos.

    Un abrazo

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  7. me gustó mucho tu modo de explicar tan claro, especialmente para los que no conocemos el lugar y estamos tan lejos.
    Confieso, que en mi época de estudiantem en las clasesde historia, se mencionaba muchísimo al Guadalquivir, con tu relato voy comprendiendo el verdadero valorde la historia.

    Gracias una vez más por ayudarme a incrementar mis conocimientos.

    Un beso y abrazo enorme, amigo!!!

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  8. Mientras no tenga la dicha de ir a esa tierra, pues seguiré disfrutando de lo que nos cuentas.
    Buen paseo.


    Abrazos.

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  9. Solo he estado una vez en Córdoba, hace muchos años, pero te aseguro que cuando la economía lo permita la volveré a visitar. Es una ciudad preciosa al igual que Granada la mía.
    Por cierto, ¿sabes que tienes a alguien con tu mismo nik?

    http://antiqvae.blogspot.com/
    Un beso de reencuentro.

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  10. Hola, acabo de encontrar que tienes el mismo nick que yo. Bien, me alegra que lo bueno abunde, jeje. En realidad no es mi nick, ni mi nombre. Mi nick es Gil-Luna, lo considero más un pseudónimo, no un nick.

    Un saludo y eres bienvenido/a a mi blog.

    Gil-Luna.

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Gracias, siempre, por tus palabras...