Imagen: Antiqva
Los antiguos egipcios, en su concepción global del mundo, distinguían entre distintos espacios claramente diferenciados. Ante todo, resultaba evidente la existencia de nuestro propio espacio terrestre, el Reino de los Vivos, cuyo centro estaba situado en Egipto. El río Nilo constituía el eje del mundo terrenal y los egipcios pensaban que más allá de su país todo estaba regido por el caos y por la amenaza continua de los enemigos de Egipto.
Sobre la tierra, sostenida por cuatro inmensos pilares que se apoyaban en sus cuatro confines, se elevaba la bóveda celeste en la que estaban situados el sol, la luna y las estrellas. Era el Reino de Re, el Cielo Superior, que simbolizaban a través de la diosa Nut, a la que usualmente representaban como una mujer arqueada sobre la tierra, apoyando sobre ella sus manos y sus pies. El cuerpo de Nut sería la bóveda celeste.
Re, rey del Cielo Superior, era simbolizado por el sol; cada mañana recorría su reino utilizando para ello una inmensa barca que cada anochecer se sumergía en el Inframundo. Cuando el rey desaparecía de la vista de los hombres, durante la noche, la luna y las estrellas eran las encargadas de alumbrar el cielo.
En ese Inframundo, el tercer espacio que concebían los egipcios en su esquema del mundo, se encontraba la Duat, el Reino de los Muertos (o de Occidente), cuyo monarca era Osiris, Señor de los Occidentales. En la Duat era donde los espíritus de los hombres fallecidos tenían que pasar por diversos procesos de purificación que habrían de permitir, si conseguían arribar al estado de Glorificado, que fueran admitidos finalmente en el Reino Celeste de Re, en el Reino de las Estrellas.
Rodeándolo todo, el espacio terrestre, el Inframundo y el Reino Celeste, estaban las aguas primordiales, el Nun, de donde todo había surgido en el momento de la Creación. Del Nun era precisamente de donde tomaba sus aguas el Nilo en los momentos inminentes al fenómeno anual de la crecida.
Los antiguos egipcios, en su concepción global del mundo, distinguían entre distintos espacios claramente diferenciados. Ante todo, resultaba evidente la existencia de nuestro propio espacio terrestre, el Reino de los Vivos, cuyo centro estaba situado en Egipto. El río Nilo constituía el eje del mundo terrenal y los egipcios pensaban que más allá de su país todo estaba regido por el caos y por la amenaza continua de los enemigos de Egipto.
Sobre la tierra, sostenida por cuatro inmensos pilares que se apoyaban en sus cuatro confines, se elevaba la bóveda celeste en la que estaban situados el sol, la luna y las estrellas. Era el Reino de Re, el Cielo Superior, que simbolizaban a través de la diosa Nut, a la que usualmente representaban como una mujer arqueada sobre la tierra, apoyando sobre ella sus manos y sus pies. El cuerpo de Nut sería la bóveda celeste.
Re, rey del Cielo Superior, era simbolizado por el sol; cada mañana recorría su reino utilizando para ello una inmensa barca que cada anochecer se sumergía en el Inframundo. Cuando el rey desaparecía de la vista de los hombres, durante la noche, la luna y las estrellas eran las encargadas de alumbrar el cielo.
En ese Inframundo, el tercer espacio que concebían los egipcios en su esquema del mundo, se encontraba la Duat, el Reino de los Muertos (o de Occidente), cuyo monarca era Osiris, Señor de los Occidentales. En la Duat era donde los espíritus de los hombres fallecidos tenían que pasar por diversos procesos de purificación que habrían de permitir, si conseguían arribar al estado de Glorificado, que fueran admitidos finalmente en el Reino Celeste de Re, en el Reino de las Estrellas.
Rodeándolo todo, el espacio terrestre, el Inframundo y el Reino Celeste, estaban las aguas primordiales, el Nun, de donde todo había surgido en el momento de la Creación. Del Nun era precisamente de donde tomaba sus aguas el Nilo en los momentos inminentes al fenómeno anual de la crecida.
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Perdona que venga aquí con esto...pero estoy riéndome a carcajadas, es que os veo, a tu hija entre los huesos, a tu mujer asustada...
ResponderEliminarEscríbelo, Antiqva, escríbelo en un post o copialo, me refiero al comentario que has dejado en los tesoros del torreón,
es muy muy bueno y nos reiremos, vamos es histórico...,
por favor, un post...
Un abrazo a toda la familia...
el limo del Nilo, era en realidad lo que llegaba del Nut????
ResponderEliminarbesos
Me encanta la percepción que tenían los egipcios del mundo.
ResponderEliminarSi tuviera que elegir una época en la que volvr a vivir,sin duda, sería la suya.
Muchas gracias por contarnos tantas cosas y ta interesantes.
Un abrazo.
Algo en el qué estoy fijando yo, en cambio, es que la nube parece una cara de un anciano con la barba. :)
ResponderEliminarSiempre me ha encandilado Nut, esa diosa que parece querer que el mundo no se le escape...
ResponderEliminarLos egipcios con esa particular percepción de lo divino y lo terrenal, eran en otros tiempos maestros de la magia de la vida.
Y una se pregunta,¿Qué fue de aquellos orígenes sublimes, de aquellas creencias místicas y mágicas tan envolventes?
Pena me da que se hayan perdido en el olvido.
Besos.
Ese agua de la vida ,la que sacia y nada falta, la que tantos han bebido y siguen bebiendo.
ResponderEliminarLeyendo tu post me ha venido a la cabeza unos estudios de un japonés que hablan de que el agua tiene memoria y que sus moléculas pueden hacerse más bellas e incluso deteriorarse hasta su muerte,este autor se llama Masaru Emoto.
Una entrada preciosa.
Inuits
La geografía sagrada de Egipto tiene mucho simbolismo. ¡Muy bueno!
ResponderEliminarGracias.