Este domingo, en Andalucía, el cielo estaba encapotado, de modo que Antiqva, al contemplar como las nubes jugueteaban con el sol, decidió salir a dar un paseo por el campo con el ánimo de disparar algunas imágenes.
Estaba en ello, tomando fotos del cielo, cuando reparó en ciertas “yerbas” de las que emergían unas bellísimas “bolas” que de inmediato atrajeron su atención, de modo que nuestro hombre se olvidó de las nubes. Quede constancia de que Antiqva no sabe demasiado de botánica, ni tiene tampoco a estas alturas mayor interés en saber, de modo que no podría deciros el nombre que reciben esos “jaramagos” tan bellos… El interés de Antiqva por las plantas es exclusivamente fotográfico. Es sabido que le encanta tomar imágenes de las flores, pero no se molesta en saber algo de ellas. Solamente algunos comentarios “vuestros” han permitido que uno sepa distinguir, con ciertas dificultades, lo que sea un “diente de león” o una “rosa de alabastro”.
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Pues bien, en esas estaba Antiqva, tomando imágenes de esa sugerente “bola” cuando algo que brillaba en el suelo distrajo de nuevo su atención. Atraído por los brillos dejó de disparar la cámara y tomó en sus manos un trozo de sílex negro que el disco de alguna grada había partido limpiamente en el curso de las habituales tareas agrícolas. La piedra era bella, sin duda, y desprendía un resplandor brillante de un tono negro intenso. Antiqva se la echó al bolsillo.
Al coger el trozo de sílex, por cierto, Antiqva había reparado en que a su lado había una moneda deteriorada, que también tomó en sus manos. Tras contemplarla un momento, sin prestarla especial atención, también la guardó. Pensaba que se trataba de una “peseta” recubierta de óxido. Continuó luego con su paseo, tomando alguna que otra imagen de las flores que salían a su encuentro.
Fue cuando llegó a casa cuando Antiqva tomó conciencia del prodigio. Lavó, con una mezcla de agua y delicadeza, la moneda. Esperaba ver emerger la cabeza de Franco, pero no fue la silueta del viejo “caudillo” la que se hizo visible, sino la de alguien que de perfil nos brindaba una llamativa nariz. Debajo, claramente, se veía una fecha: 1879. En principio, parece que se trataba de una moneda emitida en tiempos de Alfonso XII.
Antiqva, algo tembloroso, se percató de que de nuevo, otra vez, se había topado con la Historia:
-¡Señor –pensaba- como es posible que habiendo salido simplemente a pasear y a tomar imágenes de los cielos, me halla encontrado una moneda de 1879!
Cuando María, poco después, tuvo noticias “del hallazgo” no dudo, por su parte, en exclamar:
-Vaya, otra vez te veo medio loco, como cuando hace tiempo te encontraste aquella vieja moneda romana de bronce… Te veo escribiendo otro cuento.
Y es que María, como la mayoría de los mortales, a este tipo de cosas no le concede especial atención, pero Antiqva, sin embargo…
Amig@s, seamos claros, Antiqva piensa que es bastante mas sencillo, en términos de probabilidades, que a uno le toque la lotería a que se encuentre, a cuatro pasos de su casa, depositada en superficie, en medio del campo, una moneda que circuló en 1879.
Pero claro, diría María, “es que Antiqva no juega a la lotería”.
Al coger el trozo de sílex, por cierto, Antiqva había reparado en que a su lado había una moneda deteriorada, que también tomó en sus manos. Tras contemplarla un momento, sin prestarla especial atención, también la guardó. Pensaba que se trataba de una “peseta” recubierta de óxido. Continuó luego con su paseo, tomando alguna que otra imagen de las flores que salían a su encuentro.
Fue cuando llegó a casa cuando Antiqva tomó conciencia del prodigio. Lavó, con una mezcla de agua y delicadeza, la moneda. Esperaba ver emerger la cabeza de Franco, pero no fue la silueta del viejo “caudillo” la que se hizo visible, sino la de alguien que de perfil nos brindaba una llamativa nariz. Debajo, claramente, se veía una fecha: 1879. En principio, parece que se trataba de una moneda emitida en tiempos de Alfonso XII.
Antiqva, algo tembloroso, se percató de que de nuevo, otra vez, se había topado con la Historia:
-¡Señor –pensaba- como es posible que habiendo salido simplemente a pasear y a tomar imágenes de los cielos, me halla encontrado una moneda de 1879!
Cuando María, poco después, tuvo noticias “del hallazgo” no dudo, por su parte, en exclamar:
-Vaya, otra vez te veo medio loco, como cuando hace tiempo te encontraste aquella vieja moneda romana de bronce… Te veo escribiendo otro cuento.
Y es que María, como la mayoría de los mortales, a este tipo de cosas no le concede especial atención, pero Antiqva, sin embargo…
Amig@s, seamos claros, Antiqva piensa que es bastante mas sencillo, en términos de probabilidades, que a uno le toque la lotería a que se encuentre, a cuatro pasos de su casa, depositada en superficie, en medio del campo, una moneda que circuló en 1879.
Pero claro, diría María, “es que Antiqva no juega a la lotería”.
NOTA AÑADIDA
Después de escribir estas líneas Antiqva ha reparado en que ayer sábado, en el transcurso de otro paseo, estuvo tomando fotografías del Guadalquivir y su entorno. Cuando caminaba por un viejo puente de hierro llamó su atención una inscripción a la que dedicó una imagen. La hemos reproducido. En ella figura, pienso, el nombre de la compañía que habría construido el puente. Se menciona también una ciudad, París, y una fecha, 1885…
¡Ay, Señor –dice ahora Antiqva-, otra sugerente coincidencia...!
En los tiempos en que se colocó esa inscripción en el viejo puente nuestra moneda, de 1879, estaba en pleno uso…!
¡Solo seis años las separan…!
¿Como es posible que Antiqva, ayer, tomase la imagen del puente y hoy haya encontrado la moneda?
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Uno llega a pensar: ¿será que la moneda la encontraron los gatos que Antiqva tiene “arrecogidos” y han sido ellos, agradecidos, los que la han colocado en un lugar visible, junto a una bella “bola” floral y una magnífica pieza de sílex negro, para que su “amigo humano” terminara topándose con ella…?
¿Será que, al fin, los asilvestrados gatos no son sino la encarnación en la materia de ciertas hadas bondadosas…?
Porque si no es así, no lo entiendo…
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Querido Antiqva, esa bola tan maravillosa que has fotografiado es un Allium ampeloprasum, al que vulgarmente se le llama ajo silvestre.
ResponderEliminarPero también tiene todos estos nombres: Castellano: ahoporro, ajete barbón, ajetes silvestres, ajiporro, ajo, ajoborde, ajo bravo, ajo de las viñas, ajo morisco, ajo perro, ajoporro , ajo porro, ajo-porro, ajoporro de monte, ajopuerro, ajo puerro, ajo-puerro, ajo puerro silvestre, ajos de cigüeña, ajo silvestre, ampelopraso, cebollino, cebollinos, porro, puerro, puerro agreste, puerro de las viñas, puerro de viñas, puerro salvaje, puerro silvestre.
De haberlo manoseado un poco, te habrías dado cuenta del terrible aroma que te hubiese regalado…jajaja…
Un besazo (ya tengo ganas de que te agencies un “teleférico” de esos…Jajaja…)
Un beso
Hola Antiqva!
ResponderEliminarQue suerte que tienes Dios mío (jeje).
YO te recomiendo ue te acerques por Mérida y hagas unas fotos a las ruinas y a ver si así, el próximo día encuentras monedas romanas, podría ser.
Recuerdo cuando encontré la punta de lanza romana mientras trabajaba en el campo, me hizo un montón de ilusión y la guardo "como oro en paño".
Encuanto a los gatos, son sin duda seres singulares, inquietos y agradables. ¿Por qué no mágicos?.
UN abrazo! Y suerte para enconrar más monedas, antigüedades o piezas de sílex que llamen tu atención.
.Gs.
P.D. En la Mancha el cielo también está encapotado.
¡Ay Antiqva!, es que en la vida hay una serie de sincronicidades que uno tiende a pensar en meigas, duendes, u otro tipo de seres invisibles que se dedican a erradicar la monotonía de ciertos humanos soñadores y, claro, después están las musas de las neuronas esperando dichas casualidades para tejer historias....Creo que del ajo silvestre debe emanar ciertos efluvios que propician todo esto.
ResponderEliminarUn placer leerlo.
Inuits
Qué bien lo paso cuando paso por aquí, siempre hay sorpresas, agradables, además cómo lo hilas de todo, de una flor al hallazgo, a la moneda romana, a los gatos,
ResponderEliminary ese gato tan precioso...
Yo creo que encuentras por la magia de mirar y la magia de saber ver, que esa es la magia, la de tus ojos.
gracias por estas entradas tan magníficas.
Un abrazo.
Mi querido amigo...
ResponderEliminarHablado hemos ya, sobre estas asombrosas 'co-incidencias' ;)
Supongo que uno siempre necesita de 'materia prima' para sus poemas, cuentos o ensoñaciones... Y el universo, gentilmente, nos la concede ;)
no se me ocurre otra explicación jeje..
maravillosas fotos!!!
un abrazo inmenso...
para qué emcontrar tantas explicaciones a las cosas si nada sucede por casualidad?
ResponderEliminardéjate asombrar por los acontecimientos y permite que disfrutemos juntos tus hallazgos.
Hoy a mí me camtó un ruiseñor en pleno otoño. Debo buscar explicación o quedarme fascinada con el recuerdo?
Abrazos, querido amigo.
Mira amigo, la cámara fue quien encontró la moneda, no tú, ja!
ResponderEliminarTú sigue saliendo a fotografiar que te encontrarás con más tesoros.
Abrazos.
Dicen que nada es casual, que todo está organizado y predestinado... yo no sé si es cierto o no, pero la coincidencias que has protagonizado dan que pensar.
ResponderEliminarY tienen algo que ver con mis vivencias, pues la flor crece en los alrededores de mi casa; cuando era pequeña mi madre encontró en un cajón de una cómoda antigua y abandonada en el soberao, una caja de monedas iguales a la que muestras, aunque eran de plata; mi abuela me contaba como paseaba por el puente y como las farolas se reflejaban en el agua, y por último, yo también "arrecojo" gatos.
Así que ya ves, incluso pudiera ser que hubiera vidas paralelas.
Besos
Mi querido Antiqva, no sé si son los gatos "hadas disfrazadas" o no, pero lo que no me altera lo más mínimo decir, es que la magia te persigue, y con ella la historia.
ResponderEliminar¿Será que la llevas dentro de ti?
Una vez, creo que te comenté que la historia te salía al paso, y sigo pensándolo...
Y es que la magia atrae cual imám a esas cosas misteriosas,pero sólo para aquellos capaces de entenderlas...
Preciosa bola floreada,primer signo de magia de tu paseo fotográfico.
Besos.
Yo soy una de esas pobres tontas que buscan el misterio en las casualidades. He tenido muchas experiencias de estas. Todo consiste en estar atenta a esas coincidencias, guardarlas y esperar a que el tiempo te dé su significado. Así de simple.
ResponderEliminarSí, y muchas veces son los animalitos los que nos guían a ellas.
Quizás tengas algo que ver con esas fechas... Busca busca.
Un abrazo
Decimos, "dinero llama dinero" pero en este caso quedaría, "tesoro llama descubridor" :)
ResponderEliminarTu corazón guía tu spasos por donde la historia te espera, eso creo.
Maravilloso!
Bonita semana querido Amigo!
Hola amigo, la ley de la sincronicidad visitandote de nuevo, es que amas tanto las cosas que te evocan historia, que la ley no tiene mas remedio que concedertelas, no existe otra explicacion, ademas que si me atrevo a decir, al igual que mi escritor brasilero favorito, que el universo conspira para que tus deseos se hagan realidad.
ResponderEliminarMil besitos
Janeth
Mira q es guapo ese gato! :)
ResponderEliminarAntiqva, llevaba días sin visitarte y me he reído con esta entrada (por cierto esa gata es la que come magdalenas?, jaja) Cuántas coincidencias. Pero eso te pasa por ir fotografiando todo, ¿a quién se le ocurre? Formarías buena pareja con mi marido, jaja.
ResponderEliminarBueno, espero esos cuentos que María ya vislumbró....
Un abrazo
Conchi