
“Las aventuras de Sinuhé” es una de las obras maestras de la literatura del antiguo Egipto. Su protagonista es un hombre que atemorizado por los acontecimientos que envolvieron la muerte de Amenemhat I decidió huir de Egipto e inició una nueva vida en las tierras de Asia.
Llegado a la vejez, Sinuhé recibió noticias del faraón Sesostris que le pedía que retornase a Egipto. En el cuento el rey convencerá a su súbdito cuando le hable de la necesidad de todo egipcio de morir y ser enterrado en Egipto. Vamos a reproducir las palabras de Sesostris, siguiendo la versión del viejo cuento en la traducción de Jesús López:
“Vuelve a Egipto –dice el rey a Sinuhé- y verás la Residencia (real) en la que has crecido, olerás la tierra ante la gran Doble Puerta y te reunirás con los amigos. Hoy, ciertamente, has empezado a envejecer y has perdido la potencia sexual. Piensa en el día del entierro, en el partir hacia el estado de bienaventurado. Se te asignará una noche con ungüentos y bandas (de momia) (que provienen) de las manos de Tait. Se te hará un cortejo fúnebre el día del entierro: el sarcófago interior de oro, la cabeza (máscara) de lapislázuli; el cielo sobre ti, tu colocado en el ataúd; los bueyes te arrastrarán y los cantantes avanzarán delante de ti. Se ejecutará la danza de los muu, se leerá en voz alta (la lista) de las ofrendas (funerarias) y se matarán (animales) en la entrada de tu capilla. Tus pilares (de la tumba) construidos con piedra blanca, (estarán) en medio de (las tumbas) de los príncipes. No morirás en tierra extranjera… Durante mucho tiempo has recorrido la tierra, piensa en la enfermedad y vuelve (a Egipto).”
El cuento de Sinuhé finaliza, una vez que el protagonista ha regresado a Egipto, enumerando las previsiones funerarias que se han establecido para cuando llegue el momento de su muerte:
“Una tumba de piedra fue construida para mí –dice Sinuhé- en medio de las otras tumbas. El director del equipo de canteros de la tumba se encargó de su suelo, el jefe de los dibujantes dibujó, el jefe de los escultores grabó y los directores de trabajos que estaban a cargo de la necrópolis se ocuparon de ella (la tumba). Todo el mobiliario que se coloca (habitualmente) en la cámara funeraria se cuidó que (fuera colocado) allí.
Me fueron asignados servidores del Ka y me fue constituido un dominio funerario. Había en él tierras cultivadas con un huerto junto al lugar (funerario), como se hace para un Amigo de rango superior. Mi estatua estaba recubierta de oro, su falda de electro. Fue su Majestad quien ordenó que ello fuera hecho. No hubo (otro) hombre humilde por quien se hiciera lo mismo. Y yo gocé del favor del rey hasta que llegó el día de echar amarras.”