Quedé impresionado cuando contemplé la proyección de aquella película legendaria, Doctor Zivago. Por la noche, mientras dormía, estuve embargado por sueños extraños en los que, quizás, llegué a presentir cosas que es posible que algún día viva realmente.
La película mostraba escenas espectaculares de la Gran Guerra de 1914, de la Revolución Rusa y de los enfrentamientos civiles entre las tropas comunistas y las que seguían apoyando al régimen de los zares. Lo que más me impactó fue contemplar las inmensas llanuras de las estepas rusas, cubiertas por la nieve, por las que avanzaban los escuadrones de caballería tratando de alcanzar a unos enemigos vaporosos que se esfumaban en aquel inmenso infierno blanco.
En mis ensueños, influidos por lo que había contemplado aquella tarde en la gran pantalla, me veía vestido con un atuendo militar, portando un fusil y aparentemente posando en una inmensa planicie nevada, similar a aquellas por las que había visto cabalgar a los escuadrones de cosacos. La imagen sugería que un gélido viento lo impregnaba todo y mi cara, aterida, acusaba el frío inmenso de aquel inhóspito lugar. Alguien me había repetido varias veces que era necesario que vigilara a los lobos.
Mientras tanto, veía como los soldados de mi compañía, para protegerse del frío, se habían refugiado en unas trincheras cercanas. Esperaban que el cabo furriel y otros dos hombres acudieran portando un cajón de madera en cuyo interior viajaban los chuscos de pan y las latas de sardinas que habrían de constituir el almuerzo en ese día de maniobras en la nieve.
Era frecuente que por las noches, mientras dormíamos en el barracón, escucháramos en la lejanía el aullido de los lobos. Ahora, en nuestro avance por aquellos campos helados, estábamos cerca de ellos y el sargento había seleccionado tres o cuatro hombres para que estuviéramos alerta mientras los demás reponían fuerzas en aquellas abandonadas trincheras. Nuestra misión consistía en mantener alejados a los lobos que pudieran rondar por aquellos parajes. Nos dijeron claramente que si alguno de ellos se acercaba lo único que teníamos que hacer era disparar al aire y asustarlo. No se trataba de disparar contra ellos sino solamente de infundirles temor y hacer que se alejaran.
Como en la película, me veía posando en la nieve, azotado por el viento, mientras a lo lejos, en la neblina, tres hombres se acercaban portando penosamente, dos de ellos, una especie de cajón. Allí venía nuestro almuerzo. Mi misión era impedir que los lobos se acercaran demasiado.
Viví esta escena con tal intensidad que todavía sigo pensando que es posible que fuese un ensueño premonitorio. Quizás en esta vida, o en otra vida futura, esa imagen llegue algún día a hacerse realidad. Es posible, incluso, que haya sido una escena real, vivida en un tiempo ya pasado.
Este relato lo publiqué el 5 de septiembre de 2007... Entonces nadie me leía... Entonces LATIDOS DE ANTIQVA se llamaban LATIDOS DE SOLEDAD...
ResponderEliminarLo he etiquetado como REVIVAL por ese motivo.
Ah, si... El tipo de la foto es Antiqva...
ResponderEliminarEsa escena ha sido real, es real, siempre hay lobos que espantar y, aunque no lo veamos, hay cerca un Furriel para cuidar nuestro alimento...Aunque, con ese armamento y esa chaqueta, hizo negocio al cambiar a Furriel por la Señorita C; a propósito ¿qué edad tiene la muchacha?
ResponderEliminarMe alegra que haya cambiado el nombre a nuestra manera de comunicarnos.
http://enfugayremolino.blogspot.com/
Vivirlo, lo has vivido aunque fuera en sueños, y desde luego no pongo en duda que tal vez en otra existencia lo hicieras realmente. A veces esas escenas tan reales tienen una base demasiado sólida.
ResponderEliminarUn abrazo
¿Eres tú? con fusil, en medio de la nieve, se hizo realidad el sueño o ahora lo evocas confuso por las potentes imagenes de D. Lean.
ResponderEliminarLos lobos, la tundra nevada, esa casa de hielo....todo filmado en la meseta, cosas de la mágia del cine.
Cosas de tu mágia este relato que navega entre lo onírico, el despertar y chispas de celuloide.
Se espantan los lobos, no son tan malos como en el cuento de caperucita, su belleza salvaje, sin embargo esconde pureza animal e instinto.
Besitooo, esto parece un relato para este Jueves que va de lo histórico.
Nos vemos, lo procuraré a pesar de mi ensoñación en Damasco o en Jerusalén.
Hace un par de años leí Los que susurran. Es un libro que recopila historias de familias rusas desde el 18 al 53. Me tocó de tal manera, que soñaba sueños como el tuyo, con el frío y el hambre muy presentes. Tan presente que pensé lo que también vos pensaste: esto yo lo viví.
ResponderEliminarAh.
ResponderEliminarEncantada de conocerlo, Antiqva. :)
¿Nos habíamos visto antes, en algún lugar de la estepa rusa?
Una vez soñé que me refugiaba con un grupo de niños en una especie de alquería en tiempo de guerra. Me desperté cuando nos mataba una bomba a la que sentí caer, sentí su viento y sentí el segundo antes de su impacto. Creo que ha sido el sueño más vital que he tenido. Terrible.
ResponderEliminarBeso. Por mí, revivalízate cuando quieras, eres genial y lo eras... Ahora tendría que cantar "y siempre lo seráaaas!????
Yo también me como mucho la cabeza con esas cosas Antiqva y puede ser que sea así, ¿quién lo sabe?
ResponderEliminarUn sueño muy intenso y muy real.
Buenísimo tu relato de hoy, para saborearlo despacio.
Un abrazo.
El relato es magnífico y conociendo la película es fácil imaginar las escenas que rememoras... y si encima nos las acompañas con una imagen tuya 'de esa guisa' y con tanta nieve, pues tanto mejor nos lo pones ¿no?
ResponderEliminarEncantada de verte :)
abrazos
Es mejor que haya sido de algún tiempo pasado y no premonitorio... no sería nada bueno que volvieras a cargar un fusil bajo la nieve... :(
ResponderEliminarAy Antiqva, no me gusta la nieve, ni los lobos, ni las armas...
ResponderEliminarEs verdad, si fue tan vívido, tal vez te has conectado con una vida pasada...
Un beso
en ese tiempo yo no te conocía, por lo tanto no existíamos.
ResponderEliminarvaya relato! vaya sueño!
me recordaste una frase de Cortázar:"y el sueño te persigue todo el día, como un gato entre las piernas."
tal vez nos hayamos cruzado, cuidándonos de los lobos...
(y gran film, lo ví hace taaanto tiempo....)
abrazos*
Antiqva amigo, que bella narracion, creo como tu que fue un recuerdo de alguna de tus vidas anteriores por la forma de contarla, senti; asi como tu al leerte, la sensacion de que en algun lugar en el tiempo; estuviste resguardando de los lobos la caja de alimentos
ResponderEliminarHay que ver que tipo mas majo....
ResponderEliminar...no me extraña que te haga la competencia y que te deje en segundo lugar, pues parece un jovencito majo y encantador... si no fuera.. por ese fusil que lleva que asusta un poquito...
me encanta querido amigo y el relato tambien,
y siento decirte que si, que si..
que definitivamente me quedo con Antiqva.. lo siento por ti...
no seas celoso.
y te voy a hacer una preguntita.. bueno a ti no al Sr. Antiqvua..
y ella ...
donde estaba ella por aquellos tiempos..... ja,ja, ja.
besos amigo se feliz tu tambien...
Hola Antiqva: Gracias por tus comentarios en mi blog que me han hecho llegar hasta tí. Desde ya te doy la bienvenida y te enlazo para leerte hacia atrás con calma.
ResponderEliminar¡Qué buena decisión la tuya a cambiarle el nombre al blog!
Del relato: todo puede ser, pero me alegro de que no sea tu realidad actual. Las guerras solo traen dolor y muerte.
Saludos
PD Visitar Córdoba está en mi lista de pendientes. Conozco si, otras partes d eAndalucía.
Gracias por volver a colgaro el relato, ahora no estás tan solo como entonces. Doctor Zhivago es una gran película no me extraña que te traiga recuerdos y sueños, la BSO me encanta.
ResponderEliminarBesotes.
Has hecho un relato precioso, Antiqua. Quizá los lobos eran menos peligrosos que lo creíamos y los humanos más crueles de lo que esperábamos.
ResponderEliminarMe encantó el relato y tu foto.
Un gran abrazo
A veces sucede Querido Amigo. A la vista de algunas imágenes, algo se dispara en nuestro interior. Nunca he sabido explicar –con argumento coherente- mi fascinación por la historia de Rusia y sus personajes. Nada, ni lazos familiares ni amigos me unen a esa tierra, sin embargo la siento “mía”, intensamente mía.
ResponderEliminarUn buen ejemplo es Catalina, a quien no sólo le dediqué 3 artículos (y me quedé corta) y muchos de otros artículos que hemos compartido. Supongo que son muchos los misterios que rodean la propia existencia.
Un largo y cariñoso abrazo para Vos.
Me ha impactado tu relato, Antiqva. Al igual que tú, siempre he sentido una gran atracción hacia las inmensas estepas rusas. No cabe duda de que quizá sea la representación de la soledad más pura. Esa inmensidad de desierto blanco en la que la aparición de unos soldados pudiera interpretarse como fantasmas que regresan una y otra vez al escenario de su muerte.
ResponderEliminarEn esas heladas estepas han encontrado la muerte tantos soldados..., desde las tropas napoleónicas a los protagonistas anónimos de las dos grandes guerras.
No me extraña que regreses una y otra vez a esa imagen.
El tipo de la foto parece muy interesante.
Un abrazo.
A veces se mezclan los sueños con los recuerdos, y no se distinguen los unos de los otros.
ResponderEliminarPreciosa pélicula, la he visto varias veces y siempre me gustó, aunque el tema sea lo peor de este mundo, las guerras.
Un abrazo, Antiqva.