Páginas

martes, 5 de abril de 2011

MUJER DE AIRE




De repente llegó una ráfaga de brisa más fuerte, las sábanas restañaron al viento, la mujer se levantó y empezó a tender unas diminutas camisetas de colores y un par de pantalones cortos. Sigue cantando, susurró él, por favor. En aquel momento las campanas de la iglesia cercana se pusieron a tocar sin pausa el mediodía y, como si hubiera sido evocado por ese sonido, de la pequeña garita donde estaban sin duda las escaleras que conducían a la terraza se asomó un niño y corrió a su encuentro. Tendría cuatro o cinco años, llevaba el pelo rizado, dos sandalias con dos ojos de luneta en las puntas y los pantalones cortos sujetos por los tirantes. La muchacha dejó la cesta en el suelo, se acuclilló, gritando: ¡Samuele!, y abrió los brazos y el niño se arrojó a ellos, la muchacha se levantó y empezó a dar vueltas sobre si misma abrazada al niño, giraban ambos como un carrusel, las piernas del niño estaban extendidas en horizontal, y ella cantaba: “Yo me enamoré del aire, del aire de una mujer, como la mujer era aire, con el aire me quedé.”

Él se dejó resbalar hasta el suelo con la espalda apoyada contra el muro y miró hacia lo alto. El azul del cielo era un color que pintaba un espacio abierto de par en par. Abrió la boca, para respirar aquel azul, para engullirlo, y después lo abrazó, estrechándolo contra su pecho. Decía: “Aire que lleva el aire, aire que el aire la lleva, como tiene tanto rumbo no he podido hablar con ella, como lleva polisón el aire la bambolea.”


Antonio Tabucchi, Yo me enamoré del aire

14 comentarios:

  1. ¡Aaaaayyyy!, que me derrito con tanta belleza y ternura.
    Precioso, gracias por regalárnoslo.
    Besos y feliz día Antiqva.

    ResponderEliminar
  2. Podríamos decir que es un momento “perfecto”. Tabucchi capturó –como el fotógrafo y su ojo entrenado- un instante inmaculado. Nada falta o sobra en este retrato en el que el cielo y la tierra, la muchacha y Samuele, se unen en perfecta sintonía, y el aire bendice el amor.
    Muy Bello mi Querido Amigo! Aquí, de vuelta y disfrutando tu propuesta.
    Muchos besos para Vos.

    ResponderEliminar
  3. y ¡cómo giro abrazada por el aire, con esas manos chiquitas aferradas a mi talle!
    Aaaaayyy, esta mañana me voy a enamorar...yo sé lo que le digo.
    http://enfugayremolino.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  4. Esa pureza que sólo podemos encontrar en el aire, en su aire y en el cielo caminando a su lado.
    Respirarlo será uno de los placeres angelicales de esta vida.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Precioso! Me ha recordado cuando mis hijos eran pequeños y venían a mis brazos corriendo para que los haga girar y girar...
    Un beso y gracias por compartir!

    ResponderEliminar
  6. ¿Seré tonta?, estaba buscando a la mujer por esas preciosas nubes.
    Precioso, tierno y entrañable el relato que has elegido.
    Un beso, Antiqva.

    ResponderEliminar
  7. El aire no te lo puedes quedar, pero respirarlo y meterlo dentro de ti si.

    Besotes Antiqva.

    ResponderEliminar
  8. Parece una cancion...
    tiene ritmo !!

    ResponderEliminar
  9. amigo, no vas a creerme: acabo de comprarme Tristano muere, de Antonio Tabucchi.

    un abrazo de cielo azul*

    ResponderEliminar
  10. Un texto precioso. El amor está en cuaquier parte. Besos, querido amigo.

    ResponderEliminar
  11. Sigue cantando, por favor, mientras engullo ese cielo azul.

    ResponderEliminar
  12. Precioso texto... recuerdo cuando mis hijos eran pequeños y corrían así hacia mí... y girábamos sin parar hasta caer al pasto de mareados... :)

    ResponderEliminar
  13. Precioso precioso y tierno... y la foto es, bueno, preciosa :)

    ResponderEliminar
  14. Muy bella la fotografía,el texto una ráfaga de aire fresco nunca mejor dicho.
    Abrazos amigo.

    ResponderEliminar

Gracias, siempre, por tus palabras...