Páginas

domingo, 17 de julio de 2011

De los dioses olvidados





-Anoche –me dijo la señorita C.- soñé con aquellos tiempos terribles en que los hombres decidieron que los dioses debían morir.

-Fue entonces –prosiguió- cuando ellos, cansados de los hombres, decidieron regresar al cielo.

-Antes –siguió hablando-, desde hacía cientos de años, otros hombres piadosos habían construido templos a esos dioses y los habían adornado con estatuas de mármol y bronce. Cuando llegaron los nuevos hombres, los que odiaban a los dioses, esos templos fueron destruidos. Las estatuas de bronce se fundieron y con el metal se acuñaron monedas con las que se pagó a los mercenarios de los ejércitos. Las estatuas de mármol fueron troceadas y arrojadas a los hornos de cal.

-Algunos de esos hombres piadosos –le dije-, antes de morir, habían podido ocultar algunas estatuas. Durante cientos de años quedaron olvidadas, enterradas en los cimientos de las casas o en el subsuelo de los patios. Habría de pasar mucho tiempo para que algunos de esos cadáveres de los dioses fueran encontrados por hombres que amaban el pasado. Al poco, esos hombres restauraron las estatuas y las veneraron de nuevo, colocándolas ahora en los museos, los nuevos templos de los tiempos presentes.

-En el sueño he sabido –me dijo ella- que cuando los dioses, amenazados por los hombres, retornaron al cielo, solo una diosa decidió quedarse en la tierra. Era Afrodita, la diosa del Amor. Alguien me dijo en el sueño que aterrada por el miedo vivió oculta durante algunos cientos de años en cuevas olvidadas. Me dijo también que las ninfas de las aguas y los duendes de los bosques habrían cuidado de ella.

-Hoy –siguió hablando-, cuando los hombres piadosos están renaciendo, la diosa del Amor ha decidido volver a vivir entre nosotros. Está convencida de que cada día son mas los hombres que han vuelto a creer en los dioses. Ella misma se siente amada por quienes en los museos admiran los mármoles en los que alguien representó su desnudo cuerpo, mitad de diosa, mitad de mujer, en el momento en que está saliendo del baño.

-Es posible –le dije- que ella piense que los hombres que admiran las estatuas de los viejos dioses en los museos sean devotos fieles de ellos. Creo que Afrodita no entiende que hoy el interés de las gentes por los dioses es muy distinto a la veneración que impregnaba las almas de los hombres de los tiempos antiguos.

-Quizás sea así -prosiguió la señorita C.- pero lo cierto es que en el sueño pude hablar con ella. Me dijo que algunos de los dioses, que saben que los hombres están rindiendo de nuevo culto a sus estatuas, están preparando su regreso a la tierra.

-Al parecer –concluyó-, Gea, que ama por igual a los hombres y a los dioses, los está esperando.


Imagen: Antiqva Photo

15 comentarios:

  1. amigo! tu diálogo con la srta C. me recordó "las ciudades invisibles",de calvino!

    mil besos

    ResponderEliminar
  2. Qué hubiera sido de nosotros si Afrodita no hubiese decidido quedarse... ;)

    ResponderEliminar
  3. Los dioses y sus fieles, las nuevas generaciones y sus deidades...
    Historias tan hermosas como el sentimiento que Afrodita regalaba y que se hizo,por suerte,perpetuo.
    Me encanta el diálogo y las imágenes toditas todas.
    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Hola querido amigo... la señorita C, al final amara.. intensamente..

    o ya lo hace en secreto...???

    besos y buen verano

    ResponderEliminar
  5. Perfecto, Te admiro Antiqva, me gusta esa sobriedad auténtica que tienen tus textos dentro de tus historias, y me encanta la señita C. Al leerte esta entrada vi las dos cosas fusionadas, estupenda entrada, buen final

    ResponderEliminar
  6. Pero ella está aquí, nunca se fue del todo; en pequeños pedazos, en miradas que sienten.

    La Señorita C. es muy sabia; además sueña, y soñando conversa, y eso amigo mío, es muy especial.

    Muy hermosa tu fotografía; debo decir que me hace un poco de daño mirarla, su falta de brazos, sus ojos de piedra

    Un abrazo, Antiqva

    Ío

    ResponderEliminar
  7. Antiqva ¿con quién habla la señorita C? Un interlocutor en las sombras o ante un espejo.

    Amén, bendita Venus Afrodita, siempre bendita por los siglos de los siglos. Te invoco y a tu hijo Eros.
    Cuando inventamos aquellos dioses a nuestra imagen y semejanza, creados para identificarnos porque se nos parecían, también teníamos preguntas y miedos, luego vinieron los que responden a cualquier pregunta sin lugar a dudas. Ellos romperon todas las estátuas y levantaron otras para que olvidáramos aquella belleza sensual cambiándola por santos martirizados.
    Es otro concepto, del todo, ahí nos duele.

    Venus púdica, fálsamente púdica !cuanta alegría nos escatimaron los mezquinos al destruirte, sin embargo no puedieron con todas tus imágenes, ahí estás mujer, hombre, deseo, belleza, instintos, imposible que nos arranquen lo que es nuestro.

    Estoy, amigo, y no estoy, ya me entiendes, pero ante Venus me inclino y beso una nacarada concha marina, o la espuma donde nació.
    Besitos espumosos y yodados.

    ResponderEliminar
  8. Afrodita siempre ha sido venerada... a escondidas. Delicioso diágolo, amigo mío, yo a esos dioses y diosas los sigo llevando en el corazón. Besos.

    ResponderEliminar
  9. Un esperanzador sueño el de la señorita C. yo creo que Afrodita nunca se ha ido del todo..., siempre estuvo rondando por nuestros corazones...

    Besitos.

    ResponderEliminar
  10. Tu belleza de dentro
    es la que viste tus palabras y tus fotos tu dialogo me gusta
    y a buen seguro tus sonrojos
    son del sol que llevas adentro.
    Desde Jaén fue un honor y un placer el visitar tu blog, feliz semana

    ResponderEliminar
  11. Afrodita siempre será venerada.
    Tus diálogos, un placer.
    Más besos

    ResponderEliminar
  12. Gran texto y gran imagen. Saludos.-

    ResponderEliminar
  13. Primero...FABULOSO ESCRITO
    ¿Cómo el amor no iba a ser temerario e inconsciente?, la única diosa que quedó entre nosotros.
    Sí, tiene sentido.
    Un montón de besos.

    ResponderEliminar
  14. Lindo el cuento que nos narraste hoy Antiqva un dialogo precioso con la señorita C.

    Creo que no te equivocas al decir que amamos el pasado y nos admiramos al ver aquellas reliquias de la antiguedad, y de alguna forma los dioses se muestran agradecidos y encantados, que bueno por ello...

    ResponderEliminar
  15. Magnifico el dialogo, gracias por compartirlo, muy valioso, un saludo.

    ResponderEliminar

Gracias, siempre, por tus palabras...