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domingo, 20 de julio de 2008

DONDE LA LUZ LLORA LUZ

Los campos de Urueña desde el adarve de sus murallas.



Urueña: villa del libro



En estos días pasados, en que hemos –de nuevo- peregrinado por las tierras de Castilla la Vieja, dos amigos especialmente queridos nos han llevado, otra vez, a los Montes Torozos, en Valladolid, para visitar, nuevamente, la tan siempre atractiva como desconocida villa de Urueña.

Aquella mañana, habíamos salido de Valladolid y tras atravesar pueblos de nombres ancestrales: Zaratán, Wamba, Torrelobatón y San Cebrián de Mazote, habíamos llegado, como siempre de súbito, tras una curva, a la ermita románica de Nuestra Señora de la Anunciada, desde la que se contempla una bellísima estampa de Urueña, con sus murallas alzándose al cielo como una “corona de piedras inciertas”.

La ermita, del siglo XII, acusa una clara influencia del románico lombardo que se importó en estas tierras a través de Cataluña. Esa influencia extraña la convierte en una construcción insólita en el panorama del románico castellano. Desde la ermita, rodeada por mares de espigas y cardos, se contempla una panorámica de las cercanas murallas, situadas en lo alto del cerro, recortándose contra el azul del cielo castellano, que siempre nos ha impresionado.

Pero si la visión de Urueña desde la Anunciada es impactante, lo es todavía más la que el viajero puede disfrutar una vez que llega a la villa y se encarama a lo más alto del adarve de sus viejas murallas. Contemplando el paisaje de los campos, del cielo y de la luz en este bellísimo horizonte castellano no puede uno sino evocar los versos de Antonio Colinas que más abajo hemos reproducido. No tiene ningún sentido que hable yo cuando el poeta ha cantado a los campos de Urueña y a su luz con versos intensamente sentidos.

No puedo, no obstante, sino asentir que es plenamente cierto que es aquí, en el centro del centro de Castilla, donde puede el hombre experimentar la infinitud de los amarillos y sentir que, efectivamente, estos parajes, invadidos de luz, tienen más cielo que tierra. Uno se estremece cuando piensa que no deja de ser verdad que es a través de la combustión de nuestras muertes como es posible que se mantenga esa hoguera en la que arden el espacio y el tiempo.

Algún día tendré que hablar del Monasterio de la Santa Espina, tan cercano a Urueña, en el que los monjes del Cister rindieron culto a una de las espinas de la corona de Jesús, que supuestamente poseía Carlomagno y que el rey Luís de Francia, casado con una sobrina de doña Sancha de Castilla, fundadora del monasterio, habría donado a ésta.

Y tendría que hablar también, entre tantas otras cosas, de los amores apasionados del rey Pedro I el Cruel y de María de Padilla, su amante, que en Urueña, protegida por las sólidas murallas, habría de tener su aposento; y tendría que hablar, también, de la Fundación “Joaquín Díaz”, nombre de un célebre folclorista vallisoletano, que ha sabido crear en Urueña un magnífico museo etnográfico. El mejor de Valladolid, sin duda alguna.

Por cierto, y no olvidemos que Urueña es la única población española que está catalogada como “Villa del Libro”, y es que, efectivamente, Urueña puede presumir de que es la población en la que están abiertas más librerías “per cápita” de toda España.

Ah, que gran acierto tuvieron nuestros amigos cuando se brindaros a llevarnos de nuevo a Urueña.

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4 comentarios:

  1. Vamos que tendré que leerte más para saber sobre mi tierra, ¡sabes mas que yo!!! jajaja precioso lo que cuentas y muy instructivo, Wamba espero que lo hayas visto, a mi me encantó ese lugar y el osario, me alegro de que disfrutarais de esta tierra tiene mucho que ver, que ni los nacidos aquí volvemos la vista para mirarlo...

    Muchos besos buen amigo.

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  2. Lindas vacaciones y se nota que las estàs disfrutando.
    Bien por los paseos que tambièn nos compartes.
    Cuìdate mucho.

    Abrazos

    G

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  3. A un soldado napoleónico le preguntaron ya cerca de su muerte sobre el paisaje más bello que había visto en sus numerosas campañas militares. Respondió que dudaría mucho pero que jamás olvidaría las puesta de sol en tierra manchegas.

    Disfruta de tu merecido descanso.

    No conozco esas tierra vallisoletanas.

    Saludos.

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  4. Desconozco esta zona que tan bien nos comentas, pero me prometo que en cuanto pueda,en unas de las múltiples escapadas a Castilla por razones familiares ,intentaré hacer una visita a estos lugares.
    Gracias por compartir.
    inuits

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Gracias, siempre, por tus palabras...

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