El animal nunca entendió que la señora Marquesa, en su pretensión de reducir los gastos que estaban arruinando la hacienda, hubiera ordenado que le dejaran de dar las gotitas de chocolate, de las sobras, que cada tarde le ofrecían en la merienda.
¡Pobre animal! ni las sobras le dejaban. Es cierto que cuando hay que ahorrar, hay que ahorrar con lo más insignificante, ¡¡pero empezar por las sobras que se le dan al loro!! Ya se sabe, cosas de marquesa.
El guacamayo pensó: "Es que los amos son tan ingratos.Media vida aguantándolos y te pagan con esto.Ojalá pierda la dentadura postiza y se le caiga la peluca en publico." Inuits
¡Pobre animal! ni las sobras le dejaban.
ResponderEliminarEs cierto que cuando hay que ahorrar, hay que ahorrar con lo más insignificante, ¡¡pero empezar por las sobras que se le dan al loro!!
Ya se sabe, cosas de marquesa.
un abrazo
El guacamayo pensó:
ResponderEliminar"Es que los amos son tan ingratos.Media vida aguantándolos y te pagan con esto.Ojalá pierda la dentadura postiza y se le caiga la peluca en publico."
Inuits
Dices bien, realismo mágico puro!!
ResponderEliminary me da un pesar el lorito :(
jajaja
felices vacaciones Amigo!!
HEeeeee ahorrar asi no hombre!!! que luego para otras cosas si que si jejejee
ResponderEliminarBesitos
El loro tiene mis mismas debilidades por el chocolate. Tendrè que ir a defenderlo que no le den las sobras.
ResponderEliminarAbrazos.