Imagen: Antiqva
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En aquellos tiempos de leyenda en que los antiguos griegos todavía eran un pueblo primitivo vivía un hombre que ansiaba conocer como había comenzado la existencia de Dios, el mundo y los dioses. Sabedor de los sagrados conocimientos que poseían las ninfas que habitaban en las laderas del Monte Helicón, el hombre invocó su presencia. Les dijo:
“¡Oh hijas de Zeus!, yo os saludo. Dadme vuestro delicioso canto. Celebrad la sagrada familia de los sempiternos dioses, así los que son oriundos de la Tierra, del Cielo estrellado o de la Noche oscura, como los criados por el salobre Ponto.
Decidme cómo empezaron a existir las deidades y la tierra, los ríos, el ponto inmenso de hirvientes olas, los fúlgidos astros y por cima de todo el anchuroso cielo, qué dioses, dadores de los bienes, se originaron de los mismos y de cual modo se repartieron las riquezas, se distribuyeron los honores y fueron a establecerse en el Olimpo, en valles abundosos. Contadme estas cosas desde sus comienzos, oh Musas que poseéis olímpicos palacios, y decidme cuál de ellas existió primero…”
A pesar de lo inusual de la petición, las ninfas –siempre amables con los humanos- accedieron a brindar al hombre sus cantos deliciosos. Con ellos le transmitieron los saberes ocultos por los que él estaba interesado. Así fue como gracias a la benevolencia de las ninfas todos hemos podido conocer que el Caos, inmenso vacío que precedió a la formación del Universo, existió antes que ninguna otra cosa. Antes de la creación, todo era un inmenso desierto vacío, de modo que en aquellos tiempos las tinieblas reposaban sobre la superficie del abismo.
De ese primer principio, el Caos, -cantaron las ninfas- habría surgido Gea, la Tierra, que desde la Nada se habría dado la vida a si misma, siendo más adelante morada perenne y segura para todos los inmortales que habitan las cumbres del nevado Olimpo. Si hemos de hacer caso a las ninfas, todo parece sugerir que el mundo no habría sido la obra creadora de un Dios de poderes inmensos sino que, siempre según ellas, se habría formado por sí solo, espontáneamente.
De lo más profundo de la espaciosa Tierra habría surgido luego el tenebroso Tártaro, un lugar subterráneo que, como todos saben, está separado de la superficie terrestre por la misma distancia que existe entre el cielo y la tierra. En tiempos posteriores, el Tártaro habría de transformarse en un lugar de sufrimiento donde tendrían que padecer horribles suplicios las almas de los seres perversos.
Eros, el más bello de los inmortales dioses, que libra de cuidados a todas las deidades y a todos los hombres, habría llegado a la vida tras la Tierra y el Tártaro. Eros, gran dios del Amor –decían las ninfas- habría de ser una de las fuerzas primordiales de la naturaleza. Gracias a él los seres sienten el anhelo de unirse y crear vida, con lo que se asegura la reproducción de las especies.
Del Caos habrían luego surgido la negra Noche (Nicte) y su hermano Érebo, personificación de las Tinieblas del Infierno, ese mundo subterráneo en cuyas profundidades más recónditas se sitúa el Tártaro. De la incestuosa unión amorosa de ambos hermanos nacerían luego dos hijos, el Éter y el Día. En el Éter, en la zona más elevada del Cielo, donde llegan los rayos solares más puros, se encontraría la morada preferida de Dios.
Las ninfas, en su canto, hablaron también de cómo Gea, la Tierra, habría llegado a engendrar, por si misma, a Urano, el estrellado Cielo, de igual extensión que ella, con la finalidad de que la cubriese toda y fuera una morada perenne y segura para los bienaventurados dioses. Creó también Gea las elevadas Montañas, en cuyos bosques, bailando y cantando, encontrarían una vida apacible las divinales ninfas, que personifican la fecundidad. Habría dado también a luz, pero sin mediar el deseable amor, al Ponto, estéril piélago de hinchadas olas.
“¡Oh hijas de Zeus!, yo os saludo. Dadme vuestro delicioso canto. Celebrad la sagrada familia de los sempiternos dioses, así los que son oriundos de la Tierra, del Cielo estrellado o de la Noche oscura, como los criados por el salobre Ponto.
Decidme cómo empezaron a existir las deidades y la tierra, los ríos, el ponto inmenso de hirvientes olas, los fúlgidos astros y por cima de todo el anchuroso cielo, qué dioses, dadores de los bienes, se originaron de los mismos y de cual modo se repartieron las riquezas, se distribuyeron los honores y fueron a establecerse en el Olimpo, en valles abundosos. Contadme estas cosas desde sus comienzos, oh Musas que poseéis olímpicos palacios, y decidme cuál de ellas existió primero…”
A pesar de lo inusual de la petición, las ninfas –siempre amables con los humanos- accedieron a brindar al hombre sus cantos deliciosos. Con ellos le transmitieron los saberes ocultos por los que él estaba interesado. Así fue como gracias a la benevolencia de las ninfas todos hemos podido conocer que el Caos, inmenso vacío que precedió a la formación del Universo, existió antes que ninguna otra cosa. Antes de la creación, todo era un inmenso desierto vacío, de modo que en aquellos tiempos las tinieblas reposaban sobre la superficie del abismo.
De ese primer principio, el Caos, -cantaron las ninfas- habría surgido Gea, la Tierra, que desde la Nada se habría dado la vida a si misma, siendo más adelante morada perenne y segura para todos los inmortales que habitan las cumbres del nevado Olimpo. Si hemos de hacer caso a las ninfas, todo parece sugerir que el mundo no habría sido la obra creadora de un Dios de poderes inmensos sino que, siempre según ellas, se habría formado por sí solo, espontáneamente.
De lo más profundo de la espaciosa Tierra habría surgido luego el tenebroso Tártaro, un lugar subterráneo que, como todos saben, está separado de la superficie terrestre por la misma distancia que existe entre el cielo y la tierra. En tiempos posteriores, el Tártaro habría de transformarse en un lugar de sufrimiento donde tendrían que padecer horribles suplicios las almas de los seres perversos.
Eros, el más bello de los inmortales dioses, que libra de cuidados a todas las deidades y a todos los hombres, habría llegado a la vida tras la Tierra y el Tártaro. Eros, gran dios del Amor –decían las ninfas- habría de ser una de las fuerzas primordiales de la naturaleza. Gracias a él los seres sienten el anhelo de unirse y crear vida, con lo que se asegura la reproducción de las especies.
Del Caos habrían luego surgido la negra Noche (Nicte) y su hermano Érebo, personificación de las Tinieblas del Infierno, ese mundo subterráneo en cuyas profundidades más recónditas se sitúa el Tártaro. De la incestuosa unión amorosa de ambos hermanos nacerían luego dos hijos, el Éter y el Día. En el Éter, en la zona más elevada del Cielo, donde llegan los rayos solares más puros, se encontraría la morada preferida de Dios.
Las ninfas, en su canto, hablaron también de cómo Gea, la Tierra, habría llegado a engendrar, por si misma, a Urano, el estrellado Cielo, de igual extensión que ella, con la finalidad de que la cubriese toda y fuera una morada perenne y segura para los bienaventurados dioses. Creó también Gea las elevadas Montañas, en cuyos bosques, bailando y cantando, encontrarían una vida apacible las divinales ninfas, que personifican la fecundidad. Habría dado también a luz, pero sin mediar el deseable amor, al Ponto, estéril piélago de hinchadas olas.
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Amigo Antiqua, no es secreto lo bien que escribes. Te deseo lo mejor en este año que comienza.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué relato tan bonito y qué pasada de foto...!
ResponderEliminarMadre mía,qué bonita historia que parece cosida con hilos constelares para deleite de estos ínfimos humanos.
ResponderEliminarCon lo que me gusta a mí creer en todas estas cosas, sólo me hacía falta leerlas escritas como tú lo haces :)
Me ha encantado de principio a fin.Y la foto es genial totalmente.
Besos grandes.
Amiga Kety
ResponderEliminarGracias por tus palabras... Te deseo igualmente que todos tus deseos se cumplan en este año que ya hemos abordado...
Un abrazo,amiga
Amiga Sara
ResponderEliminarLa foto está tomada, y luego procesada digitalmente, desde el puente romano de Cordoba, y lo que se ven son los reflejos de un oscuro sol sobre las aguas.
Ah, el Puente Viejo de Córdoba...
Un abrazo, amiga
Amiga Marinel:
ResponderEliminarTras "hartarme" de leer a Hesiodo, decidí escribir algo así como un cuento en que hablaria de Gea, de sus relaciones incestuosas con su hijo el Cielo, y del nacimiento de Venus...
Falta ahora la segunda parte, que es "la mas truculenta"...
Je, je, je...
En unos días la pondremos en acción.
Un abrazo, querida amiga, y gracias por tus palabras
Siempre leer sobre los orígenes de la tierra me produce una profunda tristeza, amigo. No por la historia en sí, sino por haber olvidado lo importante y lo sagrado que es... Cuidar la tierra, nuestra casa, se ha convertido para muchos en un discurso obsoleto e inútil...
ResponderEliminarUn beso, querido amigo.
Natacha.
Ay, Tachita, no te pongas triste, que tu, precisamente, no eres quien pueda tener "la culpa" de esas cosas... Piensa que la Tierra, simplemente con mirarte, se siente ella feliz.
ResponderEliminarUn abrazo, querida amiga
Amigo, Que relato más valioso, me gustó cantidad, que no nos falten esas ninfas de los bosques porque está claro que no es necesario apelar a los Dioses para conocer la forma en que empezó el universo.
ResponderEliminarTal vez a los Dioses los hemos creado nosotros por necesidad, y algunas de las veces, a nuestra "conveniencia",,,
Un gran abrazo, amigo
Ah... me encanta la cosmogénesis de la mitología griega..
ResponderEliminarAsí mismito, como en la foto, debe haberse visto ese 'instante' ;)
preciosa foto amigo...
besos
Amiga Entreluces
ResponderEliminar¿Que sería de los dioses si no existiera la muerte...?
Posiblemente estarían todavía guardados en algún cajón pendiente de abrir de la Historia.
Un abrazo, amiga
Amiga Isis
ResponderEliminarTe das cuenta?
Ese tal Antiqva disparó la imagen justo en el momento en que las ninfas estaban creando la Creación del mundo...
Que suerte tan inmensa tuvo nuestro Antiqva...
Je,je,je
Un abrazo, querida amiga
Es un precioso relato Antiqva me quede maravillada!
ResponderEliminarQue bonito saber que las ninfas gentiles cuentan a los humanos la creacion de todo lo que existe en el mundo, me hubiera gustado estar alli en el mismo lugar de las ninfas para oirles cantar y asi aprender mas los misterios del universo jejeje
Gracias Antiqva por tus bellos escritos y tu hermosa forma de ver el mundo
Besitos
Janeth
Amiga Janeth
ResponderEliminarSeguro que tu, con tu mente, puedes estar en cualquier espacio o tiempo que te propongas.
Seguro que es asi.
Un abrazo, querida amiga
¡Qué bonito relato y qué bien escrito! y todo acompañádo por la belleza de tus maravillosas fotografías. Un abrazo, compadre
ResponderEliminarLindo.
ResponderEliminarMuchas felicidades por tu nuevo blog de fotografías. Ya me di un buen paseo.
Abrazos amigo.
Hola, amigo Antiqva:
ResponderEliminarMe encanta la imagen, pero más el relato que nos has contado, es lo más valioso, un placer estar aquí.
Un besazo enorme.
PD.- Ahora me voy a tu otro blog, a ver qué sorpresa nos tienes preparada.
Amigo mío, la mitología me hace volar por mundos mágicos! Recuerdo mis épocas de estudiante de Letras... solía devorar este tipo de historias, que me transportaban a una fantasía llena de misterios.
ResponderEliminarQué buen narrador sos!
Volví a esa época leyéndote :)
Gracias, Antiqva!
Un abrazo.
No sé por qué motivo ni por qué razón, a mi me da que usted puede contar cualquier
ResponderEliminarcuento, relato, historia, ficticia o real, sin ninguna dificultad.
Los cuentos de Antiqva deberían ser una serie de relatos que usted podría publicar.
Es una sugerencia.
Inuits
Amiga Sinkuente
ResponderEliminarGracias por tus palabras, que le animan a uno a seguir escribiendo cosas... Ya mismo pondremos la segunda parte del relato...
Un abrazo, amiga
Amiga Clarice
ResponderEliminarMe consta que eres gran amante de la fotografía, así que no puedo sino agradecerte especialmente tus palabras.
Recibe un abrazo
Amiga Maria
ResponderEliminarTe agradezco, querida "vecina", tus palabras... Recibe un abrazo y gracias por tus visitas, amiga
Amiga Patricia
ResponderEliminarAy, que pena que hoy la Mitologia ya no se "lleve"... Al menos, la Mitologia de siempre... Ahora los mitos son muy distintos a los del mundo clasico...
Recibe un abrazo, querida amiga
Amiga Inuit
ResponderEliminarQue mas quisiera uno que publicar un libro de cuentos...
Je,je,je
Que mas quisiera uno.
Recibe un abrazo, querida amiga del Norte