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jueves, 9 de junio de 2011
El clan de los Hombres Rojos
Las mujeres del clan de los Hombres Rojos estaban inquietas. El viento que desde las honduras del valle azotaba las laderas de la sierra anunciaba con sus silbidos presagios oscuros. Cuando el chamán, alertado por el extraño vuelo de las águilas, abandonó en silencio la cueva que servía de refugio al clan y se dirigió, perdida la mirada, a los altos farallones en donde envueltos en las rocas y las nubes habitaban los ancestros, todas intuyeron que alguna desgracia había sucedido y que el brujo iba a pedir la ayuda de los antepasados. Estos, esa noche, habrían de mediar entre los Hombres Rojos y los espíritus.
Estaba atardeciendo cuando regresaron los cazadores. En la distancia todas percibieron que arrastraban un bulto. Cuando ellos alcanzaron el piedemonte, las mujeres, arriba, desde la boca de la cueva, apreciaron que traían el cadáver, empapado en la sangre vertida por múltiples heridas, de Lobo Negro. Las mujeres, al verlo, profirieron gritos hirientes con los que expresaban a los espíritus silbantes del Viento del Norte su angustia infinita. Pies Ligeros, la compañera de Lobo Negro, poseída por el dolor, se abrazó a su cuerpo cuando los hombres llegaron a la cueva. Los ancianos y los niños, con mirada impasible, la observaban.
Antes de que amaneciera, los cazadores habían abandonado el refugio y habían caminado hasta acercarse a las orillas del Gran Río. Sabían que allí acudían a abrevar los rinocerontes lanudos y los mamuts, esas bestias inmensas cuyos cuerpos, protegidos por masas de grasa y pelo, soportaban los fríos que el viento arrastraba de continuo por el valle. Aquella mañana, algunas mujeres, utilizando boleadoras, habían atrapado un cervatillo. Se sentían felices y esperaban el regreso de los hombres para celebrar con cantos y danzas el éxito en la cacería.
Pero las cosas no habían ido bien. Los cazadores, con grandes gritos, habían intentado hacer huir a un grupo de mamuts. Antes habían invocado a los espíritus de los truenos y confiaban en que sus chillidos pusieran en fuga a los monstruos. Cuando estos comenzaron a huir, una de las crías quedó retrasada y los hombres la rodearon y la asaetearon con sus potentes jabalinas. Fue entonces, cuando el animal estaba a punto de morir, cuando la madre, enloquecida, regresó bramando de ira y golpeó con su trompa a Lobo Negro, que murió estrellado contra las rocas. A duras penas, los cazadores lograron huir y solo después, cuando los mamuts se alejaron, pudieron regresar a recoger el cuerpo.
Acompañados por el lamento de las mujeres, los Hombres Rojos depositaron el cuerpo de Lobo Negro en el interior de la cueva. Se trataba de una oquedad que estaba orientada al sol de la mañana, de modo que en los meses suaves del verano la luz penetraba en ella sin obstáculos. En los duros días del invierno, cuando la nieve lo cubría todo, la entrada estaba protegida por una estructura alzada con troncos de árboles y colmillos de mamut trabados con piedras y barro, y cubierto todo ello por una doble capa de pieles, que protegía el interior de la oquedad de la humedad y los vientos. Los hombres depositaron el cuerpo en un espacio intermedio de la cueva, situado entre la zona más iluminada donde vivían los vivos y los rincones oscuros de la profundidad, donde habitaban los muertos. Desde tiempos inmemoriales utilizaban ese espacio, que estaba empedrado con cantos de río, para depositar en él los cuerpos de quienes habían fallecido, a la espera de que a lo largo de la noche el chamán llevara a cabo los ritos de tránsito del muerto al mundo de más allá de la niebla.
Imagen: Antiqva Photo
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Esta es la primera entrega de EL REINO DE LA LUNA. Está previsto que el relato esté compuesto por cuatro entregas, que ire poniendo en la red en próximos días.
ResponderEliminarEspero que os guste...
No sólo me gusta, ME ENCANTA!
ResponderEliminarTus relatos son muy ingenioso, el tema de ellos, como lo presentas, tus personajes, es muy interesante y nuevo.
Estoy en un proyecto digital literario, y me gustaría sacar algo tuyo si me lo permites más adelante, Sería interesante verlo.
El rito de la muerte es algo tan importante en las culturas. Yo leí mucho sobre los ritos de la muerte en mi cultura y son impresionantes, por eso admiro tu trabajo, un abrazo
un panorama eccezionale,molto bella!
ResponderEliminarMe ha emocionado y mantenido el interés hasta elfinal, Antiqva.
ResponderEliminarLa vida en la Prehistoria debía de ser terríblemente dura. Cada día se desarrollarían escenas como la que describes. El eterno combate entre la vida y la muerte.
Un abrazo
The photo is very cute
ResponderEliminarRegards
La lucha por la supervivencia previene los trastornos mentales.
ResponderEliminarBonito relato.
Besos,
Espero que reine la luna, espero las vicisitudes de estos hombres y mujeres rojos, me tienes fascinada y estoy en esa mágica cueva, en aquel entorno, algo me dice que también es mi casa.
ResponderEliminarBello e intenso, Antiqva.
Muy intenso, despierta interés.
ResponderEliminarSi tuviera que hacer un viaje en el tiempo hubiera pedido una ceremonia funeraria de la prehistoria y pasearme por Atenas durante la construcción de la Acrópolis!
ResponderEliminarUn abrazo, me has regalado un buen momento.
me encantó el inicio...
ResponderEliminarmirá, ayer,dando una clase a niños de 14 años, leíamos una leyenda americana llamada "leyenda de los enamorados"...y, al leerte, la recordé, por el amor, y por la muerte.
un abrazo*
(así que hay una tal silvia que se hace pasar por mí? vos la viste?)
La ley del más fuerte, la caza era un arte y una valentía a vida a muerte. Me encanto el relato es como estar allí viviendo..., esperaré la continuación.
ResponderEliminarBesitos.
Estupenda puesta en escena y contextualización! Esta primera entrega ya nos permite palpitar la historia de El Reino de la Luna, viajar a esos tiempos remotos y mezclarnos con estos personajes y sus circunstancias. Buen trabajo Amigo! Desde luego, te seguimos! Apretado abrazo para Vos!
ResponderEliminarSin palabras.
ResponderEliminarNo sólo escribes con belleza (además se nota que te deleitas haciéndolo), sino que también enriqueces de conocimientos al que lo lee.
Un verdadero placer.
Besos.
Me gusta me gusta... vamos a por la segunda :)
ResponderEliminarabrazo
Me encanta!
ResponderEliminarMe quedo a la espera de la siuiente.
Besos
Una historia estupenda, muy novedosa. Espero tu segunda entrada, saludos
ResponderEliminarAdmiro a quienes crean historias, cuantos, novelas, relatos. A mí se me hace muy difícil. Las imágenes evocan lo que dices...hablan.
ResponderEliminarBello sitio para quedarse tu blog.
Gracias por compartir
Vaya vaya con la fotito de cabecera.
ResponderEliminarja,ja,ja.
y el relato amigo.. me ha gustado mucho ... ese ambiente, del poblado, ese chaman...la gente alrededor..
y el.. que viene muerto..
y se siente el dolor
y yo pienso en ella..
y ya estoy contenta de que sean 4 entregas... pues .. me apetece saber que va pasando
Y él no puede tener un nombre mas sugerente... Lobo Negro..
ResponderEliminarque bello...
Un beso
Maravilloso.....
ResponderEliminarAntiqva muy lindo te esta quedando el relato de los hombres rojos, la muerte siempre un misterio que desde tiempos inmemoriales nos arrebata y nos sorprende....
Aquí vemos que la comprensión es lo que libera de la parálisis de inconsciencia, porque ver las imágenes del inconsciente no es suficiente.
O.K.Antiqva ha disfrutar del regalo que significa leerte....
ResponderEliminarYa Pies ligeros es una mujer y siente el dolor de la perdida que vista desde este contexto es ancestral,la idea de preservar y honrar a los muertos nos habla del proceso emocional de nuestros antepasados,no solo es la supervivencia en un ambiente un tanto hostil, también el reconocimiento de una conducta social que formaba parte de la evolución en otros sentidos incluso.
Largo abrazo.
Como sabes, acabo de despedir a mi padre en un rito que como lo muestra tu relato, es de larga data.
ResponderEliminarGracias por tu abrazo en mi blog en estos momentos tan tristes.
Estoy allí, puedo hasta sentir el dolor de Pies ligeros.
ResponderEliminar¿Sabrás que ella existió, verdad?
Me gusta como lo escribes, mucho.
Continúo.
No he podido venir antes, mi querido Antiqva, estos días de silencio los he pasado en el hospital.
Un abrazo para ti
Ío
Hermosos enfoques y tu cmposición. y los textos... el sutil complemento
ResponderEliminarSaludos