El Cristo de piedra,
cuando amanece,
se siente más cerca del Cristo del
cielo.
Con cierta frecuencia, cuando está amaneciendo, Antiqva suele pasear por algunos rincones de Córdoba por los que su espíritu siente una predilección especial. Uno de esos espacios es la Plaza de los Dolores, donde se alza la imagen del “Cristo de los faroles”.
En esta plaza y en su entorno más inmediato (la cuesta del Bailío) se concentran, al menos así piensa Antiqva, algunas de las esencias de la Córdoba de siglos pasados. Se trata de una plaza pequeña, rectangular, empedrada a la antigua usanza, que se muestra cercada por las fachadas y tapias de diversos edificios religiosos. Allí, cuando amanece, a la tenue luz de los faroles, este espacio se manifiesta rodeado de una soledad inmensa. Entonces, cuando “no pasa ni un alma”, absorto en sus pensamientos y contemplando la imagen, Antiqva quisiera creer que la soledad del momento y la magia que se desprende de las paredes de los conventos quizás podrían hacer que cada amanecer el Cristo de piedra durante unos segundos pudiera tener algo de vida. Quizás la piedra fuese capaz, durante unos instantes, de captar alguna desconocida energía del amanecer y el Cristo pudiera, realmente, estar latiendo.
Esa sensación tan bella como extraña tiene, por motivos obvios, una duración efímera. El misterio solo se mantiene durante unos pocos segundos, que son los que Antiqva ocupa en atravesar la plaza. Al momento, cuando Antiqva se va alejando, todo sugiere que la piedra vuelve a ser piedra. Posiblemente el ruido producido por mis pasos sea el culpable de que el milagro se desvanezca.
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En esta plaza y en su entorno más inmediato (la cuesta del Bailío) se concentran, al menos así piensa Antiqva, algunas de las esencias de la Córdoba de siglos pasados. Se trata de una plaza pequeña, rectangular, empedrada a la antigua usanza, que se muestra cercada por las fachadas y tapias de diversos edificios religiosos. Allí, cuando amanece, a la tenue luz de los faroles, este espacio se manifiesta rodeado de una soledad inmensa. Entonces, cuando “no pasa ni un alma”, absorto en sus pensamientos y contemplando la imagen, Antiqva quisiera creer que la soledad del momento y la magia que se desprende de las paredes de los conventos quizás podrían hacer que cada amanecer el Cristo de piedra durante unos segundos pudiera tener algo de vida. Quizás la piedra fuese capaz, durante unos instantes, de captar alguna desconocida energía del amanecer y el Cristo pudiera, realmente, estar latiendo.
Esa sensación tan bella como extraña tiene, por motivos obvios, una duración efímera. El misterio solo se mantiene durante unos pocos segundos, que son los que Antiqva ocupa en atravesar la plaza. Al momento, cuando Antiqva se va alejando, todo sugiere que la piedra vuelve a ser piedra. Posiblemente el ruido producido por mis pasos sea el culpable de que el milagro se desvanezca.
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A través de la primera mirada a la frase con la que empieza este post, llegó hasta mi alma un leve estremecimiento...
ResponderEliminar"El Cristo de piedra, cuando amanece,
se siente más cerca del Cristo del
cielo".
Mientras mis ojos continuaban su paseo por tus bellas letras, un nuevo estremecimiento llegó a mi alma:
"Quizás la piedra fuese capaz, durante unos instantes, de captar alguna desconocida energía del amanecer y el Cristo pudiera, realmente, estar latiendo".
¿No son acaso los símbolos las puertas a través de las que accedemos hacia su contenido arquetípico, de este mundo al otro?
Ya para cuando llegué a las siguientes líneas mi alma estaba por completo sintonizada con los primeros rayos de sol del amanecer que narrabas:
"El misterio solo se mantiene durante unos pocos segundos"...
Así que, como comprenderás, me voy embelesada con las imágenes que han sido evocadas por tus palabras, llevándome un poco de ese misterio para quedarme contemplando aquella plaza, sin cruzar el espacio... (casi puedo sentir la brisa fresca y el olor a piedra...)
Sintiendo la magia de los primeros rayos y la música con la que despiertan la vida que late en todo corazón y en toda creación..
Bellísimo, bellísimo, lo que has escrito amigo!!!
Me has dejado volada ;)
Un beso..
Me gusta Cordoba, he estado alguna veces, pero tengo la impresión que la proxima vez que vaya la mirare más despacio....
ResponderEliminarNo conozco físicamente ese lugar, de todos modos me estremeció el relato unido al misterio.....
ResponderEliminarAunque parezca mentira, hace sólo unas horas, un amigo muy querido me anunció que volvería al sacerdocio....
Estremecida y emocionada, te dejo mis besos este lunes de mucho calor en el que en unos momentos iré a visitar a mi madre.
Las fotografías son muy bonitas.
ResponderEliminarQuién sabe si alguna vez los milagros existen para quienes los esperan y son capaces de verlos, para los que no han perdido nunca su alma de niños...
Un abrazo
Qué preciosidad dices Antiqva.
ResponderEliminarCreo firmemente que puede ser así. Que tú, acompañado de tu soledad en ese espacio místico, dáis vida a esa imagen de piedra, consiguiendo que lata su pétreo corazón hasta elevarse fundiéndose en ese otro cristo intangible,pero presente en esa plaza llena de religiosa magia divina...
Al menos tus ojos externos e internos la ven, la sienten, y eso ya es insuflarla de vida...
Besos.
En esa plaza ante ese Cristo de piedra , me paraba muchas tardes al salir del conservatorio, me gustaba quedarme sola ,allí, me sentia tan lejos de casa, hoy al leerte , me han entrado uno deseos enormes , de volver atrás y poder volver a abrazar a toda la gente con la que viví por esas calles.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho amigo, mucho .
me has emocionado, muchas veces haciamos recitales poéticos por las calles, yo siempre me pedia el CRISTO DE LOS fAROLES.
Un abrazo emocionado.
Hay momentos en los que la intuición profunda nos hace acariciar la otra realidad donde el ser de uno se aproxima al SER.En esos segundos queda parado el tiempo y se te revela algo que a nivel profundo uno ya conoce.
ResponderEliminarCuando vuelvas a pasar quédate quieto, sin pensar en nada y deja que el momento se te manifieste o dicho de otra manera te hable.
En una entrada de una gran espiritualidad anunciada, de una gran necesidad del ser.Es preciosa.
Inuits
Es bonito lo que has escrito, muy bonito. Comparto contigo que esa plaza tiene algo mágico, cuando se entra a ella el tiempo se detiene. El sonido de las pisadas... el cielo...
ResponderEliminarUn abrazo y gracias.
Conchi
Dicen que lo bueno si breve, dos veces buenos. Esos momentos que pasan tan veloz en tu disfrute, duplican su belleza y perdura en tí el misticismo del encanto.
ResponderEliminarUn abrazo
Me hiciste recordar cuando las mujeres fueron a buscar a Cristo a su tumba y encontraron esa piedra removida.
ResponderEliminarYo sè que sientes esa piedra, porque esa piedra tiene vida.
Me agradó tu paseo.
Abrazos.