La señorita C. se había enamorado de un bombero que escribía poesía.
Ante sus compañeros del parque móvil, el hombre nunca hablaba de su pasión por la poesía. Esos tipos duros nunca lo habrían entendido.
Los martes y los jueves por la tarde, cuando se reunía en la tertulia de los poetas, jamás mencionaba que el oficio que le permitía vivir era el de bombero. Ellos, tan alejados del mundo real, se hubieran reído de él.
Ante la señorita C. actuaba indistintamente como bombero y como poeta, según las circunstancias, de modo que cuando paseaban por la ciudad y se cruzaban con algún conocido la señorita C. nunca sabía como tendría que comportarse. Llegó un momento incluso en que ya ni siquiera se atrevía a hablar. Tenía miedo de decir algo que no resultara conveniente.
Sometida a esa tensión tan intensa, unos meses después, la señorita C. comenzó a mostrar claros signos de estar enloqueciendo. Fue entonces cuando empezó a susurrar a todo el mundo que su amante la engañaba. Al parecer había descubierto que el bombero-poeta mantenía relaciones con la novicia Rosalía, una monja de clausura de las Clarisas de Santa María Magdalena que los fines de semana actuaba como domadora de tigres en el Circo de la Luna…
¡Qué pobre mujer!
ResponderEliminarMe estoy riendo a carcajadas... pero no puedo escribirlas porque igual el bombero se piensa que es por él y me incendia los jardines ;)
abrazo y buen finde
Jajajajaja, ahora vos te adelantaste!!!!
ResponderEliminarYo tenía la idea de escribir acerca de una mujer que se enamoraba de alguien con múltiple personalidad.
Estamos telepáticos. :)
Me gusto mucho, muy entretenida la historia, siempre con tu sello, cada una de las imágenes vivas que aparecen en tus obras es como una semilla que puede abrirse en la imaginación del espectador
ResponderEliminarJajajajajaa, pero que mal gusto tenía el bombero, ¿a quién se le ocurre estar con una monja?
ResponderEliminarPobre mujer, no me extraña que enloqueciera.
Besos y feliz fin de semana Antiqva.
¡Qué buena entrada!, me has hecho reír de lo lindo.
Yo creo que el bombero debería estar celoso de que la señorita C. esté enamorada de un poeta...
ResponderEliminarY el poeta debería estar celoso de que la señorita C. esté enamorada de un bombero... :)
Ella en cambio debería estar feliz de tener unos brazos fuertes y unas palabras dulces en la misma persona... :)
Jahajajaja!
ResponderEliminarPobre señorita C.! Me hiciste reir!
Muy buena historia y excelente foto.
Un beso
Pobre Señorita C, no acierta una. Aunque un bombero poeta no puede estar con nadie más que una monja domadora...
ResponderEliminarUn abrazo.
primero..
ResponderEliminarme gusta tu primavera, la que nos recibe...me pone la sangre a punto para leerte
y despues la señorita C....que mujer!!(no sera tu otra personalidad??)
jajajajajaj...
buen fin de semana, amigo mio
mil petons!!
Jajajajaja, qué ingenioso!!!
ResponderEliminarVaya sorpresa, jajajaja
Qué maravilla de fotos.
Un abrazo
Olé las dobles personalidades, jajajaja! Mortal! Premio a la imaginación! Luego te estrañas si recibes premios sobradamente merecidos!
ResponderEliminarBueno, me encantó, todavía me río. Es muy interesante el contraste que plasmas, el creerse dueño de dos distintas personalidades, aceptadas en círculos sociales distintos, y tratar de separarlas de manera que al final ya no sabes dónde debes ser el uno o el otro; distinta manera de vestir, de hablar, de actuar incluso de pensar. Pero el problema que a la pobre C. le tocó asumir, de maera indirecta esa división de caracteres!!!!
Y faltaba la monja domadora, aaaajjajajajaja!
Beso.
Un bombero que escribe poesia...
ResponderEliminarhummmmmm me gusta.
feliz finde amigo
Antiqva, amigo, a la señorita C le falta un tornillo ¿qué más quiere? Un guapo bombero de calendario !poeta! una joya de hombre, haberle guardado el secreto hasta mejores tiempos, tiempos de bomberos poetas.
ResponderEliminar¿Por qué no pueden llorar los cachas bomberos? Lloran con el humo, nada más. ¿Por qué no pueden ser poetas? Me enternece este bombero esquizofrénico y tierno.
Ternura que embellece hombre y mujer, como esas semillas dispuestas a saltar volando etéreas, frágiles.
Delicado e irónico cuento. Besito.
Esto de las dobles vidas tiene sus peligros.
ResponderEliminarPobre señorita C.Parece que no tiene mucha suerte.
Un abrazo.
Antiqvaaaaaaaa, cómo te gusta enredar! Me parto de risa y me parece estupendo que plasmes por escrito toda esa imaginación que tienes y ese humor.
ResponderEliminarEsta tarde me he estado acordando de ti, jeje, ¿a que no sabes qué he estado haciendo? No, no tiene nada que ver con señorita C. Me puse a pintar tu rosa (¿cuál? dirás tú!!), pues la roja, aquella que se veía reflejada en un espejo o lo que fuera. Cuando la tenga terminada te la enseño.
Un abrazo y feliz semana
Conchi
Qué historia!!. Eso pasa cuando hay secretos y cosas que esconder.
ResponderEliminarQue penita la señorita C. Espero que aprendiera.
Un abrazo.
¡Qué Bipolar!... La monja, por supuesto.Dirime entre un rosario y el autobomba
ResponderEliminarhttp://enfugayremolino.blogspot.com/
Eso es lo que tienen las dobles personalidades, aunque yo lo veo totalmente compatible ser poeta y bombero, o minero, o pescadero, o fontanero...
ResponderEliminarPreciosa foto, como siempre.
Besos, Antiqva.