Páginas

jueves, 15 de mayo de 2008

EN BLANCO Y NEGRO





No tengo ninguna duda de que la primera fotografía que alguien me hizo por pura simpatía, es decir, sin cobrar un duro, cuando uno era un niño, fue la que me disparó allá por los años sesenta un vecino de la casa en la que entonces vivíamos, en la popular barriada de Las Delicias.

De algunos sucesos relacionados con los vecinos de esa casa ya tuve oportunidad de recordar algo en otra entrada anterior, a la que titulé:


HUMOS DE ANÍS



Cuando yo era niño nadie que estuviera en su sano juicio tenía una cámara fotográfica, de modo que una familia normal solamente podía acceder a alguna de esas codiciadas imágenes, previo pago, con motivo de acontecimientos trascendentes, del tipo de bodas o comuniones. Habrían de pasar muchos años y quedar olvidados en la memoria de las gentes los tiempos del hambre para que, lentamente, comenzara a divulgarse la posesión de aquellas portentosas máquinas que permitían “retratar” a las personas.

Dado, pues, que en mis tiempos de niño cuando alguien quería una fotografía tenía que acudir a un profesional y pagar los honorarios correspondientes, me causó extrañeza que un buen día uno de nuestros vecinos, el Sr. D., inglés y casado con la hija de la Sra. J., me dijera de pronto:

-“Niño, ponte aquí al lado, que te voy a fotografiar”

Es posible que en aquellos momentos el Sr. D. ni siquiera supiera mi nombre, ya que realmente nunca habíamos tenido oportunidad siquiera de hablar. Era un hombre muy ocupado, que salía de casa temprano y al que casi nunca había visto.

Y el Sr. D, casi sin dejarme responder, con energía, me colocó al lado de una furgoneta y tras unos momentos de mediciones laboriosas me inmortalizó en la imagen que he reproducido más arriba, que uno conserva -lógicamente- como “oro en paño”.

Dado que hasta entonces no había tenido ningún tipo de relación con el Sr. D. ni siquiera pude imaginar los motivos por los que aquel hombre había decidido “perder” una fotografía usándome como modelo, pero lo cierto es algún tiempo después, cuando el asunto había sido olvidado, nuestra vecina, la señora J., nos entregó una copia de la imagen.

-“A ver -le dijo a mi madre- si otra vez el niño sale más sonriente, que ha salido muy serio”

La seriedad de mi expresión en la imagen –posiblemente estaba algo asustado y sobre todo tremendamente extrañado- permite ahora evocar aquellos tiempos sombríos en que España vivía en blanco y negro. En todo caso, lo cierto es que la oportunidad de esa segunda imagen, de la que hablaba la Sra. J., nunca llegaría a materializarse.

Con estas palabras quisiera dejar constancia de mi agradecimiento al Sr. D. por ese detalle amable, que ha permitido que se conserve una imagen de mi niñez que en otro caso se habría perdido. ¿Qué hubiera ocurrido con esa imagen si nuestro vecino se la hubiera guardado y no nos hubiera entregado una copia?

Lo cierto es que el Sr. D. murió joven. Su vida siempre se nos mostró rodeada de un cierto halo de misterio. En aquellos tiempos del franquismo, el Sr. D. se movía en el entorno de los escasísimos protestantes vallisoletanos y para el resto de los vecinos, católicos rigurosos, al menos en apariencia, aquello resultaba tremendamente insólito. Eran unos tiempos en que causaba sorpresa que un vecino se declarara protestante. Claro, era inglés, y ello lo justificaba todo.

Amigo, Sr. D., recibe estas palabras como agradecimiento por haberte fijado entonces en mí para aquella imagen envuelta ahora en los misterios de otros tiempos. Algún día, pronto, como compensación por ello, te recordaré aquellas palabras que Valle-Inclán dedicó al inglés de los Evangelios.
.

13 comentarios:

  1. Antiqva, mi padre era de esos locos que tenía una cámara, bueno muchas, jeje.
    Aunque mi época eran los 70 tampoco conozco mucha gente que tenga tantas fotos como yo. Tengo miles.... Pero las tiene mi padre en su casa. Yo tengo una cuantas... y entre ellas, una parecida a esta tuya. Detrás de un coche y había nevado (cuando nevaba en madrid cada año) y alguien escribió en la nieve del cristal mi nombre con el dedo... es una bonita foto y ahora que lo pienso tiene un bonito post... ¡me diste una idea! tal vez os lo cuente un día de estos...
    Un besito desde la festividad de este mi Madrid de mi alma.
    Natacha.

    ResponderEliminar
  2. mi niñez

    Tenía diez años y un gato
    peludo, funámbulo y necio,
    que me esperaba en los alambres del patio
    a la vuelta del colegio.

    Tenía un balcón con albahaca
    y un ejército de botones
    y un tren con vagones de lata
    roto entre dos estaciones.

    Tenía un cielo azul y un jardín de adoquines
    y una historia a quemar temblándome en la piel.
    Era un bello jinete
    sobre mi patinete,
    burlando cada esquina
    como una golondrina,
    sin nada que olvidar
    porque ayer aprendí a volar,
    perdiendo el tiempo de cara al mar.

    Tenía una casa sombría,
    que madre vistió de ternura,
    y una almohada que hablaba y sabía
    de mi ambición de ser cura.

    Tenía un canario amarillo
    que sólo trinaba su pena
    oyendo algún viejo organillo
    o mi radio de galena.

    Y en julio, en Aragón, tenía un pueblecillo,
    una acequia, un establo y unas ruinas al sol.
    Al viento los ombligos,
    volaban cuatro amigos,
    picados de viruela
    y huérfanos de escuela,
    robando uva y maíz,
    chupando caña y regaliz.
    Creo que entonces yo era feliz.

    Tenía cuatro sacramentos
    y un ángel de la guarda amigo
    y un "Paris-Hollywood" prestado y mugriento
    escondido entre mis libros.

    Tenía una novia morena,
    que abrió a la luna mis sentidos
    jugando los juegos prohibidos
    a la sombra de una higuera.

    Crucé por la niñez imitando a mi hermano.
    Descerrajando el viento y apedreando al sol.
    Mi madre crió canas
    pespunteando pijamas,
    mi padre se hizo viejo
    sin mirarse al espejo,
    y mi hermano se fue
    de casa, por primera vez.

    Y ¿dónde, dónde fue mi niñez?


    Antiqya, tu post me ha evocado la canción de Serrat

    Un abrazo y un beso

    ResponderEliminar
  3. Es curioso, tengo vídeos que nunca veo, diapositivas, que hace años que no proyecto, el ordenador lleno de carpetas con fotos, y las únicas que miro son las que están en papel guardadas en álbumes.

    Beso

    ResponderEliminar
  4. Que mono que estás, en blanco y negro.
    Amigo no me entretengo a al vuelta te veo despacio , salgo mañana para Paris.
    Hasta la vuelta

    ResponderEliminar
  5. Sí que es verdad que estabas serio, pero se entiende perfectamente por lo que cuentas.Fue todo un detalle que te le diera para guardarla con el cariño que se merecen esas cosas.A mí, me encantan las fotos y tengo muchas, pero sobre todo adoro las físicas.Las de toda la vida.
    Mi madre era una forofa y como todos mis hermanos eran mayores que yo, tuvimos cámara siempre, que yo recuerde.
    Las guardo como tú dices:"como oro en paño" y me chifla sentarme a mirarlas y recordar viejos y no tan viejos tiempos.¡Qué bonito!¿a qué sí?
    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Desde que has salido a la luz, se empiezan a mezclar fantasia y realidad...ja, que cosas,pero supongo que me entiendes.
    Un abrazo Amigo!
    P.D. muy blla fotografía :)

    ResponderEliminar
  7. Linda foto!

    Mi tia tiene un monton de fotos mías y de mis hermanos. Cada vez que llego con una amiga o amigo a su casa,las saca, conozcan a la mona de pequeña dice! :) es muy divertido verla sacar las fotos y contar las historia de las cosas que yo hacia de niña.

    ResponderEliminar
  8. La foto está muy bien, el texto que la acompaña y la explica también lo está, escrito de un modo muy... entrañable, puede ser la palabra, y dejando ver muy claramente cómo era el tiempo que ese niño vivía.
    un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Que lindo recuerdo tienes, pensar que lo que ahora es de lo mas normal, antes era un lujo que muy pocos se podián dar. Yo tengo mi foto en blanco y negro, a ver si la pongo en el blog en estos días...
    Saludos
    Chau

    ResponderEliminar
  10. Linda foto e historia.
    Què bonito es contar historias verdad? recordar.

    A mi ya no me gusta que me tomen fotos, las evito. Antes lo disfrutaba.
    Pero si disfruto de ver fotos y de robarlas tambièn, jajaja.

    Beso.

    ResponderEliminar
  11. Foto
    antiqua
    pequeña
    reliquia
    florida
    de un recuerdo
    con cara de sello
    de una conciencia
    entonces
    dormida.
    Años después
    vemos con interés
    el germen
    la ramita verde
    la expresión de los ojos
    tremendos despojos
    del inicio
    reset
    de lo que somos.

    ResponderEliminar
  12. Recuerdos de una España olvidada, salvo por los que como tú la vivieron.

    Mis amigos se negaban a ver las películas en blanco y negro, supongo que alucinados por el color y por los cambios.

    Mi padre tuvo una cámara, que compró a precio de oro.

    No parece que aquella España tenga mucho hueco hoy en día.

    Un abrazo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Creo qué mi vocación frustrada es la fotografia ,me encantan las fotos ,hago fotos a todos y a cada una de las cosas qué me encuentro a mi paso ,siempre la llevo en el bolso .Por otra parte tu fotografia es estupenda aunque salieras serio .Un saludo amigo .

    ResponderEliminar

Gracias, siempre, por tus palabras...