(Habla el alma de Patroclo)
¿Duermes, Aquileo, y me tienes olvidado? Te cuidabas de mí mientras vivía, y ahora que he muerto me abandonas. Entiérrame cuanto antes, para que pueda pasar las puertas del Hades; pues las almas, que son imágenes de los difuntos, me rechazan y no me permiten que atraviese el río y me junte con ellas; y de este modo voy errante por las alrededores del palacio, de anchas puertas, de Hades. Dame la mano, te lo pido llorando; pues ya no volveré del Hades cuando hayáis entregado mi cadáver al fuego…
Respondióle Aquileo, el de los pies ligeros:
-¿Por qué, cabeza querida, vienes a encargarme estas cosas? Te obedeceré y lo cumpliré todo como lo mandas. Pero acércate y abracémonos, aunque sea por breves instantes, para saciarnos de triste llanto.
En diciendo esto, le tendió los brazos, pero no consiguió asirlo: disipóse el alma cual si fuese humo y penetró en la tierra dando chillidos…
Homero (La Ilíada – Canto XXIII)
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En este pasaje de la Ilíada, muerto Patroclo, Homero nos habla de algunas de las creencias de los antiguos griegos acerca de la muerte y del más allá. Ante todo, nos confirma la necesidad de que el cadáver sea adecuadamente honrado tras la muerte (funerales) ya que en otro caso, el alma del difunto no podrá atravesar las puertas del Hades ni, por tanto, encontrar el descanso.
Pensaban los griegos, y también –luego- los romanos, que los muertos a los que no se tributaban unos adecuados ritos fúnebres al no poder acceder al Hades se veían convertidos en sombras errantes que disgustadas con los hombres solían ocasionarles males de todo tipo. Estas almas errantes (los démones) eran objeto de prácticas de tipo maléfico por parte de los magos.
En el último párrafo, Homero nos confirma la imposibilidad de que un humano pueda estrechar en sus brazos al alma de un difunto, que se disipará en el aire como humo. Tambien se nos dice que es en el momento del sueño cuando los difuntos pueden ponerse en contacto con los hombres, ya que entonces es cuando con los sentidos corporales dormidos el alma del durmiente está más abierto a ese tipo de percepciones.
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Pero muchas de estas cosas aún hoy se creen.
ResponderEliminarEse momento entre sueños en el que dicen que la conciencia o la consciencia se mueven por caminos sutiles y se pueden captar ciertas cosas.
También se habla de que se puede ver salir el alma de los cuerpos y que posteriormente éstos pesan veinte gramos menos etc,etc.
Me ha encantado el texto y a golpe de alma he vuelto a mis clases de griego y a las historias de mi helénica profesora y a la Ilíada leída obligatoriamente hace taaaaanto. Me quedo con esa sensación tan hermosa de ese mundo vivido como mágico.
Auroras