Páginas

domingo, 22 de junio de 2008

LA MAGIA DE LA COCINA



Aquel día, Antiqva se había levantado temprano, casi de madrugada, y sin apenas haberse mojado los ojos se había encaminado al cercano huerto para tomar un par de tomates a los que la tarde anterior había “echado el ojo”, Sabía que estaban ya en su mejor momento. No era conveniente esperar más. Era consciente, también, de que su sobrino, perezoso, a esas horas todavía no habría llegado. Sin embargo, algo contrariado, se dio cuenta de que alguien había sido testigo del acto. Era la gata blanca, Natacha, que a esas horas de la madrugada volvía de una de sus parrandas nocturnas. “También a ella le convenía callar”, pensó.

Algunas horas después, se desplazó al pueblo cercano y sin ninguna duda se encaminó a los aparcamientos del Mercadona. Entró en el establecimiento, sin prisas, y adquirió una bolsa de ensalada “Cuatro Estaciones”, de esas que vienen preparadas en bruto, con lechuga, hilos de zanahoria y col lombarda. Ofrecía la ventaja de que, por lo visto, ni siquiera hacía falta lavar los ingredientes.

Llegado el momento del mediodía y como un alumno aplicado de las enseñanzas de aquel cuento que hablaba de “voces en la noche” y de atenciones a la persona amada, se puso –sorpresivamente para María, a hacer la ensalada. El entorno había sido preparado cuidadosamente y en el equipo de música sonada “Let it be”.

Sobre una de las zonas del plato, Antiqva fue colocando la ensalada “Cuatro Estaciones” que poco antes había sacado de la bolsa de plástico. Incapaz de encontrar el posible punto de “apertura fácil”, que sin duda tenía, había roto la bolsa con los dientes.

-“Pero hombre de Dios, utiliza unas tijeras para abrir la bolsa”, le había dicho María. “Con lo listo que eres para otras cosas…”

Algo contrariado, Antiqva prosiguió con su laborioso trabajo. Con grave peligro para su integridad física había sido capaz, al fin, de abrir una lata de hojalata que contenía aceitunas rellenas de pimiento. Echó un puñadito de ellas en el plato e inmediatamente se encaminó al frigorífico, de donde extrajo un pepino y un tomate, este último de considerable tamaño. Si, uno de esos a los que su sobrino también había “echado el ojo”, sin duda, la tarde anterior.

Tras un proceso de laborioso lavado de los materiales, Antiqva procedió a trocear el tomate y a partir en rodajas, más o menos homogéneas, el pepino. Terminó volcando todo ello en el plato.

Acto seguido, nuestro hombre, algo emocionado, colocó “su creación” sobre aquel tan querido mantel de plástico, todo él floreado. Oh, que encanto tan especial tienen estos manteles tan ordinarios y rústicos…

Al poco, Antiqva, que había abandonado la cocina, retornó con su máquina fotográfica digital. María, que lo vio llegar, no se podía creer lo que estaba viendo:

-“Pero bueno, para una vez que haces la ensalada, hasta vas a tirar una foto…”, dijo.

-“Claro –respondió nuestro hombre-, y tan pronto como pueda la mandó al blog.”

-“¡Qué barbaridad!”, sentenció la mujer, mientras Antiqva disparaba un par de fotos, con flash, a su –para él- riquísima creación.

Mientras tanto, los aullidos de Natacha, la gata pendeja, que había encontrado abierta la puerta de la casa y se había colado, a cuatro patas y con gesto fiero, en el pasillo, insistían una y otra vez:

-“Antiqva, ¿Qué pasa hoy…? ¿No me vas a dar de comer…?”

-“Si, si…” –respondió el hombre, algo atolondrado y a punto de perder los nervios-, “ahora mismo, cielo…”






12 comentarios:

  1. ¡Entró en casa!!!
    Que belleza antiqva... Natacha cada día está más bonita... y más confiada ¿me lo parece o está bonita de veras?

    Es una ternura leerte, cielo y divertida tu manera de relatar.
    Eres un encanto.
    No sabes cómo te aprecio.
    Un beso, amigo mío. Dale un abrazo cariñoso a esa mujer tuya... después ocuparos del let it be...

    Natacha.

    ResponderEliminar
  2. Si para hacer una ensalada comienzas ya de madrugada no quiero pensar que tengas que hacer una fabada asturiana, jajajjajajaa.

    Te ha cundido porque la foto está muy colocá.

    Preciosa la gatita, casi más que la ensalada, jjajaaajja.

    un beso, amigo.

    ResponderEliminar
  3. ¡Vaya, vaya, con nuestro cocinero por amor! Que se levanta pronto, lo sabemos desde hace algunos días, qué escribe bien,también, pero ahora no pretenda que creamos que es un buen cocinero. ¡Una ensalada de bolsa de plástico!, por mucho que lo quiera arreglar con un tomate oloroso de la huerta y un pepino de la nevera,no lo va a conseguir...la canción podría perdonarle tanta osadía....pero esa sumisión casi incomprensible por esta preciosa gata de hábitos arrabaleros era lo que menos podía imaginar de usted. ¿María aguantando todo esto? María es la que ama, teniendo que soportar su infidelidades con la gata.
    Inuits ,))

    ResponderEliminar
  4. Estoy en horas de cena, asì que me llevo la ensalada antes de que me la gane la gatita.
    Los tomates son mis consentidos. Me encantan.
    El mantel me recordò algo de mi infancia en casa de mi abuela.
    Fue muy chistoso imaginarte la preparaciòn.

    Beso.

    ResponderEliminar
  5. ¡Vaya gata más preciosa, es como la luna,mágica!
    Me ha hecho mucha gracia lo de " con lo listo que eres para otras cosas".Mira que somos bordes a veces las mujeres...¿eh?.En fin, seguro que lo dijo con el mismo cariño que tu le prodigaste al hacer esa suculenta ensalada cuatro estaciones, que pensaste, seguro al echarle el ojo a esos tomates del huerto...
    Un beso para ti y otro para tu amada esposa, dulce hombre de hogar.

    ResponderEliminar
  6. jajaja
    menos mal que no era mi gata
    con lo quele gustanlas aceitunas.
    Una nentrada preciosa
    y muy trabajada si señor.
    saludos Antiqua.!

    ResponderEliminar
  7. La ensalada se ve sabrosa, tienes pasta de cocinero eh...

    Saludos

    Chau

    ResponderEliminar
  8. Tienes un regalo para ti en mi blog.

    un beso

    ResponderEliminar
  9. Como me ha gustado esa Natacha!!! aunque no mas que esa de las coletitas,(del telefono en este caso), y esa entrada donde parece que está de figurita de porcela, muy bonita esa foto, me gusto mucho, gracias por estos textos tan simpáticos eres un sol, ¡el juego que da una ensalada! jajaaja, besos.

    ResponderEliminar
  10. esta "Cuatro Estaciones" preparada con tanto amor...que bien sabe y Natacha qué guapa es

    Un abrazo, amigo.

    ResponderEliminar
  11. Una sonrisa larga y entrañable mientras iba leyendo... imaginándomelo todo, sobre todo a María, bueno..., pero ya me he reído leyendo algún comentario...
    Un abrazo, antiqva, y otro para maria y otro para la gata natacha ..., de la ensalada nada puedo decir, creo que la dedicación, el esmero y el amor con que se hacen las cosas compensan los plásticos de la ensalada.

    ResponderEliminar
  12. Jajajajajaja que risa, amigo. Y es que me da que tu eres de los míos xDD

    Qué grande María jajajaja

    Eres un crack.

    Ah, y tienes una gatita relamente preciosa.

    Abrazos.

    ResponderEliminar

Gracias, siempre, por tus palabras...

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.