Triunfaba el sol, embravecido,
en las montañas;
la luminosa noche, herida
por el astro, se desangraba,
internándose, vencida,
de la tierra, en las entrañas.
Y con ella, la luna,
tan pálida, tan ensimismada,
en el fondo de las aguas
de los ríos, de los mares,
tan huidiza siempre,
iguálmente se ocultaba.
¡Oh, Tierra y Luna! ¡oh, Sol!
¿por qué tan estérilmente,
os odiáis?
¿Por qué con vuestras luces,
tan luminosas,
tan oscuras,
tan bellas,
contínuamente lucháis?
en las montañas;
la luminosa noche, herida
por el astro, se desangraba,
internándose, vencida,
de la tierra, en las entrañas.
Y con ella, la luna,
tan pálida, tan ensimismada,
en el fondo de las aguas
de los ríos, de los mares,
tan huidiza siempre,
iguálmente se ocultaba.
¡Oh, Tierra y Luna! ¡oh, Sol!
¿por qué tan estérilmente,
os odiáis?
¿Por qué con vuestras luces,
tan luminosas,
tan oscuras,
tan bellas,
contínuamente lucháis?
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