Hablábamos, mujer,
y nos mirábamos
aquella mañana,
sintiendo la fuerza dulce
entrando, del sol,
en nuestras entrañas.
Entonces, con tus sonrisas,
y la presión del amor,
las estrellas y la luna
vinieron para brindarnos
la tensión de su locura.
Y tus ojos, y tus risas,
y el calor de las estrellas,
y el amor de nuestros cuerpos,
y la magia de la luna,
al sol, al fin, devolvieron
la fuerza de su dulzura.
y nos mirábamos
aquella mañana,
sintiendo la fuerza dulce
entrando, del sol,
en nuestras entrañas.
Entonces, con tus sonrisas,
y la presión del amor,
las estrellas y la luna
vinieron para brindarnos
la tensión de su locura.
Y tus ojos, y tus risas,
y el calor de las estrellas,
y el amor de nuestros cuerpos,
y la magia de la luna,
al sol, al fin, devolvieron
la fuerza de su dulzura.
Me gustó la foto, tú la tomaste? y obvio, el poema.
ResponderEliminarAbrazo.
No, amiga Clarice, la foto no es mia, sino tomada de internet.
ResponderEliminarYa quisiera yo tirar fotos como esa.
Me gusta tomar fotos de viajes, de arte, etc`., pero en general de personas no suelo tomar muchas, salvo fotos familiares al uso.
Un abrazo, Clarice
Esos versos, pasados los cincuentas...empiezo a creer que la edad si cuenta ( vaya que revoltijo de palabrería :$ )
ResponderEliminaren resumen, me gustan esos versos, hermoso poema.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQuerida Cristina, gracias por tus palabras, que siempre espero anhelante...
ResponderEliminarUn abrazo desde esta otra orilla
La realidad a la que ella me conduce, es el único lugar donde no acceden mis miedos, ni mis dudas.
ResponderEliminarSugerente poesía.
Un saludo y espero que puedas visitarme.