Imagen: Antiqva
Este sábado, cuando recorríamos el yacimiento minero sevillano del “Cerro del Hierro”, tuvimos oportunidad de acceder a la denominada “Cueva del Ocre”. Allí, en una inmensa oquedad que penetra en el ocre de la tierra, pudimos sentir el pálpito del agua que se filtraba por las paredes chapoteando en unos charcos que nunca llegan a secarse. Alguien nos habló entonces de lo que el ocre significó en los tiempos remotos del Paleolítico, cuando los chamanes, quizás, pensaron que este mineral férrico venía a ser “la sangre petrificada de la tierra”. Gracias al ocre el rubor de la vida parecía retornar a los cuerpos de los fallecidos. No podemos sino recordar las palabras que Juan Luis Arsuaga (que dirige el equipo arqueológico de Atapuerca) pone en boca de un brujo del Paleolítico en su novela “Más allá de la niebla”:
“…la única manera que se conoce de formar parte del Pueblo Eterno después de la muerte es que el ocre sagrado le devuelva a la carne el color de la vida…”
Este sábado, cuando recorríamos el yacimiento minero sevillano del “Cerro del Hierro”, tuvimos oportunidad de acceder a la denominada “Cueva del Ocre”. Allí, en una inmensa oquedad que penetra en el ocre de la tierra, pudimos sentir el pálpito del agua que se filtraba por las paredes chapoteando en unos charcos que nunca llegan a secarse. Alguien nos habló entonces de lo que el ocre significó en los tiempos remotos del Paleolítico, cuando los chamanes, quizás, pensaron que este mineral férrico venía a ser “la sangre petrificada de la tierra”. Gracias al ocre el rubor de la vida parecía retornar a los cuerpos de los fallecidos. No podemos sino recordar las palabras que Juan Luis Arsuaga (que dirige el equipo arqueológico de Atapuerca) pone en boca de un brujo del Paleolítico en su novela “Más allá de la niebla”:
“…la única manera que se conoce de formar parte del Pueblo Eterno después de la muerte es que el ocre sagrado le devuelva a la carne el color de la vida…”
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Antiqva,
ResponderEliminaresto de pensar en una vida después de la muerte..., a mí me resulta imposible.
Pero me gusta lo que dices de los chamanes y el ocre, si por algo me gusta el otoño es precisamente por ese colorido de ocres y amarillos...
Un secreto: yo guardo los garbanzos y las lentejas como tú las piedras, idéntico frasco pero algo mayor...,
Un abrazo.
Cada vez que la muerte se va a acercando... voy creyendo más que hay vida después... ¿será miedo, amigo?
ResponderEliminarUn beso, corazón.
Natacha.
Hola, Antiqva. Hacía días que no te visitaba pues ando mal de tiempo, ocupada en otras cosas, pero quería saludarte. Me he leído tus últimas entradas y me encanta imaginar tus paseos por los arroyos secos de sierra Morena, ver tus fotos: piedras, musgos, gatos, nubes, flores, edificios, todo lo que forma parte de nuestro entorno. Gracias por traerlo al blog pues es un placer para nosotros
ResponderEliminarUn abrazo.
Conchi
Conchi
Guao... la sangre de la tierra...
ResponderEliminarYo sí creo que la tierra es un ser vivo... con su alma, su cuerpo, sus propias emociones, ligadas a la danza que danza con el resto del universo ;)
Qué maravilla que es contemplar la tierra, las piedras, las aguas, las flores, los almendros... desde tus ojos, amigo ;)
un grandísimo abrazo ;)
Me ha gustado la historia, el pensar que a ese color se le otorga el poder digamos de devolver a la vida, al menos en aspecto,porque la muerte palidece los rostros..
ResponderEliminarSeguro que es como la sangre de la tierra que la impulsa a seguir viva.
besos
Son colores mágicos. Son tonalidades como nostálgicas que dan sensación de paz infinita.
ResponderEliminarYo,que no soy el estereotipo de los capricornio,y me dejo arrastrar por los azules y los blancos, también reconozco que sin apenas darme cuenta, me rodeo siempre de tonos ocres, beiges, marrones...
Será que quiero que la sangre de la tierra circule a mi alrededor,¿no crees?
Todas las religiones tenían sus creencias en cuanto a ese después.
Y los chamanes parece ser que pensaban que había que volver a la tierra, para volver a la vida...
En cierto modo es así, según la religión católica,¿no?
Al menos, eso entiendo yo,claro.
Besos,amigo Antiqva.
Comprendo tu emoción. Todo lo que exhala vida nos conmueve. Besos, querido amigo.
ResponderEliminarQue maravilla tener la posibilidad de entrar en esa cueva.
ResponderEliminarEl tener conocimiento sobre los usos y costumbres de otras épocas resulta casi mágico.
Respecto a la vida despues de la muerte... me reservo.
Un abrazo
El agua sigue. La vida.
ResponderEliminarDe tus libros, también tengo de esa editorial. También me pareció creer que estaba viendo mi librero.
Abrazos.