Amor mío,
dulce amor mío,
hoy es treinta de septiembre de 2007,
hace ya 32 años
que te amo.
Inspirado en los poemas (*) de otro hombre,
de un hombre que también amó,
he escrito estos versos.
Él también buscó a Dios,
como yo.
Ante Dios y ante ti
solo puedo decir: “gracias”.
Gracias por estos 32 años de amor.
En ti, dulce amor, y en nuestras hijas,
también están mis alas,
las alas que algún día me llevarán a Dios,
las alas que algún día me llevarán a ese lugar
en el que mis padres, dormidos,
escuchan la música oculta que rige el universo.
Allí, ellos sueñan y aguardan,
en un lugar sin tiempo,
la llegada de su hijo.
Gracias, dulce amor;
gracias por acompañarme.
(*) Esos poemas de los que se habla, de Dámaso Alonso, son “Yo”, “Las alas” y “La madre”, que se integran en su obra “Hijos de la ira”.
dulce amor mío,
hoy es treinta de septiembre de 2007,
hace ya 32 años
que te amo.
Inspirado en los poemas (*) de otro hombre,
de un hombre que también amó,
he escrito estos versos.
Él también buscó a Dios,
como yo.
Ante Dios y ante ti
solo puedo decir: “gracias”.
Gracias por estos 32 años de amor.
En ti, dulce amor, y en nuestras hijas,
también están mis alas,
las alas que algún día me llevarán a Dios,
las alas que algún día me llevarán a ese lugar
en el que mis padres, dormidos,
escuchan la música oculta que rige el universo.
Allí, ellos sueñan y aguardan,
en un lugar sin tiempo,
la llegada de su hijo.
Gracias, dulce amor;
gracias por acompañarme.
(*) Esos poemas de los que se habla, de Dámaso Alonso, son “Yo”, “Las alas” y “La madre”, que se integran en su obra “Hijos de la ira”.
Hoy he leido aqui,"Él también buscó a Dios,como yo." (Ahora sé porque di con este blog...)
ResponderEliminar¡Hermoso!
Felicidades por ese amor de años, amores así son los que inspiran.
Gracias, desde el corazón...
ResponderEliminarComo alguien dijo, quizás sea cierto que es un corazón lo que mueve el mundo.