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martes, 25 de noviembre de 2008

LA MALDICIÓN DE SINUHÉ (Y II)

El difunto es conducido por Anubis al Juicio de Osiris



La terrible noticia se divulgó por la ciudad con la rapidez con que la luz del amanecer irrumpe en la tierra. Pronto todos los hombres supieron que Sinuhé, el que había sido médico del rey, posiblemente no había podido alcanzar la inmortalidad.

Pronto, también, los rumores comenzaron a extenderse por los barrios de Tebas. Eran muchos los que sabían que Senet, el sacerdote que había dirigido los ritos funerarios, el hombre que revestido con la piel de un leopardo había viajado al más allá para buscar el Ka de Sinuhé, no era precisamente un hombre adornado por las virtudes que son gratas a los dioses. Muchos sabían de su amor a la cerveza y de la pasión que sentía por las mujeres y pronto se comenzó a escuchar que en la noche que precedió a los funerales se le había visto acompañado de Nerit, una cortesana que con su cuerpo hacía gratas las horas de los hombres sin escrúpulos.

Todo sugería que en ese abominable acto de impiedad podía encontrarse la causa de la desgracia que se había abatido sobre Sinuhé. Se sabía que los dioses tenían establecido que los sacerdotes que hubieran de llevar a cabo los ritos funerarios debían estar plenamente puros, pulcros en el lavado y vestido, sin haber comido alimentos impuros y sin haber mantenido relaciones sexuales con mujer alguna. Senet, que había gozado con el cuerpo de Nerit la noche anterior, era un hombre impuro. Nunca hubiera debido participar en los rituales que habrían de devolver la vida a Sinuhé. Poseído por el vicio había sido incapaz de arribar al Reino de los Muertos, y todo hacía pensar que el Ka de Sinuhé había quedado extraviado en el Inframundo por toda la eternidad.

Las sospechas se confirmaron pronto. A la mañana siguiente Senet fue encontrado muerto en su lecho. Nadie vertió lágrimas por él. Merecía morir por el acto de impiedad que había cometido. Nadie se ocupó de sus funerales. Su nombre fue borrado de los libros. Su cuerpo fue quemado y sus huesos quedaron abandonados en la Tierra Roja del desierto.

Muchos hombres sabían que Sesostris, cuando hizo construir la tumba de Sinuhé, había ordenado grabar en una de las paredes la más terrible de las maldiciones:

“Oh, viajero que llegas a la tumba de Sinuhé. Pronuncia mi nombre para que sea recordado por toda la eternidad. Un hombre vuelve a la vida cuando su nombre es pronunciado. Oh, viajero, pide también ofrendas para mi a los dioses, que nunca falten en mi tumba las ofrendas de pan y de cerveza. Pide para mi que nunca falten en mi tumba todas las cosas buenas. Si así lo haces, mi espíritu velará por ti durante toda la eternidad.

Oh, quienquiera que seas, que llegues a esta tumba en estado de impureza o con malas intenciones: se consciente de que el espíritu de Sinuhé te atrapará en la noche, como si fueras un pajarillo, y te destrozará con sus manos. Ten además la certeza de que Sinuhé te denunciará ante el Tribunal de los Dioses y que estos ordenaran que seas aniquilado de inmediato, por toda la eternidad.”

Y fue así como aquella noche todos los hombres y todas las mujeres de Tebas se sintieron felices. La maldición de Sinuhé había producido su efecto y Senet, el sacerdote impuro, había sido aniquilado. Además, el triunfo de Sinuhé confirmaba que el que había sido médico del rey, con sus grandes conocimientos de magia, había sido capaz –él solo, iniciado en los Grandes Misterios- de encontrar su Ka en el Reino de los Muertos, e igualmente todo nos decía que su espíritu había superado el Juicio de Osiris y había podido acceder, finalmente, a la existencia feliz durante Millones de Años.

Todos supimos así, envueltos en la alegría, que Sinuhé había sido declarado “Justo de Voz” por el Tribunal de los Dioses.


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2 comentarios:

  1. Qué curioso,¡eh!Encuentran el cadáver del impuro y ha sido Sinuhé que ha encontrado él sólo su Ka...
    Y lo de borrarlos de la faz de la tierra,hacerlos innombrables y despojarlos de todo honor y gloria,de un futuro entre los dioses,por beber y mantener relaciones con mujers...pelín exagerados eran,la verdad.
    Sin embargo, me sigue gustando todo esto a rabiar.
    Por cierto, amigo mío, te he dejado un regalito en mi blog,si lo quieres,claro.
    Un beso.

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  2. "Ser justo de voz". Me hace pensar en lo que se dice en los evangelios... que habla de los justos, aquellos que hacen lo que deben hacer, dicen lo que deben decir, callan los que deben callar...hombres justos porque actúan sin apego, desinteresadamente.
    Sus actos son ,en su justa medida, actos carentes de ego, carentes de intereses. Cuando encontramos gente justa quedamos conmovidos y su forma de hacer nos obliga a ser mejores y a actuar de la forma más correcta y ética posible.
    Ser justo es un aspecto muy evolucionado del comportamiento humano, requiere una comprensión muy profunda de la leyes internas de la vida
    Inuits

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