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sábado, 1 de noviembre de 2008

PLAZA MAYOR DE VALLADOLID



A Cristina, de la Nueva Valladolid mexicana, a la que prometí hace tiempo que hablaría de esta plaza; a Sendieva, con la que algún día nos tomaremos un café en este mágico lugar, y a María José, que le encanta pasear por ella.


No esperéis, amigos, que uno sea objetivo cuando cuente “cosas” acerca de la Plaza Mayor de Valladolid. En esa ciudad fue donde Antiqva nació hace ya demasiados años y nadie puede confiar que cuando se habla de la ciudad en la que uno ha nacido, ese uno vaya a expresarse con el adecuado rigor. Es probable que lo que venga a la mente “del uno” no sean sino recuerdos atropellados.

Con estos antecedentes previos es fácil comprender que Antiqva no tenga reparos en afirmar que, según él lo siente, la Plaza Mayor de Valladolid es el espacio público más acogedor y cálido de todos los que existen en España. Eso, al menos, es lo que ese tal Antiqva piensa… ¡faltaría más!

Entenderéis, con estas anotaciones, que María y Antiqva, todos los años, en verano, como las aves migratorias, nos desplacemos a pasar unos días a esta tan entrañable para nosotros ciudad en la que reposa la capitalidad administrativa, que no artística, de Castilla y León. Nos encanta pasar unos días allí disfrutando con nuestra familia y con algunos amigos que, ¡a Dios gracias!, todavía nos quedan.

La plaza de la que hablamos, amplio y animado núcleo central de la vida vallisoletana, debe su estructura actual a la reconstrucción que impulsó Felipe II (que había nacido en Valladolid) tras el terrible incendio de 1561, que asoló buena parte de la ciudad y arrasó la que antes era Plaza del Mercado y sus alrededores.

Paseando este verano por la plaza pudimos comprobar que este año se ha cumplido el centenario de la construcción del edificio de su Ayuntamiento, del que brindamos una imagen. La plaza, en principio, tiene una estructura propia de los tiempos del Renacimiento, si bien con el paso de los años se fueron cometieron diversas tropelías en algunos de sus edificio, que ahora –poco a poco- se viene intentando normalizar, con el objetivo a medio plazo de que el aspecto de conjunto llegue a resultar razonablemente homogéneo.

¡Ay, amigos, que rincones tan entrañables custodia Valladolid en las inmediaciones de su Plaza Mayor…! ¡Qué decir de las patatas bravas y los calamares fritos (y de los mejillones, claro) de la cercana “La Mejillonera”… Ah, y de tantos otros lugares, tan próximos, en el espacio y en nuestro corazón, como míticos: “La Mina”, “El Caballo de Troya”, “La Sepia”, “El León de Oro”… Comprenderéis, amigos, que uno no pueda ser objetivo cuando la boca se le está llenando de saliva.

Y es que Antiqva no puede ser riguroso cuando entre esos viejos soportales castellanos, alzados con “piedra caliza de Campaspero”, ha pasado uno algunos de los mejores años de su juventud. Eran tiempos deliciosos en que uno acudía a este espacio para celebrar, por ejemplo, la fiesta de “Fin de Año”, rodeado de una alegría tan inmensa como generalizada, o para correr, tan alocado como temeroso, intentando escapar de la carga policial de aquellos hombres siniestros que vestían uniformes “de gris”.

Ah, por cierto, se me olvidaba comentar que en el centro de la plaza, frente al Ayuntamiento, se alza la estatua del Conde Ansúrez, mítico fundador del Valladolid medieval. Eran entonces los castellanos hombres de “armas tomar”; lo podría confirmar Abd-Allah, el último rey zirí de Granada, antes de la llegada de los Almorávides.

Cuentan, en efecto, las viejas crónicas (estoy hablando de memoria) que un día aciago las mesnadas del Conde Ansúrez llegaron a Granada para demandar al rey musulmán el pago de ciertos tributos que el rey de Castilla, creo que era Alfonso VI, exigía. El granadino, sorprendido, se negó en tajante a pagar esos impuestos. Nuestro hombre, ese Abd-Allah, argumentó que no tenía sentido que tuviera que pagar tributos a un rey cristiano tan desconocido como lejano, cuando –además- entre Castilla y Granada había por medio otros poderosos reinos musulmanes, como Toledo y Córdoba.

Pero, claro, resultó que nuestro hombre no sabía con quien se estaba “jugando los cuartos”. Pronto, el reino de Toledo había caído en manos de los castellanos y Abd-Allah, agobiado por desesperación, no tuvo otra salida que demandar el auxilio de los fieros guerreros Almorávides que ocupaban las tierras del Norte de África. “Prefiero ser camellero entre los Almorávides -habría exclamado Abd-Allah- antes que servir como porquerizo a los cristianos.”

Y lo cierto es que no se equivocó: los africanos -seguidores de la más pura ortodoxia islámica- echaron raíces en Al-Andalus y destronaron a todos los reyezuelos (los denominadas Taifas) que habían venido gobernando aquellas tierras tras la desintegración del Califato de Córdoba.

Por cierto, amigos, antes Antiqva decía que posiblemente, en estas materias, no iba a ser razonablemente objetivo. ¿Como iba a sospechar, sin embargo, que hablando de la Plaza Mayor de Valladolid iba a terminar contando la historia de aquel rey de Granada, que habría de ser destronado por los Almorávides por haberse negado a pagar los impuestos que le exigía aquel fiero conde castellano?

Ah, se me vienen ahora a la mente aquellos tiempos ya lejanos en que Antiqva, de “crío”, plantado ante su estatua, de la mano de su madre, no era capaz de distinguir entre “El Conde Ansúrez” y otros personajes legendarios muy similares en la distancia de los siglos, como “El Capitán Trueno” o “El Guerrero del Antifaz”. Todos aquellos hombres, con sus espadas y sus cruces, se presentaban muy parecidos en nuestra imaginación.

Ay, amigos, algún día tendré que hablar de los inquisitoriales “Autos de Fe” que se celebraron en siglos pasados aquí, en esta bella Plaza Mayor. En ellos se inspiró Miguel Delibes para escribir su obra “El hereje”. Cuando pienso que durante un tiempo afortunado tuve el privilegio de ser alumno, ya en la Universidad, de este hombre “tan humano”…
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12 comentarios:

  1. Que recorrido tan maravilloso por esta Plaza Mayor de Valladolid, y que ricas esas tapitas de aperitivo.
    Aun lo mejor, la cantidad de datos que aportas sobre ella y sobre la historia. Me ha encantado.

    Un abrazo

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  2. Qué sorpresa haberme encontrado aquí a mi Castilla, no te imaginas, porque esta plaza es preciosa, tú ya lo habrás podido comprobar.

    Gracias por este bello post, no tiene nombre.

    Un beso muy grande.

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  3. Hay similitudes entre todas las plazas mayores de España, sin duda. En Madrid, también son famosos algunos bares de calamares, mejillones... En Salamanca, creo recordar que también.
    Es más lo humano lo que da entidad a estos lugares, que las piedras o las estructuras.
    Un bonito paseo. Nunca he estado en Valladolid... Algún día, sería hermoso tomar un café junto a tí, María, Sendieva y todos los que quisieran unirse... un bonito sueño.
    Un beso, cielo
    Natacha.

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  4. Ay Antiqva, eso que ha dicho Nata, tu no sé, pero yo la tomo la palabra, en el verano del 2009, cuando os acerqueis a Valladolid, a mi Natacha si no viene libremente, me la traigo yo sedada, agarrandola de las hermosas coletas me la traigo!!!!! vamos que nos tomamos un café en esa plaza juntos!!! tengo claro que como esté en mi mano, ese sueño se cumplirá, ¿me apoyas? (es por si luego me denuncia Natacha por secuestro, y por posibles calvas jajajaja)

    Gracias por todas estas palabras, por la hermosa foto, se nota que eres pucelano!!!

    Espero con mucha ilusión que llegue ese día de poder daros un abrazo. Entiendo que los dos sois de Valladolid ¿no?

    Muchos besitos para los dos.
    (estás que no paras de colgar post, que estres!!! jajaja)

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  5. Qué preciosidad de entrada Antiqva. Qué emoción saberte alumno de Delibes, todo un privilegio en sus luces y sus sombras (por los contrastes existentes en las docencias que todos conocemos)
    Inuit no ha estado nunca en Valladolid, pero en cuanto tenga una oportunidad va a ir para rememorar la plaza de Antiqva y algún que otro lugar expuesto.
    Qué gélida sería la plaza en las noches de fin de año.
    Cuando Antiqva va a Valladolid, castellano de pura cepa, y le siente esa melodía sureña, pensarán que el reino de Córdoba lo embrujó.
    Un placer leerle en toda su sensibilidad y sapiencia.
    Inuits

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  6. Sabes Antiqva, mi madre es castellana, de Valladolid, de un pueblito muy pequeño que se llama la Parrilla, un sito fantástico, lleno de pinares y eras, de ovejas y cabras.
    Con unos cielos de infarto y una tierra de un color espectacular.

    Varias veces he estado en esa plaza de la foto y he comprado tortas con embutido en una tienda cercana. Después de leerte estoy deseando volver, y tomarme un verdejo en una bodega y si puede ser, saboreando un buen plato de lechazo.

    Besos

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  7. tienes un souvenir en mi casita para ti.
    quieres venir a buscarlo?
    besos

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  8. Guao.. qué interesante.. Nada mejor que conocer lugares a través de las sentidas palabras de quienes los aman..

    Algún día viajaré a tu país, visitaré la Plaza Mayor de Valladolid y ¡quién sabe! me siente a tomar un café en la misma mesa donde tú y María han estado dos horas antes..

    Sorprendente.. pero no imposible ;)

    Un abrazo ;)

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  9. Gracias por tu participación en mi blog y por esa hermosa inspiración, el poema es precioso y digno de que muchas personas puedan leerlo, me ha encantado.

    Un beso.

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  10. Ahora entiendo que mi ciudad, antes llamanda "Nueva Valladolid" hace honor a su madre patria, ambas son bellas en su estilo.
    Sin duda ha sido un paseo muy íntimo y muy ilustrativo, muchas gracias :)
    Creo que ahora estoy en deuda y tendré que esmerarme en platicarte y "mostrarte" como es mi Morelia.
    Por lo pronto te dejo "otra muestra" de las tradiciones que vivimos en estos días en México para que disfrutes y te rías.
    Un abrazo Amigo querido!

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  11. yo necesitaré imperiosamente que me cuentes de "El Hereje" y de ese profesor tan humano que has tenido.
    Valoro tanto la humanidad como la sabiduría y claridad de conceptos de todos aquellos que transitan espacios en los cuales se deben transmitir conocimientos....

    y siempre me quedaré con las ganas de conocer España, aunque quizás algún día lo concrete, y si no es así, me regocijo y recreo virtualmente paseando por estos lugares.
    Esperaré.
    besos de esperanza.

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  12. Un hermoso paseo me has dado de tu plaza. Preciosa.
    Espero algún día conocerla.
    Y me abriste el apetito!


    Abrazos

    Graciela.

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Gracias, siempre, por tus palabras...