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martes, 4 de agosto de 2009

DONDE MACHADO NACIÓ AL AMOR

Claustro románico de San Juan de Duero

Ermita rupestre de San Saturio

El Duero desde la ermita de San Saturio
Por aquí traza el río su curva de ballesta en torno a Soria
Paralelo al río trascurre el camino por el que Machado y Leonor paseaban

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Imágenes: Antiqva




Antonio Machado, catedrático de Lengua Francesa, llegó a Soria en 1907, cuando contaba 32 años de edad. El 30 de julio de 1909 se casó con Leonor Izquierdo Cuevas, hija de la dueña de la pensión donde Machado había encontrado alojamiento. Cuando la conoció, Leonor era una niña de 15 años. José Tudela dejó escrito: “Antonio era alto, corpulento, fuerte, reposado y de familia burguesa, y Leonor era baja, menuda, muy femenina, nerviosa y de familia humilde.”

Antonio y Leonor fueron felices hasta que la muerte de ella, tres años después del matrimonio, los separó. Leonor “tan breve esposa como musa permanente” dejó una huella indeleble en el alma del poeta. En los momentos en que Leonor, gravemente enferma, caminaba hacia la muerte, pedía Machado un milagro que salvara su vida:

“Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.

Mi corazón, espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.”

El milagro, desgraciadamente, no se produjo, y la jovencísima Leonor falleció. Sería entonces cuando Machado habría de escribir el que para nosotros es su poema más estremecedor:

“Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.”

En estos días pasados Antiqva ha tenido ocasión de recorrer, entre sueños, los lugares por los que dos enamorados, Machado y Leonor, solían pasear. Antiqva ha caminado por las orillas sorianas del Duero, entre las ruinas románicas del monasterio de San Juan de Duero, los vestigios de la Orden del Temple en San Polo y la ermita de San Saturio. Allí, entre las aguas del Duero y los roquedos escarpados que serpentean en sus orillas, leímos algunos poemas a los amigos que nos acompañaban.

Recordemos ahora aquellos versos en los que, tras la muerte de Leonor y estando el poeta en Andalucía, Machado, con el corazón en sueños, evoca a la Soria en la que había nacido al amor. Machado, en su ensoñación, se siente de la mano de Leonor. Cuando salga de ella, se verá solo, caminando entre los polvorientos olivares de Jaén:

“Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños…

¿No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?

Mira el Moncayo azul y blanco: dame
tu mano y paseemos.

Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.”



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8 comentarios:

  1. Hola amigo!

    COnocía la historia de Machado, al igual que conocía perfectamente este poema. Recuerdo que la profesora de literatura nso hizo analizarlo muy concienzudamente.

    Espero que todo este bien, ¿Es así?

    Un abrazo!

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  2. Hermosos los versos de Machado, y la historia de amor tambien, a mi que tanto me gustan, amigo Antiqva eres de lo mas especial.

    Besitos
    Janeth

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  3. De nuevo, lugares impregnados de los fantasmas que lo habitan.. tan claro a veces, que se sienten.
    No se sabe si los amores especiales lo son por que son cortos... o son cortos porque son especiales...
    Un beso, cielo.
    Natacha.

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  4. Ay amigo..

    Pensar que historias así son las que han hecho nacer las obras más bellas... ¿Será que la pérdida y la melanconlía revelan el rincón más bello del alma?

    Me imagino la experiencia que debe haber sido leer la hermosa poesía de Machado en el lugar en que él la concibió...

    Veo las fotos y creo que la ciudad, las orillas del río y los rincones de Soria, están llenos de poesía también.

    Mi cariño de siempre, amigo ;)

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  5. Ese poema me ha arrancado lágrimas más de una vez...
    Un besico.

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  6. Eternamente hermoso el amor que sintió por Leonor.
    Tanto que hasta paseó y vivió con su esencia,con esa alma que se quedó con él hasta su propio final,haciendo que naciesen cosas tan maravillosas como esta.
    Preciosa entrada.
    Besos.

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  7. Por estos campos de la tierra mía,
    bordados de olivares polvorientos,
    voy caminando solo,
    triste, cansado, pensativo y viejo.

    ¡Qué tristes suenan estos versos en boca de nuestro querido Machado!
    Muy buena entrada y preciosas imágenes.
    Tengo que venir con mas tiempo para leer las dos últimas entradas. Sabes que ando como loca con el estudi fotográfico, ;P
    Un abrazo
    Conchi

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  8. Necesario no olvidar al poeta.

    Las fotos son lindas.


    Abrazos.

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Gracias, siempre, por tus palabras...