Cuando murió Antonio Machado, en un bolsillo se le encontró un papel arrugado. En él, escrito a lápiz y junto a otras notas, figuraba un verso destinado, sin duda, a encabezar un nuevo poema que ya no escribiría. Es pues su último verso. No se puede leer sin un escalofrío: Estos días azules y este sol de la infancia...
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Tusón y Lázaro (Literatura del siglo XX)
Mi abuelo Pere era maestro en Barcelona y enseñaba francés, cruzó la frontera del exilio en enero de 1939 y murió en Toulouse en 1974 después de haber ejercido también de maestro allí, enseñando español.
ResponderEliminarNunca volvió a España. Siempre decía que si volvía a España su corazón no lo soportaría.
Cuando murió en la cama de un hospital, una mano la tenía entre las manos de mi abuela y con la otra estrechaba una pequeña fotografía suya, de niño, en la calle Muntaner, de Barcelona.
Mi padre, Pere, quiso vivir y trabajar en Barcelona, y aquí nací yo y aquí vivo, en la calle Muntaner.
La vida....