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domingo, 3 de junio de 2007

TRISTEZA, MUERTE

Vagabundo
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La pasada Semana Santa nos encontramos un pobre animal abandonado. Nos sobrecogía su tristeza. Nos preguntábamos: ¿Cómo serán sus sueños?... ¿Recordará tiempos pasados más felices?...



Desde entonces han pasado varias semanas y hoy, mientras escribo estas líneas, el animal se está muriendo.

La tristeza tenía, al menos, una causa: estaba muy enfermo.

Quizás esa enfermedad fue el motivo de que lo abandonaran.

Tumbado en la sombra no admite siquiera el agua que le ofrecemos.

Ojalá también a él le estén aguardando las hadas silenciosas de la vida que habrán de llevarle hacia un jardín de eterna primavera.

Esta mañana, antes de escribir estas líneas, he estado cavando un hoyo en la huerta, donde su polvo habrá de volver al polvo.

¡Ojalá entonces su espíritu pueda también volar al cielo¡

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