En mayo de 2007 el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha declarado Bien de Interés Cultural el Templo Romano de Córdoba, con la categoría de monumento. El edificio, situado en la calle Claudio Marcelo, se ha fechado en el siglo I de nuestra era y es uno de los mejor conservados de esta época en España. Se piensa que estuvo consagrado al culto imperial.
Se trata de un templo próstilo, con seis columnas en la fachada, de planta rectangular. Se alza sobre un podium al que se accede por una escalinata situada en el lado oriental. Frente a esta se localiza un altar de grandes dimensiones, construido también sobre una plataforma artificial, junto al que hay indicios de la existencia de otra ara que aún no ha sido excavada. Los muros son de sillares de arenisca y algunas de las columnas se reconstruyeron a principios de la década de los 60.
El templo se alzaba sobre un promontorio, sostenido por sólidos contrafuertes, de modo que era pronto divisado por los viajeros que procedentes de la cercana Vía Augusta entraban en la Colonia Patricia Corduba. El efecto propagandístico propio del culto a los emperadores era, en ese sentido, evidente.
Las excavaciones arqueológicas realizadas en el entorno del templo nos hablan de la existencia de un conjunto arquitectónico más amplio en espacios ocupados por construcciones recientes y donde se han documentado contrafuertes del podium y restos de la plaza porticada que rodeaba el templo, junto a otros elementos como cloacas y canalizaciones superficiales de agua. Detrás de la fachada posterior del edificio se localizó un lienzo de muralla, de unos cinco metros de longitud, identificado como parte de la fortificación de la ciudad romana.
El monumento ocupa una extensión aproximada de 1.340 metros cuadrados, con un entorno de protección de 11.500 establecido teniendo en cuenta tanto los criterios de visibilidad como la presencia de restos arqueológicos pertenecientes a la plaza porticada en la que se insertaba el templo.
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