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domingo, 13 de enero de 2008

ASÍ PARECE



Acusado por los críticos literarios de realista,
mis parientes en cambio me atribuyen
el defecto contrario;
afirman que no tengo
sentido alguno de la realidad.

Soy para ellos, sin duda, un funesto espectáculo:
analistas de textos, parientes de provincias,
he defraudado a todos, por lo visto;
¡qué le vamos a hacer!

Citaré algunos casos:
Ciertas tías devotas no pueden contenerse,
y lloran al mirarme.

Otras mucho más tímidas me hacen arroz con leche,
como cuando era niño,
y sonríen contritas, y me dicen:
qué alto,
si te viese tu padre…,
y se quedan suspensas, sin saber qué añadir.
Sin embargo, no ignoro
que sus ambiguos gestos
disimulan
una sincera compasión irremediable
que brilla húmedamente en sus miradas
y en sus piadosos dientes postizos de conejo.
Y no sólo son ellas.
En las noches,
mi anciana tía Clotilde regresa de la tumba
para agitar ante mi rostro sus manos sarmentosas
y repetir con tono admonitorio:
¡Con la belleza no se come! ¿Qué piensas que es la vida?

Por su parte,
mi madre ya difunta, con voz delgada y triste,
augura un lamentable final de mi existencia:
manicomios, asilos, calvicie, blenorragia.

Yo no sé qué decirles, y ellas
vuelvan a su silencio.
Lo mismo, igual que entonces.
Como cuando era niño.
Parece
que no ha pasado la muerte por nosotros.

Ángel González (Así parece)

3 comentarios:

  1. Precioso texto de Ángel Gonzalez. Sin duda, la mejor manera de hacer hoy su duelo, es leyéndolo siempre y no olvidándolo nunca.

    Besos

    Irene

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  2. Irene: Sin duda, algo de él quedará en todos nosotros...

    Tan grande, tan modesto, tan de la calle...

    Un abrazo

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  3. Bello homenaje...Con muchos versos me siento identificado, como si hablara de mi vida.

    Saludos.

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Gracias, siempre, por tus palabras...