EL FARAÓN NIÑO

Hace unos años, estando de vacaciones en Castilla, paseando por la calle Platerías, de Valladolid, casi al lado de la iglesia de la Cruz, tuvimos oportunidad de hacernos con una escultura de clara inspiración egipcia, cuya imagen hemos reproducido más arriba. La compramos en una pequeña tienda de artículos de decoración y regalo en la que, siempre que vamos, terminando adquiriendo algún detalle decorativo, generalmente cerámica, que nos sirve luego de recuerdo. Es una tienda con buen gusto, que ofrece cosas atractivas a precios razonables y que en absoluto está especializada en piezas egipcias. De hecho, si están especializados en algo lo es más bien en cerámica de tipo castellano. Esta imagen egipcia no era sino una excepción dentro del conjunto de existencias dispares que ofrecía este pequeño comercio.

Compramos la imagen, en la que se representa a una mujer con un niño en brazos, por la intensa belleza que, a nuestro juicio, desprende la misma, sin tener ningún tipo de certeza de su posible inspiración egipcia. Nos parecía más bien una obra de algún artesano moderno que con ella estaba evocando el mundo egipcio pero con una visión tan idealizada que no parecía chocar bien con el propio arte de ese milenario país.

Pero, en fin, la obra en sí misma nos parecía –y nos parece- muy bella y por eso la compramos en aquel viaje, realizado hace ya varios años.

De regreso a Córdoba, cuando fueron pasando los meses, fue creciendo en mi el interés por llegar a conocer si esa imagen podría ser una copia de algún posible modelo egipcio, para mi desconocido, o por el contrario no era sino un invento de ese moderno artesano que la había ideado.

Objetivamente, en la imagen podemos distinguir como elementos más destacados:

- La mujer, estilizada y bellísima, está sentada en actitud hierática en un pequeño trono que reproduce un modelo egipcio, en tanto que su peinado, su pectoral y su vestido tienen, igualmente, esa misma inspiración.

- Sobre los muslos de la mujer, está sentado un niño que, sin duda, es un faraón (tanto por el gorro que cubre su cabeza, protegido por la “ureus”, serpiente cobra que emite fuego para defender al rey, como por el fragelo que porta en su mano).

- Estamos, pues, ante una dama sobre la que reposa un faraón, representado en cuanto niño. Ambos se miran a los ojos, y la mujer protege con sus manos la nuca del niño y uno de sus codos.

- Elemento de especial interés, que confirma que estamos ante un faraón, es que los pies del niño están apoyados en un grupo de hombres, que se muestran arrodillados, en actitud de total sumisión y atados los brazos por detrás. En la hilera superior, el artesano ha reproducido un grupo de aspecto negroide, en tanto que en la inferior están diversos hombres que tienen barba, posiblemente asirios. Se nos brinda, pues, la imagen del faraón vencedor de los enemigos de Egipto (los negros y los asiáticos), que están rendidos a sus pies.

- Al otro lado de la imagen, se encuentra la representación de un perro o chacal, animal protector, posible símbolo de Anubis, que está tendido sobre sus cuatro patas

En suma, hasta aquí, una imagen bellísima, que además procede de las manos de alguien que conocía, sin dudas, las singularidades del simbolismo del arte egipcio. La gran pregunta era ¿sería una pura invención o la copia de alguna pieza realmente egipcia?

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