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miércoles, 3 de octubre de 2007

ACERCÁNDOME


Quisiera creer que la vida
no es sino un camino
en el que el hombre
se va acercando, cada vez más,
a sí mismo.

Me acercan a mí mismo
las estrellas,
imperecederas, inmortales.

Me acercan a mí mismo
las nubes,
las maravillosas nubes.

Me acercan a mí mismo
el Sol y la Luna,
cuya luz ilumina las tinieblas.

Me acercan a mí mismo
nuestras conversaciones sobre lo Eterno.

Me acercan a mí mismo
las palabras que escribo,
¿las leerán otros?

Me acercan a mí mismo
las palabras de los hombres.
Con ellas nos transmiten sus esperanzas.

Me acercan a mí mismo
los versos que otros escribieron.
A veces, parece que fueron escritos para mí solo.

Me acercan a mí mismo
los recuerdos de mis padres, que sueñan,
y las vivencias con mis hermanos.

Me acercan a mí mismo
los paseos entre los naranjos.
¡Qué inmensa delicia!

Me acercan a mí mismo
las muestras de cariño de los hombres,
tan infrecuentes,
tan inusuales.

Me acercan a mí mismo
los años pasados,
que vamos acumulando en nuestro ser.

Me acercan a mí mismo
los recuerdos de la infancia,
cuando, entre sueños,
caminábamos de la mano de nuestra madre.

Me acercan a mí mismo
las piedras,
en las que late la vida.

Me acercan a mí mismo
los murmullos de los pájaros,
tan cantarines, tan presurosos.

Me acercan a mí mismo
las flores
¿Quién te enseñó, Dios mío, a hacer las flores?
cantó hace siglos un hombre.

Me acercan a mí mismo
las miradas huidizas de los gatos,
en los que duerme una fiera
a la que podemos acariciar.

Me acercan a mí mismo
las sonrisas de nuestras hijas.
Gracias, Dios mío.

Me acercan a mí mismo
tus besos,
tus dulces besos.

Me acercas a mí mismo
Tú.

1 comentario:

  1. ¡Hermoso!
    Solo estando cerca se puede escuchar latir el propio corazón.
    Como me ha gustado! Gracias por compartir..
    Le dejo un saludo.

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Gracias, siempre, por tus palabras...