Cuando la señora P. se miró en el espejo se dio cuenta, sorprendida, que el rostro que le devolvía la mirada no era el suyo propio, sino el de su madre.
Comentado el asunto con su esposo, este no manifestó ninguna extrañeza por ello.
Comentado el asunto con su esposo, este no manifestó ninguna extrañeza por ello.
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