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lunes, 4 de agosto de 2008

CONIMBRIGA

Reconstrucción del patio de una villa romana de Conimbriga. El patio, rodeado por una galería porticada, integraría bellos jardines y estanques. En torno a ese patio, se articulaban las distintas habitaciones de la villa.



Lucerna romana de barro adquirida en el museo de Conimbriga, en el que se expone la pieza original. Una divinidad alada sostiene en sus manos una medalla y una espiga con las que se desea prosperidad a su poseedor.


Todo sugiere que los portugueses consideran a la ciudad de Coimbra la capital cultural de su país. Es una ciudad, dicen, especialmente “romántica”, que destaca por su ambiente “universitario”, cuyos fundamentos se remontarían a los tiempos del siglo XII, cuando –tras la Reconquista- con la construcción de un nuevo puente sobre el río Montego y la erección del monasterio de la Santa Cruz habría de comenzar una etapa de esplendor para la ciudad.

La Universidad de Coimbra, que hace que muchos consideren a esta ciudad como la “Atenas portuguesa”, habría sido fundada algo después, en 1230, por el rey don Dinis y desde entonces parece que sucesivas generaciones de estudiantes habrían ido perfilando el estilo de vida y la fama de Coimbra.

Con estos antecedentes, cuando visitamos la ciudad en julio pasado la verdad es que uno, esperanzado, confiaba encontrarse con algo similar a nuestra querida Salamanca castellana. Pensábamos que el recorrido por Coimbra iba a ser uno de los “platos fuertes” del itinerario que estábamos realizando por las tierras de Portugal.

Pues bien, nos equivocábamos. A medida que fuimos conociendo Coimbra, tomamos pronto conciencia de que actualmente las huellas de su pasado esplendoroso han quedado diluidas en un contexto de decadencia y suciedad. Nos llamó poderosamente la atención el pésimo estado de conservación de las zonas universitarias “más nobles” de Coimbra: suelos en mal estado, desconchones en las paredes, los azulejos de las paredes rotos en miles de pedacitos… y sobre todo, una sensación inmensa de suciedad y abandono que lo invadía todo.

En fin, que lo más grato que recordamos de Coimbra es el paseo que hicimos por lo que es su centro comercial, en donde –al menos- el abandono no es tan evidente. Los monumentos de su casco histórico, por el contrario, tenían adherida una capa de “mugre”, que no dejaba de llamarnos la atención.

El resto de la jornada, ya por la tarde, tras el almuerzo, lo dedicamos a visitar el yacimiento arqueológico de Conimbriga, en donde estuvo asentada la antigua ciudad romana, conocida en sus primeros momentos como Aeminium. Sus vestigios están situados a pocos kilómetros de Coimbra y merece la pena su visita, ya que las partes más nobles de la ciudad, es decir las lujosas mansiones en las que residieron los patricios, han sido adecuadamente restauradas y se manifiestan en un atractivo estado de conservación, adornadas con abundantes jardines.

Pudimos completar la visita a las propias ruinas de Conimbriga con la que realizamos también a su modesto pero atractivo museo arqueológico, en el que –como siempre que tenemos ocasión- compramos una pieza cerámica, con cuya imagen hemos “ornamentado” estas palabras. Se trata de una lucerna romana de barro, de una sola piquera, que nos brinda uno de los temas usuales en este tipo de piezas: una diosa alada que porta una gran espiga en su mano izquierda y nos enseña una medalla que sujeta con su mano derecha. Todo ello es símbolo y deseo de prosperidad y lo usual es que en la medalla existiera alguna inscripción confirmatoria de ese deseo.

En suma, no nos gustó nada el estado de conservación del casco histórico de Coimbra; nos llamó la atención la razonable “buena presencia” de algunas de las villas más nobles de Conimbriga, y nos encantó –finalmente- la bella lucerna de barro que pudimos adquirir en su interesante museo arqueológico.

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7 comentarios:

  1. No conzozco Portugal pero siempre que he hecho el intento de ir, personas cercanas me decían lo mismo que tu has expuesto, quizás por eso me tiraba a otra opción como casi siempre mi cantabria...

    La primera foto me encanta, porque a mi esos lugares me trasmiten algo especial, las ruinas de sitios donde puedes dejar volar la imaginación, o donde te comentan lo que hubo, me encanta!!!

    La segunda que decirte!!! soy adicta a esa clase de adornos, aunque donde vivo no tengo mucha opción para ponerlos, pero aún así me encantan, me alegro de que lo pasarais bien, y os llevarais ese bonito recuerdo, aunque sea triste el estado de las cosas por allí, veo que ni con el paso de los años eso cambia a mejor, sino que por pasar esos años y no poner remedio vaya a peor...

    Un abrazo fuerte para los dos.

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  2. Como me gustaría poder ir allí. Es realmente interesante lo que nos cuentas esta noche.

    Te mando un cálido abrazo (por si no tienes suficiente con esta terrible ola de calor).

    Cuidate.

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  3. De dulce y de agraz tu viaje, que lástima la falta de cuidado y limpieza en la ciudad que visitaste...
    Saludos
    Chau

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  4. Bueno leerte es un placer porque acostumbro a visitar el país hermano varias veces y desde luego en vacaciones.

    Pero no, no conozco Coimbra.

    Saludos.

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  5. Siempre me han hablado así de Portugal y la verdad, es que al final, no hemos ido.Tú nos la presentas de forma parecida,pero sabiendo extraer las cosas lindas, como siempre.
    Y es que no hay nada mejor que querer ver la belleza en cualquier lugar.
    Gracias por ello.
    Besos.

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  6. HAce muchos años que estuve en Coimbra y en cualquier caso fue de pasada, por lo que no recuerdo demasiado bien el estado en el que estaba.

    Creo que en Portugal después de unos pocos años en los que el dinero de Comunidad ayudó, ahora vuelve a estar todo muy abandonado. Una lástima, porque hay mucha historia tras los azulejos.

    Muy bella la lucerna.

    Un abrazo.

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  7. Suele pasar que se conocen más lugares remotos que los cercanos.En mi caso no he tenido el gusto de conocer Portugal.

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Gracias, siempre, por tus palabras...