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jueves, 22 de noviembre de 2007

ALABANZA DE NEFERTARI


La princesa, rica en alabanzas, dueña de la gracia,
dulce de amor, Soberana de los Dos Países (1),
la bella, cuyas manos sostienen los sistros (2),
la que alegra a su padre Amón (3).

La muy amada que lleva la corona,
la cantante del rostro hermoso, la gloriosa con dos plumas,
la más grande del gineceo del Señor del Palacio,
aquella cuya palabra os hace feliz.

Todo lo que pide por ella se hace,
toda cosa bella adviene según su corazón (4),
todas sus palabras traen la dicha a los rostros,
se vive de oír su voz (5).

Notas aclaratorias

- Hemos utilizado la traducción de Borja Folch (Cantos de amor del antiguo Egipto). Libros Tauro.

1) Nefertari, mujer de inteligencia y belleza excepcional, era la esposa de Ramsés II y por tanto soberana de los Dos Países: el Alto y el Bajo Egipto.

2) El sistro era un instrumento musical, del tipo de un sonajero, que se utilizaba en las danzas y rituales religiosos egipcios. Producía un sonido frenético que favorecía el éxtasis de las danzantes.

3) Amón era la divinidad esencial en el panteón del Reino Nuevo.

4) En los últimos versos se establece un claro paralelismo entre la divinidad, entendida como fuente de la creación y Nefertari. En efecto, el acto de la creación comenzó cuando la divinidad primigenia, Atum, con la que Amón se asimilaba, concibió en su corazón el deseo de que todo comenzara a existir. Una vez que el corazón de la divinidad tuvo ese deseo, bastó que utilizando la magia inmensa de la palabra Atum fuese diciendo los nombres de las cosas para que estas fueran surgiendo. De modo similar, en el texto se nos viene a decir que las cosas bellas existen una vez que el corazón de Nefertari las desea y su boca pronuncia sus nombre.

5) Los egipcios vivían gracias al verbo de la divinidad, al que aquí se asimila la voz de Nefertari. Pensamos que pocas veces el poeta ha sabido hacer tan inmensa alabanza de una mujer: todo lo bello existe gracias a que Nefertari lo ha deseado y ha pronunciado su nombre.

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