El hombre escribía versos mediocres y cuentos extraños solamente para él.
Un día, alguien entró en el blog y dejó un mensaje de felicitación, tan cortés como cálido.
El hombre creyó enloquecer.
Un día, alguien entró en el blog y dejó un mensaje de felicitación, tan cortés como cálido.
El hombre creyó enloquecer.
Escribir es como lanzar un boomerang, que siempre regresa. Si lo que se escribe es bueno, lo que regresa bueno será.. en fín como la vida supongo.
ResponderEliminarLeo con gusto, y siempre ávida de más cuentos mínimos,
Un abrazo querido Amigo!
Querida "lectora de Cuentos mínimos", ¡gracias! ¡gracias! por leer esos cuentos extraños, que aquel hombre escribía para él mismo.
ResponderEliminarVeo que terminaré enloqueciendo...
¡Ja, ja, ja....
Gracias
Un abrazo, amiga